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La construcción del conocimiento siempre es conjunta

Martes, 13 de diciembre de 2016 01:30
DIÁLOGO DE SABERES HERNANDEZ LLOSAS Y SANTOS MENDOZA.
La arqueóloga María Isabel Hernández Llosas es la directora del equipo interdisciplinario que participó de esta experiencia de diálogo de saberes.

La investigadora del Conicet con lugar de trabajo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires dijo que "empecé a trabajar en esta región en el año 1978, como estudiante, y hasta el día de hoy continúo haciendo trabajos en las nacientes de la Quebrada de Humahuaca".
Explicó que "cuando empezamos, la idea que teníamos de la arqueología regional era bien distinta a la que tenemos hoy. Nuestra generación trató de tener preguntas más explicativas que la arqueología previa, que era más descriptiva".

"Una de las ideas del proyecto que inicié en la década del ochenta, era ver el rol de las quebradas altas con respecto a la Quebrada troncal, y cómo había variado la ocupación humana a través del tiempo", subrayó más adelante.

Este trabajo la llevó a estudiar el arte rupestre, del que sostuvo "es más profuso en estas quebradas que en la troncal. Desde que inicié mi carrera, hay mucha más información, muchos más datos, y distintas líneas teóricas que tratan de explicar el proceso humano".
"Sin embargo, sabemos más de momentos tardíos que de momentos tempranos. Los pucarás están ahí, se ven, y se investigan desde Eric Boman, en 1908. Pocos empezaron a trabajar con los momentos más tempranos, que son vestigios más difíciles de encontrar, y entonces la cantidad de información es menor".

Hernández Llosas puso de relieve que "en la década del noventa, en Estados Unidos, hay un movimiento muy importante desde los pueblos nativos, en el que piden a los museos que se les devuelvan los restos humanos".

"Desde entonces hay un quiebre a nivel internacional en que los pueblos originarios interpelan a la ciencias, y así nacen nuevas ideas de patrimonio".
Las relaciones entre el saber científico y la comunidad, aclaró, "quedan más en criterio de cada grupo de investigación".

" Para mí la construcción del conocimiento siempre es conjunta, y cada uno parte de modos de conocimiento diferentes, porque el arqueólogo debe excavar, analizar, procesar y después va a dar un resultado, en tanto que el poblador local tiene la memoria de la tradición oral más el riquísimo conocimiento del entorno".

Entonces, la especialista apuntó que "la riqueza de poder sumar esos conocimientos. Son formas de ver el mundo distintas que, si se complementan, pueden aportarse una a la otra. Siempre buscamos interactuar con la gente local, y lo logramos a escala individual, pero esta vez pudimos hacer algo que quisimos desde el principio, y es interactuar a un nivel más comunitario. Las actividades de esta semana fueron muy productivas, con mucha gente y con un entusiasmo que yo no había vivido nunca en esta zona".

Así, agregó que este diálogo con los vecinos trescruceños se da "en el marco de nuestro proyecto por entender los cambios y las continuidades a través del tiempo, desde 10.700 años, que es el poblamiento temprano, hasta la conquista española y la colonia, y hacerlo desde la continuidad de ese vínculo entre la gente, su tierra y su ambiente".

Culminó diciendo que "hasta en las prácticas rituales actuales queda ese hilo conector con el pasado que a lo mejor no es consciente, pero hace que todo nuestro presente sea un resultado de ese pasado acumulado. Por eso manejamos la categoría de paisaje cultural continuo, y pescar esa articulación entre el presente y el pasado más remoto es lo que busca la antropología y la arqueología, acaso sólo para explicar por qué hacemos lo que hacemos".
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La arqueóloga María Isabel Hernández Llosas es la directora del equipo interdisciplinario que participó de esta experiencia de diálogo de saberes.

La investigadora del Conicet con lugar de trabajo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires dijo que "empecé a trabajar en esta región en el año 1978, como estudiante, y hasta el día de hoy continúo haciendo trabajos en las nacientes de la Quebrada de Humahuaca".
Explicó que "cuando empezamos, la idea que teníamos de la arqueología regional era bien distinta a la que tenemos hoy. Nuestra generación trató de tener preguntas más explicativas que la arqueología previa, que era más descriptiva".

"Una de las ideas del proyecto que inicié en la década del ochenta, era ver el rol de las quebradas altas con respecto a la Quebrada troncal, y cómo había variado la ocupación humana a través del tiempo", subrayó más adelante.

Este trabajo la llevó a estudiar el arte rupestre, del que sostuvo "es más profuso en estas quebradas que en la troncal. Desde que inicié mi carrera, hay mucha más información, muchos más datos, y distintas líneas teóricas que tratan de explicar el proceso humano".
"Sin embargo, sabemos más de momentos tardíos que de momentos tempranos. Los pucarás están ahí, se ven, y se investigan desde Eric Boman, en 1908. Pocos empezaron a trabajar con los momentos más tempranos, que son vestigios más difíciles de encontrar, y entonces la cantidad de información es menor".

Hernández Llosas puso de relieve que "en la década del noventa, en Estados Unidos, hay un movimiento muy importante desde los pueblos nativos, en el que piden a los museos que se les devuelvan los restos humanos".

"Desde entonces hay un quiebre a nivel internacional en que los pueblos originarios interpelan a la ciencias, y así nacen nuevas ideas de patrimonio".
Las relaciones entre el saber científico y la comunidad, aclaró, "quedan más en criterio de cada grupo de investigación".

" Para mí la construcción del conocimiento siempre es conjunta, y cada uno parte de modos de conocimiento diferentes, porque el arqueólogo debe excavar, analizar, procesar y después va a dar un resultado, en tanto que el poblador local tiene la memoria de la tradición oral más el riquísimo conocimiento del entorno".

Entonces, la especialista apuntó que "la riqueza de poder sumar esos conocimientos. Son formas de ver el mundo distintas que, si se complementan, pueden aportarse una a la otra. Siempre buscamos interactuar con la gente local, y lo logramos a escala individual, pero esta vez pudimos hacer algo que quisimos desde el principio, y es interactuar a un nivel más comunitario. Las actividades de esta semana fueron muy productivas, con mucha gente y con un entusiasmo que yo no había vivido nunca en esta zona".

Así, agregó que este diálogo con los vecinos trescruceños se da "en el marco de nuestro proyecto por entender los cambios y las continuidades a través del tiempo, desde 10.700 años, que es el poblamiento temprano, hasta la conquista española y la colonia, y hacerlo desde la continuidad de ese vínculo entre la gente, su tierra y su ambiente".

Culminó diciendo que "hasta en las prácticas rituales actuales queda ese hilo conector con el pasado que a lo mejor no es consciente, pero hace que todo nuestro presente sea un resultado de ese pasado acumulado. Por eso manejamos la categoría de paisaje cultural continuo, y pescar esa articulación entre el presente y el pasado más remoto es lo que busca la antropología y la arqueología, acaso sólo para explicar por qué hacemos lo que hacemos".
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