¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

19 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

40 años... no es nada...

Domingo, 19 de abril de 2020 01:03

En el recién estrenado otoño de 1980, en dependencias de un antiguo hotel de propiedad de don Abdala Besín, en calle Belgrano al 600 de San Salvador de Jujuy, de pronto comenzó un ajetreo inusitado.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

En el recién estrenado otoño de 1980, en dependencias de un antiguo hotel de propiedad de don Abdala Besín, en calle Belgrano al 600 de San Salvador de Jujuy, de pronto comenzó un ajetreo inusitado.

En las remozadas habitaciones, entraba y salía mucha gente, desde las 8 de la mañana y hasta pasada la medianoche había luces encendidas y se escuchaban sonidos de teléfonos en forma permanente, y el tableteo de decenas de dedos ansiosos sobre decenas de teclados de las viejas remingtons y olivettis. Y cambió el paisaje del centro de la ciudad. Días antes del Gran Día, todo eran preparativos, tensión, promesas y temores.

Los empresarios dueños del proyecto apostaban a crear algo importante. Los trabajadores, periodistas y fotógrafos, soñaban con una fuente de trabajo nueva y diferente. La ciudad no disimulaba su expectativa.

Y se eligió un día que era trascendente para los jujeños: un 19 de abril. Ese mismo día, pero en 1593, 387 años antes, don Francisco de Argañaraz y Murguía, trazaba mandobles frente a la cruz en el esbozo de la plaza principal, fundando la muy leal y constante capital de la futura provincia de Jujuy. Ese mismísimo día, vio la luz El Tribuno de Jujuy.

No fue sencillo

No fue sencillo, ni fácil. Había que ganarse al mercado, el comercio, las empresas a las autoridades, y sobre todo a la gente.

Había que abrirse paso a codazos en un medio complicado y dominado por la tradición y la costumbre, donde la innovación no siempre era bien recibida.

Aquel Jujuy y aquella Argentina de 1980, vivían como siempre, un año lleno de complicaciones. Conducidos por el gobierno de facto instaurado en 1976, la vida política y sindical estaba totalmente prohibida todavía, los estudiantes eran el segmento más dinámico de la sociedad, en un ámbito que tenía mucho más de aldea que de ciudad.

Por eso, era importante el nacimiento del nuevo diario para las nuevas voces y opiniones que comenzaban a incubar el regreso de la democracia, que tres años después pondría en la presidencia a Raúl Alfonsín y en la gobernación al ingeniero Carlos Snopek.

El Tribuno acompañó aquellos pasos, con decisión y firmeza, como que desde sus orígenes tuvo el signo de la democracia en su impronta y sostuvo el valor de la voluntad popular en sus páginas.

Por ese entonces, los pilares de la economía, eran los clásicos: producción de azúcar, papel y alcohol, tabaco y la gran minería metalífera.

En cuarenta años se triplicó la población, y se agregaron a los sueños de grandeza, el litio, la explotación de la energía solar, y el turismo, gigante dormido durante siglos en los que los propios jujeños no alcanzaban a descubrir primero y a valorar después las maravillas de su geografía, su cultura ancestral y su historia reciente.

El ejercicio de la democracia también hizo crecer a la provincia, la Universidad Nacional cambió el rostro adolescente de los estudiantes secundarios, por la de los universitarios, su ajetreo académico, de investigación, y sus ámbitos de debate y discusión.

La política tuvo vaivenes variados, como la dirigencia gremial, y el desarrollo de sus artistas fue notable, y en todas sus diferentes disciplinas, hizo brillar el nombre de Jujuy en el país y el mundo. Todo eso. Todo, fue recogido y mostrado en las páginas de El Tribuno de Jujuy.

El diario pasó momentos complicados a la par de la sociedad de la que se nutría y a la que servía. Y tuvo dos hitos trascendentes en su vida. El primero, cuando después de aquel primer envío de un directorio heterogéneo y voluntarioso, tomó la conducción el empresario tabacalero Atilio Manuel Solá.

"Pichín" se enamoró del diario y puso toda su energía en potenciarlo. Lamentablemente su temprana muerte en un accidente de aviación hizo pensar que el proyecto naufragaría.

Otro hito

Luego de un tiempo de indecisión, el otro hito llegó de la mano del empresario y político Rubén Armando Rivarola, su actual propietario y director ejecutivo.

Lejos de aquellas habitaciones adaptadas del antiguo hotel, el diario se refugió en una vieja casona de adobe en Belgrano esquina Argañaraz, sólo para tomar impulso y dar un gigantesco salto a su moderno edificio de ocho pisos, construido especialmente para el diario, donde además funciona su diario digital y dos emisoras de frecuencia modulada que conforman el pujante grupo Tribuno de Jujuy. Y no es sólo un grupo de comunicaciones, periodismo y publicidad. Como aquel 19 de abril de 1980, sigue fiel al compromiso contraído por la visionaria primera directora doña Ema Bárcena de Gronda: servir a Jujuy, acompañar el crecimiento de Jujuy, interpretar los sueños y los objetivos de la Provincia. En síntesis, ser profundamente jujeños.

Para caer en un lugar común diríamos, "parece que fue ayer", o bien "el tiempo pasó volando". Pero mirando la antigua primera tapa del diario puesta al lado de la de hoy, sólo podemos decir con la alegría del deber cumplido en nombre de todos los que están y de los que se nos fueron dejando su ejemplo registrado en las páginas del diario: "Sigamos adelante, con el mismo espíritu. Queda tanto por hacer! Al final... cuarenta años no es nada...".