TILCARA (Corresponsal). Representantes de comparsas y fortines tilcareños hicieron público su malestar porque, pese a lo que se les había prometido, sus actividades culturales siguen siendo tratadas como espectáculos a la hora de exigirles el pago de impuestos. Conversamos con tres de ellos, que nos explicaron la situación.
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TILCARA (Corresponsal). Representantes de comparsas y fortines tilcareños hicieron público su malestar porque, pese a lo que se les había prometido, sus actividades culturales siguen siendo tratadas como espectáculos a la hora de exigirles el pago de impuestos. Conversamos con tres de ellos, que nos explicaron la situación.
Alberto García es integrante de la comparsa Pecha Pecha, la más antigua de las que siguen saliendo en el carnaval de Tilcara, “y estuve en la comisión por mucho tiempo, en la organización de los carnavales y siento la necesidad de manifestarme en contra de la Ley de Nocturnidad y el Decreto que van en desmedro de las comparsas. Es algo que afecta a toda la comunidad cultural que trabaja en estas fiestas, pero hay que advertir que esto mismo puede suceder con otras organizaciones de nuestra cultura como los Pesebres, los Centros Gauchos, las Bandas de Sikuris.”
Silvia Vilte se define “de tradición fortinera”, y nos dice que “los fortines nacieron en mi casa hace sesenta y tres años, y hoy esta Ley de la Nocturnidad nos afecta. Nos parece un atropello, un avasallamiento teniendo en cuenta que jamás hemos recibido ningún apoyo oficial para mover las tradiciones. Las sostenemos por un compromiso que uno asume frente a la familia, y por el respeto que uno tiene ante el mojón.”
Vilte nos dice que “esto va más allá de lo económico. Nosotros solventamos los gastos, que salen de los bolsillos de las familias que todo el año juntan su platita para el Carnaval. Que ahora se nos quiera imponer una ley inconsulta para una tradición tan arraigada, y más cuando desde el mismo gobierno se nos ha dicho, y se ha dicho por los medios de comunicación, que nos quedemos tranquilos porque todo iba a ser como antes, y ahora, cuando ya asumimos muchos compromisos, nos obligan a pagar $ 8.060.”
Chacho Gayardo, presidente de la Asociación Civil Comparsa Los Caprichosos Centro Cultural, nos dice que “estoy muy molesto como hombre que practica la cultura, y no solamente del Carnaval, porque siento como si me sacaran el hijo del vientre. Nos han tocado en lo más profundo. Personalmente estuve en una de las audiencias y nos dijeron que ellos reconocen que esta ley iba en contra de la cultura, y nos aseguró que el Carnaval va a volver a ser como antes.”
Gayardo nos sigue contando que “entonces nos volvimos contentos, y seguimos con todo el trabajo de preparar el Carnaval. Nos aseguraron que se iba a elaborar un decreto para contemplarlo y que después del Carnaval nos juntaríamos para discutir la ley en profundidad. Pero la semana pasada recibimos la información de cuales eran nuestras obligaciones, y vimos que el decreto no había cambiado nada. Dice que nuestra actividad es cultural, pero nada que nos favorezca.”
La situación, nos explica, “es que tenemos que pagar el depósito de garantía de $ 8.060 para iniciar cualquier trámite, y esta ley tiene muchos ítems. Según esta ley vamos a tener que pagar por cada señalada, por cada marcada, y es algo que es un error permitir. Al mismo tiempo sabemos que se auspicia desde el gobierno la peña que se realizará, dentro del Carnaval, en la Ciudad Cultural, cuando el verdadero Carnaval está en la Quebrada y en la Puna.”
Gayardo agrega que “estamos haciendo todo para que esta tradición no se pierda, y en parte somos Patrimonio de la Humanidad por estos aspectos culturales. Pero parece que lo que el gobierno quiere que esta cultura desaparezca porque no estamos en condiciones de afrontar estos gastos. ¿Vamos a tener que pagar cuando subamos a buscar a la Mamita Virgen, cuando saquemos el misachico o recemos para levantar las ofrendas de las Almitas?”.
Los representantes de las distintas agrupaciones y fortines se encuentran muy preocupados porque observan que el Carnaval en la provincia se convirtió en una cuestión empresarial y se dejo de valorar de manera cultural y ancestral del cual todos los jujeños y turistas podían disfrutar libremente.