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17 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Vientos de cambio

Jueves, 21 de marzo de 2019 18:06

En mis años vividos, que ya son unos cuántos, he aprendido entre otras muchas cosas, que para crecer como personas y ser más felices tenemos que aprovechar los vientos de cambio, los giros, a veces bruscos que surgen en nuestra vida. Tenerles miedo no está bueno y nos paraliza. Y evitarlos es imposible. Cuando estamos navegando y el viento y las olas cambian de dirección, hay que ajustar las velas y dar un giro de timón, intentar que el barco permanezca igual o no hacer nada sólo aumenta el riesgo de naufragar. Algo similar ocurre en nuestras vidas, cuando se avecinan o producen cambios importantes.Nos cuesta tanto encajar que todo puede y debe cambiar! Nos cuesta aceptarlo porque cualquier cambio, por pequeño que sea, implica una renuncia, una pérdida. Eso pude vivirlo esta semana cuando una amiga, de repente, tuvo un problema de salud importante. Inmediatamente se generó en quienes estábamos con ella zozobra y temor ante este cambio brusco de las contingencias o circunstancias que nos rodeaban. La incertidumbre se presenta y ayuda a ese temor, al menos al principio, hasta que volvemos a conocer y a tener el control sobre la nueva situación. La mejor actitud para sobrellevar un cambio es enfrentarse a él en forma activa, en lugar de evitarlo. Esto consiste en mirar el problema de frente y buscar soluciones. En la vida vamos a tener que encarar muchos factores que escapan a nuestro control, a muchas condiciones favorables y desfavorables, previstas e imprevistas, pero lo que sí podemos controlar es el modo en que queremos afrontarlos. Hay que perder nuestros miedos, descubriendo nuestras capacidades y aprendiendo que en la mayoría de las ocasiones, aquello que temíamos no se cumple. Perder el miedo al cambio es un modo de apostar en pro de la felicidad y la resolución de nuestros problemas. Los cambios en nuestra vida nos obligan la mayoría de las veces a tomar decisiones más o menos relevantes. El hecho es el siguiente: si nunca damos el paso y nos exponemos a lo nuevo, nunca podremos mejorar el momento presente, y no podremos comprobar si nuestros temores eran ciertos. Toda toma de decisiones supone asumir un riesgo. Pero, en nuestras manos está aprender a gestionarlos y poner en marcha estrategias para darles solución. Para afrontar los cambios y aceptarlos, debemos estar dispuestos a renunciar a lo viejo y conocido, pero en retribución ganaremos un abanico enorme de opciones y caminos. Namasté. Hasta la próxima. Mariposa Luna Mágica.

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En mis años vividos, que ya son unos cuántos, he aprendido entre otras muchas cosas, que para crecer como personas y ser más felices tenemos que aprovechar los vientos de cambio, los giros, a veces bruscos que surgen en nuestra vida. Tenerles miedo no está bueno y nos paraliza. Y evitarlos es imposible. Cuando estamos navegando y el viento y las olas cambian de dirección, hay que ajustar las velas y dar un giro de timón, intentar que el barco permanezca igual o no hacer nada sólo aumenta el riesgo de naufragar. Algo similar ocurre en nuestras vidas, cuando se avecinan o producen cambios importantes.Nos cuesta tanto encajar que todo puede y debe cambiar! Nos cuesta aceptarlo porque cualquier cambio, por pequeño que sea, implica una renuncia, una pérdida. Eso pude vivirlo esta semana cuando una amiga, de repente, tuvo un problema de salud importante. Inmediatamente se generó en quienes estábamos con ella zozobra y temor ante este cambio brusco de las contingencias o circunstancias que nos rodeaban. La incertidumbre se presenta y ayuda a ese temor, al menos al principio, hasta que volvemos a conocer y a tener el control sobre la nueva situación. La mejor actitud para sobrellevar un cambio es enfrentarse a él en forma activa, en lugar de evitarlo. Esto consiste en mirar el problema de frente y buscar soluciones. En la vida vamos a tener que encarar muchos factores que escapan a nuestro control, a muchas condiciones favorables y desfavorables, previstas e imprevistas, pero lo que sí podemos controlar es el modo en que queremos afrontarlos. Hay que perder nuestros miedos, descubriendo nuestras capacidades y aprendiendo que en la mayoría de las ocasiones, aquello que temíamos no se cumple. Perder el miedo al cambio es un modo de apostar en pro de la felicidad y la resolución de nuestros problemas. Los cambios en nuestra vida nos obligan la mayoría de las veces a tomar decisiones más o menos relevantes. El hecho es el siguiente: si nunca damos el paso y nos exponemos a lo nuevo, nunca podremos mejorar el momento presente, y no podremos comprobar si nuestros temores eran ciertos. Toda toma de decisiones supone asumir un riesgo. Pero, en nuestras manos está aprender a gestionarlos y poner en marcha estrategias para darles solución. Para afrontar los cambios y aceptarlos, debemos estar dispuestos a renunciar a lo viejo y conocido, pero en retribución ganaremos un abanico enorme de opciones y caminos. Namasté. Hasta la próxima. Mariposa Luna Mágica.

 

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