Una enfermedad congénita, mielomeningocele y espína bífida le cambió la vida no sólo a la joven María Luz del Milagro Luna sino a su familia que la acompañaba en cada paso. Actualmente cursa el tercer año de secundario y hace tres años comenzó a hacer atletismo, logró medallas de plata en los Juegos Evita y ser convocada por la Selección Nacional de esa disciplina. Ahora se entrena y busca nuevos podios.
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Una enfermedad congénita, mielomeningocele y espína bífida le cambió la vida no sólo a la joven María Luz del Milagro Luna sino a su familia que la acompañaba en cada paso. Actualmente cursa el tercer año de secundario y hace tres años comenzó a hacer atletismo, logró medallas de plata en los Juegos Evita y ser convocada por la Selección Nacional de esa disciplina. Ahora se entrena y busca nuevos podios.
María Luz nació con mielomeningocele y tiene espina bífida, lo que le quitó la posibilidad de caminar y además cuenta con una válvula en la cabeza, pese a lo cual superó varias cirugías y duros momentos en tratamiento. "Nos enteramos del diagnóstico cuando nació, y era estar con ella tenía que hacerle el sondaje cada tres o cuatro horas, tuvo varias operaciones y tuvimos que estar en Buenos Aires casi tres años" explicó su madre Ema Mariela Ceballos.
Es que por su condición la joven debe usar permanentemente una sonda, y el cateterismo que necesita se lo hizo ella hasta el año pasado ya que la joven aprendió a hacerlo sola.
Pese a la falta de movilidad que le generó la enfermedad, María Luz desarrolló otras aptitudes físicas y actualmente hace atletismo paraolímpico, logrando ser convocada por la Selección Argentina y haber podido competir en los Juegos Evita para representar a Jujuy a quien dejó en alto al traer en dos ocasiones la medalla de plata.
Comenzó a hacer deporte con la inquietud de socializar. Sucede que su niñez, pese a las cirugías y esos duros años en hospitales, transcurrió sin dejar de aprender a través de la escuela del programa Educación hospitalaria que, como su nombre lo indica, no implicó un establecimiento escolar, sino más personalizado.
"La incentivamos mucho en el deporte porque si no ella estaba todo el día en cama, entonces se inició en una escuelita de Palpalá", explicó Ceballos. Fue por ello que a los quince años comenzó a entrenar en una Escuela de Atletismo de Palpalá y a sumergirse en el mundo del deporte, por sugerencia de su madre.
Un profesor de Salta le prestó una silla que le permitió competir como velocista y en poco tiempo tuvo muchas satisfacciones de la mano del deporte. "El primer año saqué medalla de plata, y el segundo también", expresó María Luz en referencia a las competencia de los Juegos Evita en Mar del Plata. "Me hice muchos amigos ahí pero como cumplí los 18 años ya no pude ir", agregó pero no dejó el deporte y ahora sigue entrenando luego de un año que debió suspender la actividad por una infección urinaria.
"El deporte le cambió la vida a ella porque en Buenos Aires hizo amigos y salió de su rutina. Además el deporte le mejoró mucho la salud", expresó su madre. Además fue convocada por la Selección Argentina de Atletismo paraolímpico luego de participar de los Juegos Evita, por lo que pudo ir en dos ocasiones a las concentraciones del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), el último en agosto de este año.
Desde siempre hizo vida escolar activa, formó parte del Club de Ciencias, y el último trabajo tuvo que ver con la producción de compost, orientada por su profesor Ricardo González.
A María Luz solo le faltan dos años para terminar el secundario pero tiene planes. "mi proyecto es seguir entrenando y llegar a los más alto, representar a Jujuy", aseguró la joven. Es que recuerda que no fueron pocas las metas y en todas supo destacarse; de hecho recordó que también participó del último maratón que organizó El Tribuno de Jujuy, en 2019.
Busca conquistar nuevos podios
Actualmente María Luz del Milagro Luna continúa practicando atletismo y la entrena diariamente su padre, Raúl Luna. Fue quien creó un gimnasio para que ella pudiera entrenar en su hogar porque explicaron que se les hacía complicado poder ir a uno particular aunque fuera tres veces por semana, porque no hay colectivos adaptados que le permitan movilizarse por su cuenta. Entienden que tampoco ayudan las condiciones de las calles para que se independice.
“Con mis hijos y mi marido siempre la apoyamos, nunca la tratamos como una nena con discapacidad, le hablamos, el problema de ella es motriz y como toda adolescente se pregunta por qué no puede caminar, pero tratamos de contenerla”, aseguró su madre Ema Ceballos. Explicó que si bien no pudo trabajar por la atención que debía prestar a su hija, está feliz de poder cuidarla. “Por ahora entreno sola”, aseguró María Luz sobre su realidad actual como deportista en la que ya se ve conquistando nuevos podios de la mano de su padre y entrenador, Raúl quien años antes tuvo un accidente y perdió un ojo lo que hizo que se retire y dedique gran parte de su tiempo a entrenar a su hija para ayudarla a superar objetivos deportivos.