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Corrupción

Viernes, 24 de marzo de 2017 18:51


¡Buen día! La corrupción es un virus que infecta la vida social. Juan Pablo II llega a afirmar que “socava el desarrollo social y político de tantos pueblos. Es un fenómeno creciente que va penetrando insidiosamente en muchos sectores de la sociedad, burlándose de la ley e ignorando las normas de justicia y de verdad. La corrupción es difícil de contrarrestar, porque adopta múltiples formas; sofocada en un área, rebota a veces en otras. El hecho mismo de denunciarla requiere valor. Para erradicarla se necesita además, junto con la voluntad tenaz de las autoridades, la colaboración generosa de todos los cuidadanos, sostenidos por una fuerte conciencia moral”. El texto forma parte del Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 98, cuyo lema era: “De la justicia de cada uno nace la paz para todos”. Le sugiero tomarse un minuto para seguir leyendo: “Una gran responsabilidad en esta batalla recae sobre las personas que tienen cargos públicos. Es cometido suyo empeñarse en una ecuánime aplicación de la ley y en la transparencia de todos los actos de la administración pública. El estado, al servicio de los cuidadanos, es el gestor de los bienes del pueblo, que debe administrar en vista al bien común. El buen gobierno requiere el control puntual y la corrección plena de todas las transacciones económicas y financieras. De ninguna manera se puede permitir que los recursos destinados al bien público que sirvan a otros intereses de carácter privado o incluso criminal. El uso fraudulento del dinero público penaliza sobre todo a los pobres, que son los primeros en sufrir la privación de los servicios básicos indispensables para el desarrollo de la persona. Cuando la corrupción se introduce en la administración de la justicia, son también los pobres los que han de soportan retrasos, inefi    ciencia, carencias...

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¡Buen día! La corrupción es un virus que infecta la vida social. Juan Pablo II llega a afirmar que “socava el desarrollo social y político de tantos pueblos. Es un fenómeno creciente que va penetrando insidiosamente en muchos sectores de la sociedad, burlándose de la ley e ignorando las normas de justicia y de verdad. La corrupción es difícil de contrarrestar, porque adopta múltiples formas; sofocada en un área, rebota a veces en otras. El hecho mismo de denunciarla requiere valor. Para erradicarla se necesita además, junto con la voluntad tenaz de las autoridades, la colaboración generosa de todos los cuidadanos, sostenidos por una fuerte conciencia moral”. El texto forma parte del Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 98, cuyo lema era: “De la justicia de cada uno nace la paz para todos”. Le sugiero tomarse un minuto para seguir leyendo: “Una gran responsabilidad en esta batalla recae sobre las personas que tienen cargos públicos. Es cometido suyo empeñarse en una ecuánime aplicación de la ley y en la transparencia de todos los actos de la administración pública. El estado, al servicio de los cuidadanos, es el gestor de los bienes del pueblo, que debe administrar en vista al bien común. El buen gobierno requiere el control puntual y la corrección plena de todas las transacciones económicas y financieras. De ninguna manera se puede permitir que los recursos destinados al bien público que sirvan a otros intereses de carácter privado o incluso criminal. El uso fraudulento del dinero público penaliza sobre todo a los pobres, que son los primeros en sufrir la privación de los servicios básicos indispensables para el desarrollo de la persona. Cuando la corrupción se introduce en la administración de la justicia, son también los pobres los que han de soportan retrasos, inefi    ciencia, carencias...

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