"Pibas del viento" gira en torno a Guada, Maite y Sofi, tres amigas que forman parte una orquesta que trabaja con niños en el Club Atlanta y que fue fundada hace 7 años por Hugo Lobo, el trompetista y compositor de Dancing Mood.
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"Pibas del viento" gira en torno a Guada, Maite y Sofi, tres amigas que forman parte una orquesta que trabaja con niños en el Club Atlanta y que fue fundada hace 7 años por Hugo Lobo, el trompetista y compositor de Dancing Mood.
De esta manera, utilizando la música como excusa, el filme explora el universo de estas jovencitas determinadas y llenas de inquietudes que encuentran en un club de un barrio porteño, el lugar para desarrollar sentido de pertenencia, un espacio de contención y una vía para hacer más llevadera una existencia donde las dificultades sociales y familiares forman parte de su cotidianeidad. La directora acompaña con la cámara a las chicas, en un acercamiento muy íntimo y revelador que lleva al espectador a aproximarse a la complejidad de una etapa llena de confusión y de ilusión: la preadolescencia.
¿Qué nos puede contar del nacimiento del proyecto? ¿Por qué se inclina por contar esta historia?
Yo tengo contacto con la historia porque mi cuñado es hincha de Atlanta y tiene vínculos con la orquesta, es uno de los fundadores. Pero en determinado momento escriben desde la orquesta un texto que me llegó mucho. Había una campaña mediática muy fuerte pidiendo la baja de imputabilidad de los menores, se presentó un proyecto desde el macrismo que impulsaba esto y desde la orquesta escribieron una carta contando las experiencias positivas de chicas y chicos que eran parte de la orquesta y expresaban cómo había impactado en sus vidas.
Y proponían que en lugar de encerrar a los chicos en cárceles por cometer delitos, había que buscar generar espacios como éstos, de interacción. Y eso me conmovió y me movilizó a acercarme al espacio y así llegué a la orquesta. Fui a ver de qué se trataba y me encantó todo lo que hacían colectivamente y eso deconstruir, porque de lo que parecía primero ruido hacían música de manera grupal.
¿Qué le dejó personalmente la experiencia?
El rodaje fue súper lindo. Conformamos un muy buen equipo con Florencia Franco, la productora, con Melina Terribili, la directora de fotografía, Paula Ramírez, la directora de sonido y Fernando Vega, el montajista. Fue una experiencia de trabajo muy linda y transformadora. Conocer a las chicas y el laburo que hacen, relacionarnos con todo lo que se daba en el lugar, fue muy lindo, fue algo que nos cambió.
¿Cómo fue el acercamiento con las protagonistas? ¿Cómo consiguieron ingresar a su intimidad?
Nosotras con Flor (Franco) estuvimos yendo casi un año a presenciar los ensayos para generar un vínculo con los profes, las madres que también motorizan el espacio y con los chicos y enseguida nos dimos cuenta que ellas eran las líderes naturales del grupo y nos acercamos en un plano de igualdad, proponiéndoles que queríamos hacer el documental y enseguida, les entusiasmó la idea y las madres también dijeron que sí.
Y empezamos a compartir momentos, fuimos al club para estar con ellas y las dejamos hablar mucho, para ver qué era lo que nos querían contar, escuchándolas, queríamos que todo surja de ellas y se fue dando una relación de respeto, de paciencia, de escucha. Todo se fue desarrollando naturalmente, algunas cosas las proponíamos nosotras otras ellas. Un día nos dijeron si podíamos ir a filmarlas a la escuela y ahí se las ve tocando y después nos contaron que iban a hacer una pijamada y les consultamos si podíamos estar ahí y lo hicimos. Toda la relación con las chicas fue muy llana.
¿Las chicas ya vieron la película?
Sí, la vieron antes de la pandemia. Cuando terminamos el montaje antes de la posproducción de sonido y color, las convocamos a ver la película en pantalla grande en la sede de la DAC (Directores Argentinos Cinematográficos) para ver qué les pareció el armado. La vieron y les gustó, se rieron, se emocionaron, fue un momento lindo. Una cosa a una de las chicas le incómodo y la sacamos de la película. Y después la vieron varias veces.
¿Qué recorrido tuvo el documental antes de su arribo a salas y a Cine.ar?
El documental había sido seleccionado para el Bafici 2020, pero fue la edición que se canceló por la pandemia. Y en aquel momento evaluamos la posibilidad de estrenarlo porque la situación de las familias del club era complicada y en diciembre del 2020 armamos un enlace e hicimos una campaña para que la gente compre una entrada virtual para acceder a la película y poder juntar fondos.
Entonces fue una especie de preestreno y recaudamos dinero para la orquesta pero eso nos dejó afuera del Bafici 2021 porque consideraban que la película ya estaba entrenada y no pudimos estar. Después estuvimos en el Festival de Derechos Humanos y luego directamente a salas y a Cine.ar.
¿Qué pasó con la orquesta en pandemia?
Bueno, hoy la situación es un bajón porque obviamente no están pudiendo funcionar en pandemia, querían retomar este año pero tampoco se pudo. Pero las familias mantienen un vínculo permanente, en estas circunstancias hacen bolsones de donaciones que reciben que se reparten. Al principio de la pandemia los chicos grababan videos tocando y después se cortó. Y ahora están tratando de retomar, esperan poder hacerlo al aire libre pero por ahora no están trabajando.
¿Cuál es su opinión sobre las plataformas de contenidos?
Por un lado está buenísimo porque permiten que lleguemos con contenidos a todo el mundo, pero el problema que tienen es la concentración. Son pocas las plataformas líderes, por ejemplo Netflix y Amazon e interfieren con la soberanía audiovisual, porque muchas producciones son encargadas por esta plataforma.
Y por otro lado lo que estamos pidiendo es que esas plataformas tributen para engrosar nuestro fondo de fomento, con lo que se producen películas argentinas. Y después están las plataformas como Cine.Ar que están buenísimas, porque están nuestros contenidos ahí pero todavía se están instalando, no son masivas.