Desde las 5 de ayer, cientos de fieles de diferentes puntos de la provincia empezaron a llegar hasta la Catedral Basílica de la capital para participar de la segunda peregrinación al Santuario de la Virgen de Río Blanco y Paypaya, iniciando así una jornada cargada de emoción no sólo porque se confirmó una vez más la gran fe de los jujeños sino también porque por primera vez en la historia, la Virgen de Urkupiña engalanó la celebración religiosa.
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Desde las 5 de ayer, cientos de fieles de diferentes puntos de la provincia empezaron a llegar hasta la Catedral Basílica de la capital para participar de la segunda peregrinación al Santuario de la Virgen de Río Blanco y Paypaya, iniciando así una jornada cargada de emoción no sólo porque se confirmó una vez más la gran fe de los jujeños sino también porque por primera vez en la historia, la Virgen de Urkupiña engalanó la celebración religiosa.
La santa patrona de Cochabamba (Bolivia) arribó a la provincia la tarde del sábado para formar parte de las festividades en honor a la Virgen de Río Blanco, las cuales tuvieron su continuidad ayer con una nueva peregrinación que contó también con la presencia de la Virgen del Rosario de Sixilera que fue trasladada desde el Norte de la provincia por numerosos devotos de aquella región.
El sonido de los sikus y redoblantes dio inicio a la caminata rumbo al santuario, cuyo lema fue "Familia: iglesia de amor y servicio". En su transcurso, de a poco fueron sumándose fieles que se acercaban a saludar y buscar la bendición de las patronas.
Pasadas las 8, una marea de pañuelos blancos y aplausos recibía a las imágenes en el "campito" donde ya estaba todo previsto para la misa central. El predio se vio invadido por aproximadamente 20 mil personas que se dispusieron a lo largo y ancho del lugar para escuchar la santa misa que fue presidida por el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello y el obispo jujeño, Daniel Fernández.
"No hay fronteras, lo hemos comprobado. Hoy la fe nos hizo descubrirnos hermanos más allá de nuestra pertenencia geográfica y de nuestro lugar de nacimiento, estamos hermanados por el mismo padre", manifestó el prelado jujeño, destacando la unidad de la iglesia cuya prueba irrefutable es "la presencia de fieles de diferentes puntos de la provincia y también de Bolivia".
IMPRESIONANTE/ EL “CAMPITO DE LA VIRGEN”, LOS SENDEROS Y LAS LADERAS AYER ESTUVIERON CUBIERTOS DE FIELES.
En la homilía, Cargnello marcó la necesidad de recuperar el respeto por el prójimo, haciendo hincapié en la importancia de la familia como eje fundamental de la construcción de los valores. "Hay que renovar el compromiso de ser familia, santuario del amor y de la vida" y llamó a los ciudadanos a renovar la fe en Dios y la Virgen "para que nos traigan amor y la paz que buscamos".
Por su parte, el rector del santuario, Héctor Barrera, expresó su alegría por la gran cantidad de fieles y aseguró que en la jornada se vivió un momento para reflexionar acerca del rol de la familia en la construcción de una sociedad mejor. "Si ponemos el énfasis en las familias, amándonos, sirviéndonos, encontrándonos, creo que vamos a dar con la clave de la construcción de un Jujuy, de una región y de un país mejor".
Barrera pidió cuidar la religiosidad y la piedad popular, y llamó a dejar de lado las diferencias y los egoísmos para construir la paz. "Seamos familia, comunidad, iglesia de amor y de servicio", afirmó.
Asistieron el gobernador Gerardo Morales; los intendentes de San Salvador de Jujuy Raúl Jorge y Palpalá Pablo Palomares; el ministro de Salud, Gustavo Bohuid y el presidente del Concejo Lisandro Aguiar.
Testimonios
"Todos los años participo pero generalmente del tercer domingo. Hoy decidí venir porque está la mamita de Urkupiña y con mi esposa, somos devotos", Lito Oliva (Capital). "Este año vinimos especialmente por la virgen de Urkupiña porque con mi familia, somos muy creyentes de ella. Como nos enseñó mi padre, primero venimos a agradecer y a pedir por los demás", Matías Carabajal (La Mendieta). "Para nosotros es importante venir a agradecer", Benecio Feliciano (Palpalá).