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Son sombras y nada más

Se formalizó la rescisión con Fútbol Para Todos, se facultó al Comité Ejecutivo para formar la Superliga, se aprobó el nuevo Estatuto.No obstante, dirigentes enmendaron un borrador que ya fue corregido en detalle, en desacuerdo con un artículo incómodo, el 87

Sabado, 25 de febrero de 2017 18:29

El fútbol argentino remeda esos clásicos del cine de terror en los que ya pasado lo peor, restablecida la calma, a cielo limpio y sol a pleno, se ve una mano salir debajo de la tierra.

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El fútbol argentino remeda esos clásicos del cine de terror en los que ya pasado lo peor, restablecida la calma, a cielo limpio y sol a pleno, se ve una mano salir debajo de la tierra.

¿Qué decir de un viernes que se pretendía de armónica y prístina refundación y terminó con la música nuestra de cada día, manotazos torpes, interrogantes tamaño Amazonas y problemas, más problemas que el plomero del Titanic?

Según se evalúe la cuestión en clave de optimismo fundamentalista, puede y deben enumerarse el trazo grueso de las noticias positivas o al menos las que despejan la maleza: se formalizó la rescisión con Fútbol Para Todos, se facultó al Comité Ejecutivo para darle forma a la Superliga, se aprobó el nuevo Estatuto de la AFA, se fijó el 29 de marzo como fecha de las elecciones y hasta se dio a conocer el cronograma de partidos que, al parecer, se jugarán entre el viernes 3 y el lunes 6 de marzo.

¿Convicción, voluntarismo o negación?

Porque resulta que la rescisión con Fútbol Para Todos y el origen de la Superliga estaban más cantadas que “Color Esperanza”, la fecha de las elecciones era un secreto a voces y el cronograma de partidos debía hacerse público por obvio afán de credibilidad.

¿Y el Estatuto?

El Estatuto, bien, gracias; como a la Fifa se le ocurrió establecer un mecanismo de control que consiste en evaluar la trayectoria, la entidad y la probidad de los candidatos presidenciables, los asambleístas enmendaron un borrador que ya había sido enmendado en detalle, desconocieron el artículo incómodo, el 87, y lo aprobaron en defensa de la potestad de esa evaluación.

En la Conmebol, no: La evaluación podría ser en el Colegio Público de Abogados, por curioso sortilegio una institución que tiene como vicepresidente a Daniel Angelici, que impulsa a Claudio “Chiqui” Tapia, que por mera casualidad vendría a ser pasible de impugnación.

¿Por qué? Pesa sobre Tapia una imputación por “clientelismo en su condición del director del CEAMSE”, recordó la legisladora Graciela Ocaña, que en 2015 lo imputó y que ahora -además- interpuso un amparo que dificulta que el miércoles próximo la AFA y los clubes se hagan del dinero que podría terminar con un parate del fútbol oficial que lleva más dos meses.

¿Cuál es la relación del artículo 87, Tapia, y el amparo de la diputada Ocaña?

Pues que la AFA y sus dirigentes son una fuente inagotable de hipótesis de conflicto y de madejas que cual bolas de nieve crecen de forma exponencial.

Se supone que la dirigencia del fútbol argentino es creyente, y cuando cierra los ojos sueña en clave celestial.

Rezan porque la Fifa no impugne la enmienda del artículo 87 y al Estatuto mismo, como mínimo: (¿tan fácil olvidaremos que en su momento amenazó con intervenir la AFA?).

Rezan porque de la mano de esa venia de Zrich le quede el camino expedito al ubicuo Tapia, presidente de Barracas Central, socio de Boca, cuñado de Hugo Moyano, líder carismático de los clubes del ascenso y del llamado interior del país, apadrinado por Diego Maradona, imputado por Ocaña y alguna vez fiscal espontáneo de Marcelo Tinelli, a quien descalificó por el solo hecho de haberse disfrazado de mujer en un show televisivo. Rezan porque Tinelli, de quien muchos recelan pero a la vez sienten que dependen por sus amplios conocimientos en materia de medios de comunicación, conduzca con buen tino la Superliga y contribuya a discernir de forma certera qué conviene más: ¿Vender los derechos de televisión?. Rezan porque Sergio Marchi, el capo de Futbolistas Argentinos Agremiados dé marcha atrás en el anuncio de un paro. (Walter Vargas, Télam).



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