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No se elige ni presidente ni gobernador… pero sí se los elige

Domingo, 15 de octubre de 2017 00:00

 Aquí en Jujuy y allá, en Buenos Aires, todos corren mirando en los espejos retrovisores cómo los persiguen de muy cerca los resultados de las PASO y hacia adelante, el camino hacia el 2019. Allá en Buenos Aires, Cambiemos da pelea en estas elecciones intermedias con la fuerza de una presidencial. Porque es exactamente eso: la victoria sería el primer paso indispensable de la ya lanzada carrera por la reelección de Mauricio Macri. Por su parte,  el Partido Justicialista, presintiendo que su suerte sería permanecer en la oposición por seis años más, busca hacerse fuerte dando batalla en dos frentes: de un lado contra el oficialismo subido a un caballo ganador, del otro lado contra el cristinismo que se resiste a bajarse de un caballo que aún presentará batalla comandado por la expresidente de la Nación. Para el macrismo parece más sencillo: la derrota por un pelito en las primarias, fue presentada con gran destreza mediática como una victoria rotunda y como el preludio de otro triunfo todavía más importante. Y todo indica que así será. Acertó Durán Barba al elegir los ejes de campaña, y sobre todo, al subir al ring a Cristina Elisabet Fernández como la adversaria ideal. Tal vez supo, o presintió, que la terrible personalidad de la exjefa de estado le jugaría en contra y terminaría dándoles a los candidatos del gobierno la posibilidad de salir airosos en la comparación entre lo nuevo y el modelo que vuelve a agitar la señora. CEFK se agotó en sus argumentos, persistió en su relato, su absoluta incapacidad de autocrítica la desembarca en la soberbia, y termina opacando muchos de sus logros valiosos y cerrándole los caminos a cualquier reconciliación con las porciones de la sociedad que quieren dejar atrás la década K La gente, salvo los fans, le soltó la mano. Entre estas porciones, se destacan nada menos que la mayoría de los senadores del peronismo, comandados por un cada día más duro Miguel Pichetto; con la mayoría de los diputados nacionales, donde crecen por horas las deserciones al bloque que cada vez preside menos Héctor Recalde; y finalmente, la casi totalidad del club de los gobernadores peronistas, de cuyo seno emergieron dos datos sobresalientes: hasta el ultrakirchnerista formoseño Gildo Insfrán, comenzó a diferenciarse del modelo K, y un siempre díscolo o líbero, como Juan Manuel Urtubey, que formalizará prontamente el anuncio de su candidatura presidencial. El salteño ya definió que CEFK “ya no es el peronismo” y sigue su armado nacional. Hace horas, con el primer candidato a diputado de Sergio Massa, Eduardo “Bali” Buca, pasó horas hablando de un proyecto común para el futuro. El PJ quiere volver a ser simplemente PJ, y el proyecto incluye a Florencio Randazzo y a Sergio Massa. A estos dos, las encuestas se les vienen encima, las cifras de las primarias les ganan a las de la general, y por eso, tragarse algunos sapos e intentar una reunificación de las líneas peronistas dispersas, parece ser la única posibilidad de supervivencia que les permita ser tenidos en cuenta por el macrismo como oposición válida, y dejar atrás al antiguo Frente para la Victoria y su sucedáneo Frente de Unidad Ciudadana. Y para el PJ, claro, la porción más importante está en el conjunto perdido de votantes que aun sin ser devotos del macrismo, hoy no encuentran contención ni referencias en el viejo Movimiento Nacional de Juan Perón. El cristinismo se prepara para salir segundo, y alejado de un proyecto presidencial, seguramente despreciará el rol de oposición (que dejará al PJ), y elegirá ser la piedra en el zapato de Mauricio Macri, con el serio riesgo de ir cristalizándose con el tiempo.

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 Aquí en Jujuy y allá, en Buenos Aires, todos corren mirando en los espejos retrovisores cómo los persiguen de muy cerca los resultados de las PASO y hacia adelante, el camino hacia el 2019. Allá en Buenos Aires, Cambiemos da pelea en estas elecciones intermedias con la fuerza de una presidencial. Porque es exactamente eso: la victoria sería el primer paso indispensable de la ya lanzada carrera por la reelección de Mauricio Macri. Por su parte,  el Partido Justicialista, presintiendo que su suerte sería permanecer en la oposición por seis años más, busca hacerse fuerte dando batalla en dos frentes: de un lado contra el oficialismo subido a un caballo ganador, del otro lado contra el cristinismo que se resiste a bajarse de un caballo que aún presentará batalla comandado por la expresidente de la Nación. Para el macrismo parece más sencillo: la derrota por un pelito en las primarias, fue presentada con gran destreza mediática como una victoria rotunda y como el preludio de otro triunfo todavía más importante. Y todo indica que así será. Acertó Durán Barba al elegir los ejes de campaña, y sobre todo, al subir al ring a Cristina Elisabet Fernández como la adversaria ideal. Tal vez supo, o presintió, que la terrible personalidad de la exjefa de estado le jugaría en contra y terminaría dándoles a los candidatos del gobierno la posibilidad de salir airosos en la comparación entre lo nuevo y el modelo que vuelve a agitar la señora. CEFK se agotó en sus argumentos, persistió en su relato, su absoluta incapacidad de autocrítica la desembarca en la soberbia, y termina opacando muchos de sus logros valiosos y cerrándole los caminos a cualquier reconciliación con las porciones de la sociedad que quieren dejar atrás la década K La gente, salvo los fans, le soltó la mano. Entre estas porciones, se destacan nada menos que la mayoría de los senadores del peronismo, comandados por un cada día más duro Miguel Pichetto; con la mayoría de los diputados nacionales, donde crecen por horas las deserciones al bloque que cada vez preside menos Héctor Recalde; y finalmente, la casi totalidad del club de los gobernadores peronistas, de cuyo seno emergieron dos datos sobresalientes: hasta el ultrakirchnerista formoseño Gildo Insfrán, comenzó a diferenciarse del modelo K, y un siempre díscolo o líbero, como Juan Manuel Urtubey, que formalizará prontamente el anuncio de su candidatura presidencial. El salteño ya definió que CEFK “ya no es el peronismo” y sigue su armado nacional. Hace horas, con el primer candidato a diputado de Sergio Massa, Eduardo “Bali” Buca, pasó horas hablando de un proyecto común para el futuro. El PJ quiere volver a ser simplemente PJ, y el proyecto incluye a Florencio Randazzo y a Sergio Massa. A estos dos, las encuestas se les vienen encima, las cifras de las primarias les ganan a las de la general, y por eso, tragarse algunos sapos e intentar una reunificación de las líneas peronistas dispersas, parece ser la única posibilidad de supervivencia que les permita ser tenidos en cuenta por el macrismo como oposición válida, y dejar atrás al antiguo Frente para la Victoria y su sucedáneo Frente de Unidad Ciudadana. Y para el PJ, claro, la porción más importante está en el conjunto perdido de votantes que aun sin ser devotos del macrismo, hoy no encuentran contención ni referencias en el viejo Movimiento Nacional de Juan Perón. El cristinismo se prepara para salir segundo, y alejado de un proyecto presidencial, seguramente despreciará el rol de oposición (que dejará al PJ), y elegirá ser la piedra en el zapato de Mauricio Macri, con el serio riesgo de ir cristalizándose con el tiempo.

 

El fatídico 40%

 

           Para Mauricio Macri, el 40% se ha convertido en una obsesión. Las más serias encuestas prelectorales le encienden las sonrisas: una de ellas, finalizada hace cuatro días, coloca a la “fórmula” Esteban Bullrich y Graciela Ocaña en un 39,6% dejando a Cristina Kirchner y Fernanda Vallejos en un 35.4%. Lejos, Sergio Massa y Felipe Solá llegan al 11.1% y muy Lejos, Néstor Pitrola y Nicolás del Caño alcanzan el 4.8% y cierran la tabla de posiciones Florencio Randazzo y Eduardo Buca con 3.8%. Los dos primeros, dicen las proyecciones, pueden subir con el último empuje de esta semana unos 3 puntos cada uno, con lo que no cambiaría el resultado final, pero dejaría a los amarillos envueltos en las mieles de una consolidación del proyecto de gobierno y a los K, prácticamente sentados en el techo que todos los sondeos les vienen asignando desde que comenzó a jugar con la elección para senadora de CEFK Si finalmente Cambiemos, PRO y asociados, superan el 40% el camino de Mauricio hacia la reelección quedará bastante despejado, especialmente después de la confirmación de María Eugenia Vidal de no pretender llegar al PEN, al menos por ahora. Así, a diferencia de la oposición, el futuro de MM, sólo dependerá de él mismo, y de los aciertos de su gestión.

             Para Gerardo Morales, en Jujuy, el 40% es otro objetivo de oro. El mismo sondeo finalizado el 8 del corriente, establece que Cambia Jujuy estaría pisando un 36.7% de decisiones a favor, con lo que el último envión quizás lo acerque o hasta lo deposite por sobre el objetivo. Serán cifras mucho más modestas de las que lo instalaron en la Gobernación hace dos años, pero considerando el desgaste natural del gobierno, sería un logro importante. Además, estaría asignándole al GM una autonomía de vuelo en la que podría ir prescindiendo de sus socios massistas, que en lo que va del gobierno le acarrearon más dolores de cabeza que satisfacciones. De todos modos, el GMpodrá seguir feliz con su propia imagen: un 45% de los jujeños aprueba su gestión, y otro 20% la considera al menos regular, frente a un 27% que la desaprueba totalmente y un 8% que no opina. Vuelve a quedar claro que el GM les sigue sacando diez vueltas a cualquiera de sus funcionarios y legisladores, y que sigue haciendo muy bien en aparecer como candidato en cada prueba electoral, porque si confiara correr los grand prix a los pilotos alternativos, seguramente tambalearían muchos de sus proyectos. Después, en el día a día, sólo él sabrá porqué sostiene a algunos colaboradores con la pertinacia que lo hace, y que produce dos efectos: acrecienta la enorme diferencia que se advierte con el resto de los hombres y mujeres de Cambiemos en Jujuy, y le consolida a un liderazgo cada día más fuerte. Y eso necesita, porque mientras todos los radicales están copados por el 22-O el GM mira el 4 de Diciembre en el año 2019. Él ya está rosqueando para controlar el partido y su pelea vuelve a ser con el examigo Ernesto Sanz. Entre ambos se disputan la hegemonía del control de los bloques de senadores y diputados, y la presidencia de la UCR que se renovará el 4-D. Figuras como Ángel Rozas, Mario Negri y José Cano, danzan el minué de la cúpula ucerreísta, pero es el GM quien busca con mal disimulada discreción hacerse cargo de la coreografía.

 

El pelotón

           Por debajo de aquellos 40% que aspiran a superar los primeros de la grilla, el pelotón que viene detrás –salvo algunos detalles sobresalientes- no muestra demasiadas variantes. El Peronismo aspira a mantener o superar las cifras la polarización alcanzada en las primarias y las proyecciones  lo colocan cerca del 30% de las preferencias y con el otro ojo ya mira el último domingo de Noviembre, día elegido para sus internas partidarias. Celso Jaque estaría preparando una resolución que ratifique el mandato de la Carta Orgánica, que deje fuera a todos los que como candidatos o militantes en otras fuerzas políticas, trabajaron en contra del  PJ. “Son igual que CEFK, hicieron todo lo posible para que el PJ pierda, siendo candidatos o no. Están fuera del peronismo” decía un vocero de la intervención el viernes. Y agregaba: “aunque sean más de mil, en un partido con cien mil afiliados, realmente no tienen incidencia. Además ya deberían desocupar nuestra sede porque la discusión de quienes somos el PJ en Jujuy, devino en abstracta con las PASO” agregó con sarcasmo. El Frente de Izquierda avanzó desde Agosto hasta hoy, y éste es uno de esos detalles destacados, consolidándose según los datos de la consultora analizada, en el 12.4% de las preferencias con una proyección de dos o tres puntos más, con lo que lograría otros de los objetivos trazados hace dos meses: arrebatarle al Frente Renovador 1País el tercer lugar del podio. Los massistas llegarían cuartos, con un 9.2% aunque se percibe la redoblada intensidad de la publicidad de campaña de estos días, que tratará de compensar de esa manera el tiempo ya consumido para instalar mensajes o candidatos. Según su performance, los massistas, con poco, seguirían siendo indispensables en la Legislatura, porque se convertirían en el fiel de la balanza de cualquier decisión que le importe al Ejecutivo. Y detrás de ellos los K y más abajo el MST, con 1.3%.  La encuestadora Tendencias, de ella se trata, (vale mencionar que fue la que casi acertó totalmente en los sondeos previos a las PASO), indicó además, a menos de diez días de los comicios, queda un porcentaje de 11.2% de indecisos, sobre el que trabajan todos los jefes de campaña. Es decir, trabajan en eso, y en sostener la difícil fidelidad del voto que obtuvieron en las primarias, como base de cualquier proyecto que pretendan realizar.

     Como se ve, contrariamente a lo que muchos spots publicitarios recitan –pretendiendo minimizarla- argumentando que ésta se trata apenas de una elección de renovación parlamentaria, intermedia, o de reajustes políticos, como se advierte con claridad, aunque en el 22-O no se elige presidente de la Nación, o gobernador de la provincia, sí se los está eligiendo, o al menos se estará dejando abonado el terreno para lo que vendrá.

 

Más del “caso Milagro”

  

       No se puede obviar, una vez más, “el caso Milagro”. Otra vez noticia y otra vez con escándalo. Mientras la megacausa mantuvo a los involucrados frente a los jueces conociendo la ampliación de las imputaciones, e incluso incrementó la cantidad de afectados, la dirigente tupaquera fue devuelta a la cárcel común de Alto Comedero por decisión del juez Pablo Pullen Llermanos quien le había concedido el beneficio de la prisión domiciliaria, a instancias de la sugerencia de la CIDH y ahora dejó sin efecto su resolución. La exdiputada se negó a cumplir con los controles de su salud, pero ya antes, habría incurrido varias veces en lo que se podía interpretar como provocaciones permanentes que desafiaban las reglamentaciones del Servicio Penitenciario. Hasta había tenido un duro cruce con el propio juez al que acusó de “seguir armándome causas”. Después del traslado, se reinició inmediatamente la consabida retahíla de intolerables exageraciones de abogados y dirigentes tupaqueros que volvieron a presentar la sugerencia de la CIDH como una orden con valor jurídico internacional, hablaron de un “secuestro”, de que había sido arrastrada fuera de su domicilio sin siquiera permitirle vestirse decorosamente. Acusaron que el regreso a Alto Comedero se concretó en un automóvil sin patente, que tal vez sí haya sido la imprudencia más desprolija de las fuerzas actuantes. Pero una abogada en el colmo de su enojo, dijo que “a Milagro la quieren muerta”. Nadie imagina que siquiera por asomo alguien quiera que eso le pase. Desde la política es más razonable imaginar que MM y sobre todo GM, quieren a Milagro viva, sana y buena, pero presa y lista para afrontar todos los  juicios en ciernes, que serán la “vaca lechera” que seguirá alimentando el proyecto de Cambiemos durante todo el tiempo posible. La dirigente social, ya desde su nuevo alojamiento en la cárcel de mujeres, igualmente responsabilizó a Macri y a Morales, “por lo que me pueda pasar”. Y en tanto la Justicia siga demorando su tránsito hacia los juicios orales y públicos (por su inacción o por el mar de chicanas judiciales interpuestas) seguramente los jujeños seguiremos viendo más capítulos de esta historia que hoy, parece de nunca acabar.

    

      Como sea que ocurran las cosas, la suerte para el domingo próximo está echada. Pero que nadie se deje convencer que son solamente elecciones intermedias: en la mochila que se cargará el 22, irán los pasajes para el 2019 para el presidente y el gobernador que los jujeños comenzaremos a elegir dentro de seis días.

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