Desde el día previo una gran cantidad de devotos comenzó el lento peregrinar rumbo al santuario, algunos caminaron por horas, otros avezados se animaron a cruzar el río Grande, que por las copiosas lluvias venía con un gran caudal. Y con el cansancio a cuestas, pero con gran regocijo en el alma, llegaron a depositar a los pies de María sus pesares y alegrías.
A temprana hora, comenzó la primera misa, tras lo cual inició la larga procesión por la ruta provincial N§ 1, hasta llegar a la finca El Chaguaral, donde según cuentan, apareció la imagen. Una jornada nublada y una pesada resolana hizo sentir la humedad y el calor, la que era apaciguada por una brisa que corría cada tanto.
Celebración central
El padre Marcelo compartió la experiencia de haber peregrinado junto a la imagen de la Isla del Medio, y luego acompañando a los peregrinos que se dirigían a Chaguaral.
"Es una fiesta importante, un acontecimiento de fe que congrega a una multitud, tuve la oportunidad de hablar con las familias que llegaron a la noche, algunos peregrinan desde hace 38 años y hoy llegan acompañados por sus hijos y sus nietos y estamos ante la presencia de una fe fundante, que se transmite de generación en generación y eso es destacable. Es importante que los adultos vayamos transmitiendo la fe de esa manera, María nos convoca, nos llama y nos toca a nosotros transmitir esa fe", dijo.
Cuenta la tradición que en 1928, un lugareño que realizaba un desmonte en la zona, de apellido Saiquita, avistó en un antiguo algarrobo, una imagen pequeña de la Virgen con un hermoso rostro moreno. Tomó entre sus manos la imagen y la llevó a su casa, luego comunicó a los sacerdotes de San Pedro del misterioso hallazgo. Con el transcurrir del tiempo, las comunidades del lugar hicieron una colecta para que la Virgen fuera llevada hasta el Santuario de Catamarca. Fue Saiquita quien asumió el compromiso de venerarla y hacer conocer la Palabra de Dios, aceptando el nombramiento de esclavo de la Virgen. En sus comienzos, el culto a la Santísima Virgen, se llevaba a cabo en la Finca El Chaguaral. La imagen era trasladada hasta La Esperanza y la acompañaban los peregrinos y bandas de sikuris. Partían el 7 de diciembre en horas de la mañana y llegaban al anochecer, pero al día siguiente, con gran sorpresa descubrían que la imagen de la Virgen, no estaba allí. Cuando regresaban a El Chaguaral, la imagen estaba en el lugar de siempre. Fue sin dudas, la solicitud milagrosa de la Virgen.
En los primeros años la imagen estuvo bajo la custodia de familias como los Belmonte, Ruíz, Orellana entre otras residentes en la Finca, a 2 kilómetros de Rodeíto. Con el paso del tiempo la devoción fue creciendo y al mismo tiempo, Rodeíto fue cobrando aspecto pueblerino por lo que se decidió levantar allí una capilla y se concretó en 1975.
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Desde el día previo una gran cantidad de devotos comenzó el lento peregrinar rumbo al santuario, algunos caminaron por horas, otros avezados se animaron a cruzar el río Grande, que por las copiosas lluvias venía con un gran caudal. Y con el cansancio a cuestas, pero con gran regocijo en el alma, llegaron a depositar a los pies de María sus pesares y alegrías.
A temprana hora, comenzó la primera misa, tras lo cual inició la larga procesión por la ruta provincial N§ 1, hasta llegar a la finca El Chaguaral, donde según cuentan, apareció la imagen. Una jornada nublada y una pesada resolana hizo sentir la humedad y el calor, la que era apaciguada por una brisa que corría cada tanto.
Celebración central
El padre Marcelo compartió la experiencia de haber peregrinado junto a la imagen de la Isla del Medio, y luego acompañando a los peregrinos que se dirigían a Chaguaral.
"Es una fiesta importante, un acontecimiento de fe que congrega a una multitud, tuve la oportunidad de hablar con las familias que llegaron a la noche, algunos peregrinan desde hace 38 años y hoy llegan acompañados por sus hijos y sus nietos y estamos ante la presencia de una fe fundante, que se transmite de generación en generación y eso es destacable. Es importante que los adultos vayamos transmitiendo la fe de esa manera, María nos convoca, nos llama y nos toca a nosotros transmitir esa fe", dijo.
Cuenta la tradición que en 1928, un lugareño que realizaba un desmonte en la zona, de apellido Saiquita, avistó en un antiguo algarrobo, una imagen pequeña de la Virgen con un hermoso rostro moreno. Tomó entre sus manos la imagen y la llevó a su casa, luego comunicó a los sacerdotes de San Pedro del misterioso hallazgo. Con el transcurrir del tiempo, las comunidades del lugar hicieron una colecta para que la Virgen fuera llevada hasta el Santuario de Catamarca. Fue Saiquita quien asumió el compromiso de venerarla y hacer conocer la Palabra de Dios, aceptando el nombramiento de esclavo de la Virgen. En sus comienzos, el culto a la Santísima Virgen, se llevaba a cabo en la Finca El Chaguaral. La imagen era trasladada hasta La Esperanza y la acompañaban los peregrinos y bandas de sikuris. Partían el 7 de diciembre en horas de la mañana y llegaban al anochecer, pero al día siguiente, con gran sorpresa descubrían que la imagen de la Virgen, no estaba allí. Cuando regresaban a El Chaguaral, la imagen estaba en el lugar de siempre. Fue sin dudas, la solicitud milagrosa de la Virgen.
En los primeros años la imagen estuvo bajo la custodia de familias como los Belmonte, Ruíz, Orellana entre otras residentes en la Finca, a 2 kilómetros de Rodeíto. Con el paso del tiempo la devoción fue creciendo y al mismo tiempo, Rodeíto fue cobrando aspecto pueblerino por lo que se decidió levantar allí una capilla y se concretó en 1975.