Independiente es finalista y Avellaneda está de fiesta. La mitad por lo menos. El equipo dirigido por Ariel Holan sufrió bastante anoche, es verdad, pero consiguió el pasaporte y ahora espera al ganador de Junior-Flamengo, protagonistas de la otra semifinal de la Copa Sudamericana. La victoria por tres a uno depositó al conjunto argentino en la gran definición.
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Independiente es finalista y Avellaneda está de fiesta. La mitad por lo menos. El equipo dirigido por Ariel Holan sufrió bastante anoche, es verdad, pero consiguió el pasaporte y ahora espera al ganador de Junior-Flamengo, protagonistas de la otra semifinal de la Copa Sudamericana. La victoria por tres a uno depositó al conjunto argentino en la gran definición.
El "rojo" arrancó con todo, sabiendo que tenía que ganar por dos goles de diferencia para alcanzar el objetivo. Y fue Barco de penal y Gigliotti un minuto después trajeron tranquilidad a los hinchas que coparon el "Libertadores de América". Pero en el vértigo de esta primera etapa, la defensa del equipo de Avellaneda se descuidó y Cardozo Lucena marcó el descuento. Este resultado volvía a dejar afuera al dueño de casa, pero Barco habilitó a Silva, el uruguayo llegó hasta el fondo, mandó un centro atrás y el "Puma" Gigliotti clavó tercero. Fue un grito de desahogo enorme.
En el inicio del complemento, Campaña evitó el gol de Salcedo, al volar justo antes que llegara el delantero. Nuevamente, la última línea de los "diablos" se mostraba dubitativa y era algo que le preocupa al técnico Ariel Holan. En realidad, el funcionamiento colectivo de Independiente dejó mucho que desear en los primeros minutos de este período. Fue superado por un rival sin grandes ideas, pero con corazón y garra. El ingreso de Domingo y Amorebieta dejaron en claro que Independiente la estaba pasando mal realmente. El principal problema fue que se refugió muy atrás y sufrió más de la cuenta. Cuidar el resultado en la mitad de cancha implica albergar alguna ilusión de meter un contragolpe y liquidar el pleito, pero estando tan lejos del arco rival se torna imposible. Y al "rojo" le sucedió anoche. Un tiro libre de Silva llevó algo de peligro. Pero nada más hasta que apareció Barco, quien desparramó a cuatro rivales y su disparo final pasó a centímetros del arco de Muñoz.
La visita tuvo un par de chances más, pero la fortuna le negó el festejo que tanto buscó. El pitazo final encontró a los miles de simpatizantes de Independiente abrazados y gritando que "de la mano de Holan, todos la vuelta vamos a dar".