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Macri, con el camino allanado de cara a 2019

Lunes, 23 de octubre de 2017 01:00

Con su triunfo en buena parte del país, Mauricio Macri se consolidó anoche como el principal candidato a la presidencia para 2019 y dejó a tres de sus principales competidores (Cristina Kirchner, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa) en una posición de extrema debilidad política. 
La derrota de la ex presidenta en la provincia de Buenos Aires no es una sorpresa para nadie, ya que se descontaba que Cambiemos revertiría el resultado de las Paso. Lo llamativo es que Unidad Ciudadana quedó cuatro puntos por debajo del oficialismo, lo que demuestra una vez más que el piso de Cristina coincide casi totalmente con su techo. La ex presidenta no sumó casi nada desde las Paso, al revés de Cambiemos que agregó unos cinco puntos a lo cosechado en agosto pasado. “Seremos la mayor oposición a este Gobierno”, dijo anoche Cristina. De concretarse, esa será otra buena noticia para el jefe de Estado, cuya campaña siempre se centra en polarizar con la imagen negativa de la ex mandataria. 
El macrismo se impuso en las cinco principales provincias argentinas y también ganaba en al menos otros 9 distritos, por lo que el mapa del país quedará pintado de amarillo en 14 de las 24 provincias.
La conformación del Congreso Nacional sufrirá importantes cambios en relación a los legisladores actuales. Pese a eso, Cambiemos deberá seguir negociando las leyes clave que quiera sacar con partidos de la oposición, ya que el oficialismo se lleva más bancas que antes pero continúa sin mayoría propia. 
Es evidente que la victoria nacional del PRO y sus aliados radicales generará una posición de poder más importante para el Gobierno a la hora de sentarse a discutir con gremios y empresarios. Nadie quiere pelearse con un partido que acaba de ser ratificado tan contundentemente en las urnas.
Si bien es cierto que Macri cuenta con todo el aparato del Estado nacional y de varias provincias, también lo es que es un partido con poco desarrollo territorial y poca variedad de postulantes taquilleros. Está claro que en esta elección pesó mucho la famosa grieta: buena parte de la sociedad apoyó al oficialismo en un intento de sacar a Cristina de cualquier tipo de espacio de poder. 
La decadencia de Unidad Ciudadana no sólo quedó manifestada en los cinco distritos centrales (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza): también perdió en bastiones históricos como Chaco, Santa Cruz, La Rioja, Entre Ríos y Neuquén, entre otras.
El Gobierno nacional sabe a la perfección que este triunfo le aporta un aire clave para avanzar con las reformas estructurales que se venían planificando con anterioridad. en el corto plazo se viene debates bien picantes y polémicos como la reforma laboral, los cambios en política tributaria y la reforma política para avanzar hacia el voto único electrónico. 
El peronismo se encuentra en un callejón sin salida en el corto plazo, ya que no tiene un líder claro que sea capaz de unificar a todas las líneas internas detrás de una renovación. La sorpresiva derrota de Urtubey en Salta le asestó un golpe letal no sólo a sus aspiraciones presidenciales, sino también a su deseo de liderar al PJ.
Sergio Massa, el dirigente que hace cuatro años enterró los deseos de una Cristina eterna, hoy deambula por debajo de los 12 puntos porcentuales en Buenos Aires. A nivel nacional, el Frente Renovador hizo una paupérrima elección poniendo el futuro del massismo en un cono de sombras de cara a 2019. Massa era otro de los dirigentes mejor posicionados para dar batalla al macrismo en dos años, cosa que en la actualidad parece haberse esfumado.
Mauricio Macri cometerá un grave error si considera que con esta elección puede descuidarse en la gestión, ya que la macroeconomía todavía sigue inestable, la inflación en alza y la pobreza en niveles vergonzantes. El Gobierno debe aprovechar este envión para tomar decisiones trascendentes pero con un alto grado de consenso social: la población ya no tolera a los ganadores con soberbia, sino que pondera a los políticos dialoguistas y poco confrontativos.
La impresionante elección de Elisa Carrió en la Ciudad de Buenos Aires, superando el 50 por ciento de los votos, merece un párrafo aparte. La líder de la Coalición Cívica había quedado los últimos días en el centro de la polémica tras una serie de exabruptos sobre el caso de Santiago Maldonado. Los resultados en el tercer distrito electoral del país pusieron en evidencia que la muerte del artesano tuvo nula incidencia en el plano electoral. Eso, desde ya, no es un dato para nada menor. 
Con un peronismo a la deriva, un radicalismo eclipsado dentro de Cambiemos y un Frente Renovador en su peor momento, Macri se encamina a conducir la Argentina por otros cuatro años más, pero para eso deberá mostrar resultados concretos, cosa que hasta ahora no ocurrió con contundencia. 
 

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Con su triunfo en buena parte del país, Mauricio Macri se consolidó anoche como el principal candidato a la presidencia para 2019 y dejó a tres de sus principales competidores (Cristina Kirchner, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa) en una posición de extrema debilidad política. 
La derrota de la ex presidenta en la provincia de Buenos Aires no es una sorpresa para nadie, ya que se descontaba que Cambiemos revertiría el resultado de las Paso. Lo llamativo es que Unidad Ciudadana quedó cuatro puntos por debajo del oficialismo, lo que demuestra una vez más que el piso de Cristina coincide casi totalmente con su techo. La ex presidenta no sumó casi nada desde las Paso, al revés de Cambiemos que agregó unos cinco puntos a lo cosechado en agosto pasado. “Seremos la mayor oposición a este Gobierno”, dijo anoche Cristina. De concretarse, esa será otra buena noticia para el jefe de Estado, cuya campaña siempre se centra en polarizar con la imagen negativa de la ex mandataria. 
El macrismo se impuso en las cinco principales provincias argentinas y también ganaba en al menos otros 9 distritos, por lo que el mapa del país quedará pintado de amarillo en 14 de las 24 provincias.
La conformación del Congreso Nacional sufrirá importantes cambios en relación a los legisladores actuales. Pese a eso, Cambiemos deberá seguir negociando las leyes clave que quiera sacar con partidos de la oposición, ya que el oficialismo se lleva más bancas que antes pero continúa sin mayoría propia. 
Es evidente que la victoria nacional del PRO y sus aliados radicales generará una posición de poder más importante para el Gobierno a la hora de sentarse a discutir con gremios y empresarios. Nadie quiere pelearse con un partido que acaba de ser ratificado tan contundentemente en las urnas.
Si bien es cierto que Macri cuenta con todo el aparato del Estado nacional y de varias provincias, también lo es que es un partido con poco desarrollo territorial y poca variedad de postulantes taquilleros. Está claro que en esta elección pesó mucho la famosa grieta: buena parte de la sociedad apoyó al oficialismo en un intento de sacar a Cristina de cualquier tipo de espacio de poder. 
La decadencia de Unidad Ciudadana no sólo quedó manifestada en los cinco distritos centrales (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza): también perdió en bastiones históricos como Chaco, Santa Cruz, La Rioja, Entre Ríos y Neuquén, entre otras.
El Gobierno nacional sabe a la perfección que este triunfo le aporta un aire clave para avanzar con las reformas estructurales que se venían planificando con anterioridad. en el corto plazo se viene debates bien picantes y polémicos como la reforma laboral, los cambios en política tributaria y la reforma política para avanzar hacia el voto único electrónico. 
El peronismo se encuentra en un callejón sin salida en el corto plazo, ya que no tiene un líder claro que sea capaz de unificar a todas las líneas internas detrás de una renovación. La sorpresiva derrota de Urtubey en Salta le asestó un golpe letal no sólo a sus aspiraciones presidenciales, sino también a su deseo de liderar al PJ.
Sergio Massa, el dirigente que hace cuatro años enterró los deseos de una Cristina eterna, hoy deambula por debajo de los 12 puntos porcentuales en Buenos Aires. A nivel nacional, el Frente Renovador hizo una paupérrima elección poniendo el futuro del massismo en un cono de sombras de cara a 2019. Massa era otro de los dirigentes mejor posicionados para dar batalla al macrismo en dos años, cosa que en la actualidad parece haberse esfumado.
Mauricio Macri cometerá un grave error si considera que con esta elección puede descuidarse en la gestión, ya que la macroeconomía todavía sigue inestable, la inflación en alza y la pobreza en niveles vergonzantes. El Gobierno debe aprovechar este envión para tomar decisiones trascendentes pero con un alto grado de consenso social: la población ya no tolera a los ganadores con soberbia, sino que pondera a los políticos dialoguistas y poco confrontativos.
La impresionante elección de Elisa Carrió en la Ciudad de Buenos Aires, superando el 50 por ciento de los votos, merece un párrafo aparte. La líder de la Coalición Cívica había quedado los últimos días en el centro de la polémica tras una serie de exabruptos sobre el caso de Santiago Maldonado. Los resultados en el tercer distrito electoral del país pusieron en evidencia que la muerte del artesano tuvo nula incidencia en el plano electoral. Eso, desde ya, no es un dato para nada menor. 
Con un peronismo a la deriva, un radicalismo eclipsado dentro de Cambiemos y un Frente Renovador en su peor momento, Macri se encamina a conducir la Argentina por otros cuatro años más, pero para eso deberá mostrar resultados concretos, cosa que hasta ahora no ocurrió con contundencia. 
 

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