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“El arte suaviza las heridas”

Martes, 12 de noviembre de 2013 12:09

¿Cuál es el sentido o el aporte que pueda llegar a significar el escribir una obra de teatro documental?

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¿Cuál es el sentido o el aporte que pueda llegar a significar el escribir una obra de teatro documental?

Yo siempre lo primero que digo para liberar la escritura, es que nosotros no estamos trabajando con un método científico sino artístico, y que nuestra verdad siempre va a ser un recorte poético. Lo que hablamos también en este taller es que la verdad en el arte, es el efecto que provoca en el espectador. De por sí el teatro tiene la capacidad del ritual, de congregar actores y público en un mismo espacio, para asistir, y esa forma de asistir también participar. Cuando se trabaja con lo documental, de por sí hay un contrato previo de que al público le interesa esa temática, y el trabajo performático, la acción real -porque el teatro siempre es acción real, aun que estamos asistiendo a una ficción, están los actores con sus cuerpos reales, sus emociones, etc.- genera una vivencia en el espectador. Es una vivencia que atravesamos todos, actor, escritor, espectador, y de alguna manera esa forma de ficción es una forma que tiene más elementos de ritual, se vuelve a convocar a la memoria, al recuerdo, y eso es lo que estamos compartiendo todos. Así es que hay en la experiencia, unas implicancias emocionales que el teatro provoca, que no digo que las otras artes no, pero esta performance de los cuerpos en presencia tiene un valor agregado en la emoción, en la tensión, en lo que se vive. El teatro también siempre provoca un poco de miedo, o mejor dicho vértigo, en dos sentidos: no es lo mismo que una película que si a uno no le gusta cambia el canal, o se va del cine, porque en el teatro eso no sucede, uno se siente más comprometido; y también al hacer teatro, uno sabe que está en esa situación y el miedo va más allá de eso. El miedo es una especie de vértigo por saber, qué va hacer, cómo lo va a contar, qué me va a contar, cómo lo va a encarar el actor,. El espectador siempre está viendo cómo sigue, cómo sale, cómo fluye, y por eso yo creo que el teatro tiene esto de llegar, ver teatro y al mismo tiempo pensar teatro.


¿Qué temas trataste en tus obras de este tipo documental?

Yo traté temas más de corte documental o basada en hechos reales. Escribí con otros dos dramaturgos una obra de teatro que se llama “Proyecto Barón Biza, descendencia y caída”, y es un recorte de la historia de la familia Barón Biza. Nosotros trabajamos leyendo una novela que escribió Jorge Barón Biza, y buscando mucho material de archivo, de internet, de diarios, de libros, libros que escribió Raúl (el padre de Jorge), y a partir de ahí decidimos ubicarnos en dos personajes que nos interesaban más de esta historia; Jorge Barón Biza, el novelista; y su madre Clotilde Sabatini, pedagoga, mujer de política. Hicimos ese recorte de la historia, tomamos el punto de vista de Jorge y la fuerte presencia de su madre.
Desde el comienzo de la escritura, nosotros trabajamos con el que más empatía emocional nos provocaba, o sea, nos interesaban las figuras de ellos dos porque nos parecían dos personas con muchos valores, socialmente hablando Jorge fue un gran crítico de arte que terminó escribiendo una novela muy fuerte; y ella también tuvo una vida social muy importante pensando en la educación y sur elación con la mujer, su posible inserción laboral.

En ese caso, ¿ustedes como autores que se proponían al comenzar a investigar, contar la historia, promover los valores de estos personajes, u otra cosa?

El concepto de realidad hay que tomarlo con pinzas,. Nuestra historia tiene mucho con nuestra imaginación y nuestra ficción. Uno toma de los personajes reales, lo que a uno lo emociona de ellos, pero también a partir de algunos núcleos potentes, desarrollamos nuestra ficción. Además el teatro tiene que condensar, quizás hay que contar algo que sucedió a lo largo de veinte años, en cinco minutos. Entonces no es la realidad, sino que es una poetización de la realidad. Pero sí apuntamos, a hacer un tributo a Jorge Barón Biza, porque lo descubrimos como escritor, y encontramos en su obra una novela de esas que te marcan por encontrar de alguna manera una identificación con sentimientos, muy humanos, o la imposibilidad que sentimos cuando conocemos personajes que han vivido cosas tan trágicas, al decir “cómo pudo seguir después de esto”. También en la obra quisimos trabajar con este interrogantes, cómo una persona que atravesó una historia tan trágica (su padre le tiró ácido en la cara a su madre y luego se mató), pudo transformar todo en una novela tan hermosa. Nos hacíamos preguntas en relación, a la vida, al arte, a lo que el arte de alguna manera aporta. Yo creo que el arte hace más soportable la vida, que permite acercarnos de otro modo a la realidad.

En el caso e “La Noche del Apagón”, ¿qué recomendación le harías a quienes se apresten a escribir una obra sobre esto?

Las dos recomendaciones que les haría es que se planteen esta frase de Bertolt Bretch que yo les propuse al comenzar el taller que dice “talento es interés”. Es decir que uno va a poder escribir sobre hechos y realidades complejas, sólo si empieza a indagar, a leer, a escuchar, a mirar fotos, es como entrar en una contaminación, en una inmersión con este mundo; y luego, si se da el tiempo de este trabajo artesanal que es la escritura del teatro, que es escribir una escena, revisarla, dejarla dormir, escribir otra, revisarla, dejarla dormir, a la tercera empezar a encontrar las conexiones que se dan entre esas tres escenas, etc. Darse ese tiempo de un proceso orgánico, amoroso, siempre digo que hay que salir de los paradigmas de un sistema capitalista donde lo que importar es producir a cualquier precio. Nosotros como escribientes, como artistas, debemos buscar la forma de acercarnos a la realidad sobre la que queremos hablar, de dejarnos modificar, persuadir, entrar en contacto, crear los interrogantes, y después de ese proceso, empezar a genera una respuesta y darle tiempo a eso. Ese tiempo, la más de de las veces, son meses. Por más que una obra de teatro tenga solo quince páginas, posiblemente se hayan terminado de escribir en cinco meses, porque el teatro tiene esto que nosotros vamos a contar historias que no tienen ni la extensión de la narrativa, ni tampoco lo instantáneo y corto de la poesía, es algo que está en el medio. Tenemos que trabajar poéticamente con nuestras emociones, con la sonoridad de la escritura, escuchando las voces de los personajes por ejemplo. Hay todo un trabajo muy sensorial, y por otro lado, otro muy estructurante de ver cuál es la historia que quiero contar, cómo va a ser esa narración, desde qué punto voy a arrancar, y todo eso lleva tiempo.

¿Cómo pensas que puede llegar a influir en las obras que se produzcan de La Noche del Apagón, todo esto que está pasando, teniendo en cuenta que transcurrimos un tiempo en el que se está hablando mucho más del tema, y que estamos en medio de los juicios por los delitos de lesa humanidad? ¿Cómo convives una creación artística, con esta actualidad?

Es muy importante que ahora se hayan multiplicado los espacios de la memoria, los espacios para hablar. A mí me parece que esto podría ser parte del mismo fenómeno. No tiene por qué estar separado el arte, de la vida. Está sucediendo esto de que hay un proceso nacional de búsqueda de la memoria, y de manera constante, porque no es que esto vaya a terminar, es algo que nos va a atravesar siempre a los argentinos y nuestra historia. Esto va a atravesar generaciones, y el arte debe formar pare de este movimiento. Es más me parece que es un momento muy propicio, para que se den estos encuentros entre las organizaciones de derechos humanos, los artistas, los gestores culturales, la gente, la unidad del barrio , la escuela. Yo creo fuertemente que el artista debe hacer lo que dice un autor que yo sigo muchísimo y que habla de “traducir el ruido del mundo”, el arte ya no puede estar en la torre de marfil, esa idea romántica de estar aislados y conectarnos los artistas solos con una idea de intimidad propia, original, porque en definitiva nuestra sensibilidad tiene que ver con el adentro y con el afuera. Cómo podemos comunicar ese adentro y ese afuera.

Con este tema en particular, de la historia del proceso militar en nuestro país, pareciera que las víctimas o los familiares de las víctimas sienten contención en el arte, porque se prestan y brindan información y colaboración para que los artistas puedan trabajar. ¿Es así?.

Puede ser, porque otra cosa que es importante es que el arte tiene que poder dar una respuesta tan compleja como la realidad. De ninguna manera, el arte debería con una metáfora, achicar la complejidad y el espesor de los hechos, pero al mismo tiempo, esta idea que de alguna manera sana, es cierto, porque el arte trabaja con las heridas y las hace más suaves porque permite que lo que no se pueda poner en palabras, se pueda poner en imágenes, en climas, en sensaciones. El arte nos permite trabajar con lo sensorial, y da lugar a los vacíos que todavía no se pueden nombrar porque no se pueden entender. Esa sería la idea de identificación y catarsis, volver a vivir ese sentimiento personal, pero de manera colectiva, entonces hay un alivio.