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Gotas y gotitas: Las mochilas de mi vida…

Sabado, 22 de abril de 2017 20:25

Cuando escuché esto por primera vez, me llevó a darme de cuenta de que era cierto, cargaba con mi mochila, creo que como todas las personas. Entonces pude ponerme a pensar, ayudada por muchas personas que con sus palabras y testimonios me enseñaron y enseñan un cúmulo de cosas, ¿qué era lo que cargaba en mi mochila? Así encontré cosas que estaban buenas y otras que no, que hacían que mi mochila pesara demasiado sin ninguna necesidad. Y hoy en esta columna quiero compartir con vos como fue el proceso de limpiarla de a poquito y que resultara más liviana y además más agradable llevarla conmigo. Pude encontrar en ella muchas cosas, penas, alegrías, tristezas, nostalgias, amores que un día fueron todo, sueños abandonados, ilusiones, trabajos, que hoy por las razones que sean han quedado en sólo recuerdos. Por mucho que duela, esas cosas que quedaron atrás están en su lugar correcto, el pasado. Es posible que mi mochila, esté llena de culpa, enfrentamientos, dependencia emocional, altas expectativas, exigencia, frustración… Todo ello es lo que nos encadena e impide avanzar. Hay que dejar esas cosas atrás, dejarlas ir. También me di cuenta que esa mochila es de cada uno, es la vida de cada uno y de nosotros depende cuanto pese la mochila con la que cargamos. Sólo nosotros somos quienes decidimos qué se mete, qué permanece dentro, y qué cosas, recuerdos y sentimientos ya no tienen lugar en nuestra mochila. A veces nos parece que si renunciamos a mantener en nuestra mochila a esa pareja o amigo, recuerdo, sueño frustrado y demás que ya pertenece al pasado, nos convertimos en personas terriblemente egoístas. Quizás sea más fácil vaciar tu mochila si te digo que todo eso es espacio que lo negativo le resta a lo verdaderamente importante y positivo para nosotros. Dejemos espacio para nuestras fortalezas porque son nuestras alas: asumamos nuestros errores, incrementemos nuestro entusiasmo y eliminemos lo que ha agotado nuestro bienestar. Por nuestro bien, nos desprendamos de los malos sentimientos y de las personas tóxicas, que sin duda, son verdaderamente mortales. Y de vez en cuando, nos paremos a revisar nuestra mochila para deshacernos de lo negativo e innecesario. Hasta la próxima. Namasté.

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Cuando escuché esto por primera vez, me llevó a darme de cuenta de que era cierto, cargaba con mi mochila, creo que como todas las personas. Entonces pude ponerme a pensar, ayudada por muchas personas que con sus palabras y testimonios me enseñaron y enseñan un cúmulo de cosas, ¿qué era lo que cargaba en mi mochila? Así encontré cosas que estaban buenas y otras que no, que hacían que mi mochila pesara demasiado sin ninguna necesidad. Y hoy en esta columna quiero compartir con vos como fue el proceso de limpiarla de a poquito y que resultara más liviana y además más agradable llevarla conmigo. Pude encontrar en ella muchas cosas, penas, alegrías, tristezas, nostalgias, amores que un día fueron todo, sueños abandonados, ilusiones, trabajos, que hoy por las razones que sean han quedado en sólo recuerdos. Por mucho que duela, esas cosas que quedaron atrás están en su lugar correcto, el pasado. Es posible que mi mochila, esté llena de culpa, enfrentamientos, dependencia emocional, altas expectativas, exigencia, frustración… Todo ello es lo que nos encadena e impide avanzar. Hay que dejar esas cosas atrás, dejarlas ir. También me di cuenta que esa mochila es de cada uno, es la vida de cada uno y de nosotros depende cuanto pese la mochila con la que cargamos. Sólo nosotros somos quienes decidimos qué se mete, qué permanece dentro, y qué cosas, recuerdos y sentimientos ya no tienen lugar en nuestra mochila. A veces nos parece que si renunciamos a mantener en nuestra mochila a esa pareja o amigo, recuerdo, sueño frustrado y demás que ya pertenece al pasado, nos convertimos en personas terriblemente egoístas. Quizás sea más fácil vaciar tu mochila si te digo que todo eso es espacio que lo negativo le resta a lo verdaderamente importante y positivo para nosotros. Dejemos espacio para nuestras fortalezas porque son nuestras alas: asumamos nuestros errores, incrementemos nuestro entusiasmo y eliminemos lo que ha agotado nuestro bienestar. Por nuestro bien, nos desprendamos de los malos sentimientos y de las personas tóxicas, que sin duda, son verdaderamente mortales. Y de vez en cuando, nos paremos a revisar nuestra mochila para deshacernos de lo negativo e innecesario. Hasta la próxima. Namasté.

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