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16 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Valorar la vida para superar adversidades

El hogar Pequeña Belén alberga a personas que atraviesan o atravesaron situaciones de toda índole. Buscan, mediante valores, contención y afecto, que aquellos que sufren dejen de hacerlo y sean felices.
Miércoles, 25 de octubre de 2017 00:00

La institución que está ubicada en barrio Alto Éxodo Jujeño de Alto Comedero está compuesta por voluntarios que trabajan a pulmón y que tienen el propósito de enseñar el valor de la vida y mostrarle un nuevo camino a todas aquellas mujeres y hombres que atraviesan situaciones conflictivas y se encuentran muy angustiados.

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La institución que está ubicada en barrio Alto Éxodo Jujeño de Alto Comedero está compuesta por voluntarios que trabajan a pulmón y que tienen el propósito de enseñar el valor de la vida y mostrarle un nuevo camino a todas aquellas mujeres y hombres que atraviesan situaciones conflictivas y se encuentran muy angustiados.

Con sabios y esperanzadores consejos, buscan que el otro vuelva a sonreír dándoles la contención y el afecto que tanto necesitan. En otras palabras, les brindan la oportunidad de tener una familia que los quiera a pesar de sus dificultades.

Jorge Vázquez, presidente del hogar Pequeña Belén, en diálogo con El Tribuno de Jujuy mencionó la importancia que posee valorar la vida de uno mismo y la del prójimo, “valorar la vida es darle el lugar que corresponde.

Nosotros queremos, apreciamos y contemplamos lo valioso que tiene nuestra existencia y se lo trasmitimos al otro.

Valorar la vida es buscar en nosotros mismos las respuestas a los problemas de la sociedad y crearnos una conciencia que sea compatible con las necesidades de cada uno, tratamos de llegar al prójimo, a los que tienen muchas preguntas y muy pocas respuestas”.

Desde ese concepto, los voluntarios del hogar llevan a cabo su loable tarea de ayuda al prójimo.

Ellos, anteriormente, pasaron por situaciones similares a las de aquellos que acuden a la institución en busca de un refugio.

BARRIO ALTO ÉXODO JUJEÑO/ LA SEDE DE LA INSTITUCIÓN QUE TRABAJA A PULMÓN.

Sentir empatía por el otro, les permite saber con más exactitud lo que necesita aquel hombre sumergido en las drogas o aquella mujer embarazada que quiere quitarse la vida, y la de su pequeño.

Por Pequeña Belén pasaron cientos de casos de personas que atravesaron situaciones muy dramáticas y crueles pero que terminaron con un final feliz, y emprendieron un nuevo comienzo, una nueva vida.

Entre tantas historias, Jorge Vázquez, recuerda la de María, una joven salteña que años atrás visitó al hogar desesperanzada y sin ganas de continuar.

Una historia conmovedora

"“Hace un tiempo, tuvimos la visita de María, una adolescente embarazada de cinco meses.

Cuando la vi, noté una mirada angustiosa y desoladora.

Quería quitarse la vida y llevar también la vida de ese pequeño que crecía en su vientre.

La invité a pasar a mi hogar y de inmediato le presenté a mi familia. Llegaba desde la provincia de Salta, de la zona de La Caldera.

Primero, le presenté a mi esposa y le hice saber lo mucho que la amaba, en pocas palabras, le conté lo feliz que era a su lado.

Después llegaron mis hijos, llegó el mayor, los del medio y por último el más chico, que en ese momento tenía cuatro años, y me atreví a decirle que su hijo iba a ser tan sonriente como él.

También le mencioné que la vida es hermosa, parece que se había olvidado de eso.

Le convidé unos mates, le ofrecí un asiento y nos pusimos a charlar. Mientras tanto le decía a mi esposa lo contento que estaba de que María nos haya venido a visitar.

Aunque ella decía que el motivo de su visita era para despedirse para siempre.

Yo no quería que haga eso, por eso, le mostré mi felicidad para que ella también sienta que puede ser feliz como yo. Que puede tener una familia y sacar esa tristeza que la invadía.

Le inculqué esos valores en su alma, le hice un traspaso de amor, dándole optimismo y esperanza. Le mostré mis ganas de vivir, le dije que la vida es bella y la llené de motivos para que siga adelante.

Ella no aguantó las lágrimas y se quebró en un llanto desconsolado.

También, le dije que su hijo iba a ser varón, que después iba a tener una hija y un esposo.

Ella asombrada me preguntó cómo sabía eso y yo le respondí diciéndole que solo se lo dije para que se imagine una vida así, en familia y repleta de amor.

Luego, le pedí que quería conocer a su hijo cuando nazca, le hablé como un ser humano que quería que ella viva y su hijo también para que después vuelvan a mi casa a visitarme.

Terminó la charla y María se fue, diferente y con una mirada distinta a la que tenía cuando llegó.

Pasaron dos años y un día me llegó una carta que nunca olvidaré. Era de ella, contándome lo feliz que era junto a su hijo y su esposo.

Se había casado y me agradecía que le haya mostrado mi felicidad. Buscó eso también y lo encontró.

Me reveló además que a su padre no lo conoció, pero cuando estuvo conmigo pudo apreciar por primera vez un consejo de un padre que le llegó muy adentro y le tocó el corazón.

Me siguió agradeciendo que le hayamos enseñado lo que es una familia, porque de pequeña sus padres la abandonaron.

A María no le dije nada raro, solo le hablé de una forma espontánea, genuina y sencilla, y le enseñé mi vida.

Esa es la forma más correcta de llegar a una persona.

Entendió que no debía hacer lo mismo que sus padres hicieron con ella.

Creo que pudo entenderlo porque simplemente le mostré mi vida, le mostré mi felicidad”.

Amor y contención 

Un tema latente en la sociedad actual es el aborto, hay quienes que piensan que esta práctica debe ser legal y otros que no. Muchos de los que apoyan eso se manifiestan en la sociedad con acciones en iglesias y hospitales. Hace unas semanas, en Jujuy, un grupo de personas protestaron manifestándose a favor del aborto legal pegando carteles y ropa interior femenina en la entrada del nosocomio Materno Infantil “Héctor Quintana”.

Esta situación movilizó a varias ong que piensan distinto y se dedican a fomentar la vida. Entre ellas, el hogar Pequeña Belén. 

Sobre este tema, Silvana Velázquez, integrante de la institución explicó que “desde el hogar nosotros contemplamos al otro como un ser en su forma integral, nosotros defendemos la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Contemplar al otro es tener empatía, es saber que del otro lado hay alguien, es un ser humano, una persona que tiene los mismos derechos que tenemos nosotros”.

La voluntaria además resaltó la importancia de promover valores que revaloricen una “cultura de vida” y que vayan en contra de la “cultura de muerte”. “Hay ciertas ideologías que buscan desintegrar la unidad familiar incentivando a la mujer que mate a otro ser vivo. El acabar con la vida del otro no es un derecho. Sí es un derecho tener los medios para llevar una vida sana y promover una vida sana”, dijo. Desde el hogar fomentan la realización, por parte del Estado, de lugares en los que se formen y contengan a mujeres que están en situación de vulnerabilidad. Como lo hacen ellos. Piden que se generen políticas públicas “donde haya un enfoque en la contención y en todo lo que tenga que ver con el apoyo psicológico, emocional, no para que mate a otro ser sino para que pueda superar el trauma en aquellas mujeres con embarazos problemáticos, adictas, que sufren violencia. Nos gustaría que haya más lugares o albergues donde puedan ir estas personas para que alguien las acompañe, superen traumas y que no se juzgue ni condene a una vida inocente que fue tan víctima como la madre. Eso es lo que se debería replantear desde un nivel político y social”.

“Abrazando a la vida”

El 17 de octubre fue la fecha elegida para llevar a cabo una jornada de concientización, en las afueras del hospital Materno Infantil “Héctor Quintana” bajo el lema “Abrazando a la vida”. 

La actividad fue amena y tuvo una gran respuesta de madres, padres, pacientes, transeúntes y trabajadores del nosocomio que se sacaron fotografías con mensajes a favor de la vida. 

Asistieron aproximadamente 400 personas y fue organizado por el hogar Pequeña Belén. 

Según informaron, la idea surgió por iniciativa de las madres que viven en la institución y que en el pasado fueron víctimas de violencia, violación, pobreza, adicciones u otro tipo de conflictos, pero que pudieron superar todo eso. 

Ellas quisieron contagiar esas ganas de salir de adelante a la población, por ello es que tuvieron la idea de hacer este evento. Prepararon comidas dulces y las repartieron, además entregaron donaciones de ropa para bebés y niños de familias de escasos recursos que se encuentran hospitalizados. 

“Surge la motivación e inquietud por las madres que salieron de esas problemáticas de regalar un abrazo y difundir un mensaje de que se puede salir adelante. Ellas salieron de sus dificultades y aprendieron que el embarazo no es algo que te ata y que no es un problema”, comentó Silvana Velázquez. 

Sobre este encuentro, Jorge Vázquez sostuvo que “actividades como estas crean una conciencia, un civismo, un pensamiento de solidaridad. Sirven para afirmar una conciencia ciudadana, para estimularnos a nosotros, para alentarnos y empujarnos para hacer más cosas por el bien del pueblo”.

 

Cómo ayudar

Los voluntarios invitan a la sociedad jujeña a colaborar con el trabajo solidario. Para colaborar, la dirección del hogar es calle Bahía Paraíso 956 del barrio Alto Éxodo Jujeño de Alto Comedero o al número 388 433-8868. Se necesita mercadería de toda índole, no solo comestibles sino también artículos de limpieza. También piden colaboración de materiales de construcción como ser bloques, puertas, ladrillos, cementos, etc. 

Todo ello será destinado a seguir construyendo en el lugar ya que aspiran a remodelar el edificio y construir más habitaciones con el fin de poder albergar a más personas.

 

                  

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