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El sabor del pan amasado y cocinado al horno de barro

Bollos, dulces y un sinfín de productos regionales fueron el marco ideal para disfrutar de una cálida tarde en familia.
Domingo, 23 de julio de 2017 20:16

De manos pequeñas, pero con brazos fornidos de tanto amasar esa mezcla de harina y levadura que luego se transforma en deliciosos bollos de típico aroma campestre, esos que prepara con esfuerzo y amor para vender a sus fieles clientes, así es Silvia Calizaya, una joven mujer que junto a sus hijas, participa ininterrumpidamente cada vez que se realiza en Yala la tradicional Feria del Pan Casero, la cual una vez al mes convoca la comuna de esa localidad vallista como un atractivo turístico que moviliza a visitantes y lugareños.

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De manos pequeñas, pero con brazos fornidos de tanto amasar esa mezcla de harina y levadura que luego se transforma en deliciosos bollos de típico aroma campestre, esos que prepara con esfuerzo y amor para vender a sus fieles clientes, así es Silvia Calizaya, una joven mujer que junto a sus hijas, participa ininterrumpidamente cada vez que se realiza en Yala la tradicional Feria del Pan Casero, la cual una vez al mes convoca la comuna de esa localidad vallista como un atractivo turístico que moviliza a visitantes y lugareños.

Como ocurre en cada encuentro, ayer nuevamente Silvia dispuso todo para el armado de su puesto de venta. Con un amplio mantel de color y una pequeña mesa que oficiaba de mostrador, Silvia desplegó las distintas variedades de pan que elaboró cuidadosamente respetando esas tradicionales recetas que le legaron su madre y su abuela, las cuales conservan el típico sabor del pan amasado y horneado al horno de barro, como así también jarras de mate cocido y pequeños frascos de dulces artesanales que ella misma prepara en su domicilio y que con especial sabor, son el complemento perfecto.

Una sonrisa en su rostro anticipaba con amabilidad la cálida atención con que recibía a cada potencial cliente que se acercaba a consultar precios y, en algunos casos, a probar las delicias que prácticamente se vendían por sí solas, ya que el aroma, color y textura del pan, motivaban a los sentidos a degustar las distintas variedades que proponía. Junto a ella, sus hijas se alistaban para acercarle una bolsita y agilizar la atención a quienes con gusto llevaban los distintos productos, para acompañar la merienda, en la que seguramente no faltarían las rondas de mate.

Si bien en el predio donde se realiza la feria se ubican numerosos puestos, en los que se ofrece una amplia variedad de productos artesanales como bollos, tartas, buñuelos, dulces y un sinfín de postres ideales para compartir en familia, Silvia es una de las mujeres que acompaña la Feria del Pan Casero desde sus inicios. Es que ya desde hace diez años, se dedica casi exclusivamente a la preparación y venta de pan, un emprendimiento que lleva adelante junto a su familia y que se ha convertido en un verdadero oficio que, si bien aseguró es un poco cansador, no deja de ser una actividad que la apasiona y que realiza con mucho amor. "Yo vivo de esto y mantengo a mis hijos; gracias a la venta puedo hacer que ellos estudien y si bien como todo es una actividad que cansa, ya a esta altura es mi trabajo, y me gusta hacerlo", relató.

Además de lucirse en cada feria, Silvia también aprovecha los días de semana para vender pan y mate cocido al costado de la ruta, ideal para estas tardes frías de invierno.

Sumar la música y las danzas típicas

Con nueces, con chicharrón, con harina semita, o cualquiera sea el tipo de bollo que prepara Silvia, al igual que todas las delicias que se ofrecen en la feria, son la excusa perfecta para disfrutar de una cálida tarde en familia. O por lo menos esa es la intención de los organizadores, quienes sin querer lograron conjugar productos autóctonos, regionales y artesanales, con la música, la danza y las tradiciones, las cuales aún se mantienen vivas especialmente en los Valles jujeños. 

Es que ya desde la ruta nacional 9, a pocos metros de la feria se podían escuchar algunas zambas o chacareras que asomaban desde alguna guitarra y no faltaron los cantores que animaron con su voz el predio en el que además se montaron pequeñas mesas para que las familias pudieran disfrutar del espectáculo que se complementó con la presencia de distintos cuerpos de danzas, luciendo trajes típicos. Así haga frío o calor, cada vez son más quienes se suman a participar de esta convocatoria que propone un espacio ideal tanto para compartir entre amigos y seres queridos, como así también un lugar para promover la cultura, las tradiciones e impulsar el desarrollo de pequeños emprendimientos de la zona que, de a poco se van afianzando, como en el caso de Silvia que además de aprovechar esta feria, se traslada a otras similares que se realizan en la Capital y el interior, en cada una de las cuales se destaca por el auténtico sabor de los bollos yaleños. 
 

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