¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

24°
23 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Trancabalanca: Un análisis conjetural

Lunes, 02 de enero de 2017 10:00

El comienzo de un nuevo año, es apenas la caída de una hoja del almanaque y la aparición de la siguiente. Pero los seres humanos, en nuestra endeblez, necesitamos aferrarnos a la esperanza de que un nuevo comienzo, podría traer consigo la concreción de los sueños soñados durante tanto tiempo, y convertir en realidad las esperanzas que nos sostienen con fuerzas a pesar de todo. En el periodismo, todo eso se llama conjeturar, tratar de mirar la cosa pública, buceando debajo del agua turbia, y mirando a través de la densa neblina de las incertidumbres que se alimenta de pasiones, ambiciones personales, proyectos de grupos, y a veces también, de la grandeza que surgen del amor a la patria y el bienestar general.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El comienzo de un nuevo año, es apenas la caída de una hoja del almanaque y la aparición de la siguiente. Pero los seres humanos, en nuestra endeblez, necesitamos aferrarnos a la esperanza de que un nuevo comienzo, podría traer consigo la concreción de los sueños soñados durante tanto tiempo, y convertir en realidad las esperanzas que nos sostienen con fuerzas a pesar de todo. En el periodismo, todo eso se llama conjeturar, tratar de mirar la cosa pública, buceando debajo del agua turbia, y mirando a través de la densa neblina de las incertidumbres que se alimenta de pasiones, ambiciones personales, proyectos de grupos, y a veces también, de la grandeza que surgen del amor a la patria y el bienestar general.

Cuando barrimos aquella hoja del almanaque de diciembre del 2016, barrimos con ella, todas las frustraciones y los errores. Allí quedaron para poder analizarlos, los hechos que pasaron como en los juegos de niños, por el "trancabalanca", ese largo balancín de metal o de madera apoyado en un punto medio y con dos asientos en los extremos para los jugadores: Lo que nunca definirá el juego cabalmente hasta el final, es quien gana, si el que queda abajo o el que está arriba. Juguemos: Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, debe estar pasando los peores días de su vida. Está multiprocesada, multiembargada, lista para llegar a juicios orales por acusaciones que van desde una asociación ilícita para robarle al estado, hasta malversación de la confianza pública. Arrastró en sus jugadas a sus propios hijos, acosados por la justicia tras raros descuidos para una abogada exitosa, y también se lleva puestos a muchos ex poderosos funcionarios de su gestión. Miró desde arriba del "trancabalanca" durante muchos años con todo un país a los poderes legislativo y judicial. En el primero hoy no tiene más aquella potencia sumisa del número a favor, y el segundo, ahora, es el que la mira desde arriba, listo para hacerle sentir el reproche de la historia. Hace horas, otro peso importantísimo terminó de anclar contra el piso al kirchnerismo: no sólo se abrirá a la investigación la causa que el malogrado fiscal Alberto Nisman había dejado pendiente, sino que la cámara de casación resolvió apartar de la causa al juez Daniel Rafecas, el mismo que rechazó investigar y en tiempo récord desestimó la validez del trabajo que a Nisman le costó la vida. El mismo que –se puede presumir- quizá termine sus días arrollado por el Consejo de la Magistratura. En este juego, el universo K, quedó sentado en el suelo.

El Presidente de la Nación Mauricio Macri, ya debe tener en claro que se sobrecalificó cuando le puso un 8 a su primer año de gestión. Porque hubo muchas cosas anotadas como éxitos, salir del cepo cambiario sin traumatismos graves; resolver el pleito con los holdouts de la mejor manera posible; haber iniciado una era de diálogo y convivencia imposible de imaginar hasta hace un año; haber reinstalado al país en el concierto internacional, aunque sea entre los últimos lugares de la fila; haber intentado poner en valor a las provincias como estados federales anteriores a la Nación, (y a Jujuy la ayudó con preferencia hasta ayer, refinanciándole una deuda de más de 3 mil millones de pesos a tres años con un año de gracia); su plan de blanqueo de capitales alcanzará más de 130 mil millones de dólares, un éxito sin precedentes agigantado por los fracasos estrepitosos de la era K en el mismo sentido, entre otras, que le dieron fuerza a sus alas para volar alto. Pero hubo otras tantas que lo cargaron de lastres muy pesados: confió en los grandes empresarios ciegamente y nunca debió hacerlo, al menos no sin asegurarse ante la contraprestación de su generosidad y patriotismo; no encontró la manera de contener la inflación, y el país, volvió a repetir la historia de funcionar aceptablemente en la macro economía, pero la micro se despanzurró y se perdieron centenares de miles de empleos; los "brotes verdes" se secaron en el jardín de los sueños desperdiciados; las inversiones siguen esperando que Argentina se estabilice del todo, los salarios perdieron por paliza la guerra con los precios y se resintió notablemente la calidad de vida. No haber podido dar estas respuestas, deja entrever que el gobierno del PRO camina en una peligrosísima cercanía a los vicios del kirchnerismo en materia de subsidios, planes sociales y programas especiales, que frente a las crisis, se vuelven una salida inevitable. Dijimos una vez, que calificar la gestión con un cinco era razonable.En el trancabalanca, la gestión Cambiemos, quedó sentada en el medio, en un delicado y finísimo equilibrio sobre su punto de apoyo.

En Jujuy, el juego también tuvo sus vaivenes. Desde diciembre del 2016, los dos extremos que polarizaron excluyentemente la vida pública, fueron el Gobernador Gerardo Morales sentado en un extremo del sube y baja y Milagro Amalia Ángela Sala Leytón de Noro, en el otro. La jefa tupaquera fue sentada en el piso por varios pesos colgados de su asiento: una derrota aplastante en las elecciones, su fallida jugada de renunciar a la banca provincial que podría haberla protegido con sus fueros, una suerte de desprecio por la banca del Parlasur a la que nunca accedió por decisión propia y que hoy parece ya difuminada; y posteriormente el feroz acampe de plaza Belgrano que los jujeños masivamente repudiaron y repudian aún hoy. El GM operó en la Justicia, y la señora Sala cayó presa de sus errores y su falta de modestia. Y esa causa naif de un acampe virulento, se le agregaron más pesos: dos fallos judiciales condenatorios, uno por los huevazos al senador Morales y al auditor Leandro Despouy, y otro por el aquel camping del verano del 2016 que hasta le quitó la potestad de conducir organizaciones sociales. En tanto, la Tupac Amaru de Jujuy se desflecaba, y los amigos que llegaban desde otros puntos del país a buscar su libertad, sólo lograban irritar a los jujeños (desde ciudadanos comunes hasta jueces) –al punto que la única escaramuza del año entre efectivos policiales y tupaqueros, la generaron esos visitantes, diestros en el manejo de esas situaciones-. El GM disfrutó de su victoria todo el año, sin embargo, recomendaciones no vinculantes pero de enorme peso específico, se colgaron de su saco y lo bajaron un poco de la altura triunfal del "trancabalanca": la ONU y la OEA reclamaron la libertad de la señora Sala desde un lado, y desde otro, la persistencia de los abogados de la Tupac, les permitió llegar a la Corte Suprema con el mismo reclamo. Así, hoy, en Jujuy, GM mira desde no tan alto, en el juego de los equilibrios, pero en los máximos estrados de Buenos Aires –donde no llegan ni valen sensaciones ni encuestas de opinión- se entrevé que puede estar cocinándose algún golpe que lo desequilibre. Pero este día lunes, 2 de Enero, la exdiputada Milagro Sala, hundida en su fangosa situación judicial, mira a un gobernador que sigue sentado en la silla de arriba, desde que la declaró su enemiga número uno, y la convirtió entonces en eje de su triunfal campaña electoral y hoy en principal alimento de su popularidad. Pero conjeturamos que eso se irá acabando.

Entramos hoy en un año electoral bravísimo. El gobierno jujeño buscará afirmar su supremacía en las próximas elecciones y su objetivo primordial será alzarse con dos de los tres senadores nacionales que se elegirán, mantener o aumentar los diputados nacionales y fortalecer la mayoría propia en la legislatura. Esto, sin siquiera tener que contar con los socios peronistas del Frente Primero Jujuy que lo ayudaron a llegar al escritorio de Fascio. El GM trabajará –ya está trabajando- en eso sin desmayos y sin problemas. El problema está en la oposición, donde el peronismo deberá resolver su situación un tanto absurda. Más allá de las limitantes legales que mantienen en vilo la certeza de la conducción del PJ local, se puede decir con absoluta claridad, que el fellnerismo que se conoció durante quince años, ha dejado de existir, al menos de la forma en que existía. Muchos, casi todos sus referentes, hoy miran desde un costado el devenir político, preocupados y dolidos. Muy pocos están en condiciones de salir a la cancha, les será difícil, pero deberán hacerlo no sólo por la propia supervivencia política del sector, sino para actuar también como vías de ingreso de nuevas caras y sangre renovada en el viejo peronismo. El peronismo del Partido Blanco de los Trabajadores y del Frente Primero Jujuy tendrá la tarea más complicada, para definir su posición: más allá de la lealtad jurada al gobierno del GM –expresión lógica y comprensible después de una campaña y una elección ganada en conjunto- y de su objetivo inicial puesto en el liderazgo de Sergio Massa dirigido hacia otra futura pelea presidencial, tendrá que convencer a la enorme masa peronista jujeña que pueden ser sus representantes genuinos. Así están los asientos ocupados en los extremos del "trancabalanca", y en el centro, como punto de apoyo, el mendocino Celso Alejandro Jaque, interventor designado en el distrito por la autoridad peronista nacional. El sube y baja comenzará pronto. Lo importante sería que los ocupantes de las sillas comprendieran de una vez que el privilegio ya alcanzado, es estar ocupando esos lugares, pero que para hacerlo valer, ya no tienen sentido la ultrautilizada cantinela de insultos, agravios ni el menosprecio al adversario que hasta hoy, es casi lo único que mostraron. Uno conjetura que si se deciden a construir, por el lado constructivo (los políticos entienden perfectamente el juego de palabras) se separará la paja del trigo, y en la cancha se verán los ganadores del sube y baja. Los demás políticos, todos los demás, no están jugando este juego. Sólo miran, sentados, desde un banco de la plaza.

Lo demás, en Jujuy, Está por verse. El año 12016, tan antiguo que este diario que el amable lector sostiene ante sus ojos, ya es una referencia obsoleta, lo quiere decir desperdicio. Es un tiempo que está en la memoria de cada jujeño, que será usada cada vez que se requiera una definición o una decisión de ellos. Pero los desafíos del 2017, no son los mismos de antes. Existen nuevas conductas culturales de la gente y deberían ser interpretadas especialmente por funcionarios y dirigentes. La gente ahora sí, puede y debe sentirse "empoderada". Y crecerá cívicamente al extremo de abandonar la pasividad frente a la autoridad de los poderes del estado, cuyas decisiones no siempre son revelaciones divinas o inapelables. Esa gente hoy dispone de una diversidad medios de comunicación plurales, tiene en sus manos las riendas de las redes sociales, a las que a su vez debe ir aprendiendo a respetar y valorar, rechazando a quienes hoy las convierten en verdaderas cloacas donde vierten sus incapacidades y frustraciones, particularmente aquellos que se escudan en la miseria del anonimato. Pero más importante será el rol de dirigentes y funcionarios, quienes primero deben interpretar la importancia del cambio. No se trataba de cambiar de personas, ni siquiera de gobierno. Se trata de cambiar de mentalidad, de matrices y de contenidos. Los que todavía hoy responden a los problemas de siempre, con las fórmulas y "los casetitos" de siempre, ni están en el cambio, ni entendieron lo que significa. Se supone que de eso, tendrá que ocuparse el GM, con mas cambios todavía, antes que los hábitos conservadores y las costumbres arcaicas de muchos de sus amigos, le comiencen le sigan sentando en el piso las diferentes áreas de gobierno.

Este año será bueno, si el Poder ejecutivo de Jujuy no se queda entrampado en los réditos de las revanchas personales. Si el Poder Legislativo no se queda limitado a su condición de jefatura de despacho del Ejecutivo, donde se enervan, se ladran, y compiten en sutiles agravios, mientras los jujeños caminan por las veredas de la Casa de Piedra ajenos a tanto histrionismo chocarrero. Y si la Justicia, se sigue olvidando de tanta cobardía acumulada, y se celebra a sí misma como la última responsable de la todas las garantías de la gente. Si así ocurriera, Jujuy quedaría sentada en el asiento de arriba, mirando a todos los que tiraron para abajo a una Provincia tan hermosa, castigados con el traste en tierra. Sólo hay que tener cuidado, el juego del "trancabalanca" tiene un riesgo: que el que queda abajo no sea leal y salte a un costado, entonces, el ganador también caerá, y dolorosamente habría que volver a comenzar de cero. Por eso es necesario también en este juego, que hasta el que pierde, sepa perder. Con todo, conjeturamos que podremos tener un muy feliz 2017.

Temas de la nota