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Bailar minué es simple... si se respetan sus reglas

Lunes, 21 de febrero de 2022 01:04

El minué se baila en salones lujosos y ambientes refinados, y se tienen que respetar estas instrucciones: la pareja se enfrenta, se hacen mutuamente una reverencia al mismo tiempo y luego mirando hacia delante la dama coloca su mano izquierda sobre la mano derecha del caballero (hoy, por cuestiones de género se obviará ese detalle).

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El minué se baila en salones lujosos y ambientes refinados, y se tienen que respetar estas instrucciones: la pareja se enfrenta, se hacen mutuamente una reverencia al mismo tiempo y luego mirando hacia delante la dama coloca su mano izquierda sobre la mano derecha del caballero (hoy, por cuestiones de género se obviará ese detalle).

Después usando el pie derecho para comenzar, ambas partes dan pasos pequeños, pie derecho luego pie izquierdo, luego el pie derecho una vez más. Se ponen los dedos del pie derecho en punta y el golpea el suelo con ellos tres veces. Se repite la secuencia de pasos 3 tres veces. Frente a frente, la pareja de nuevo hace una reverencia o inclinación.

Se repiten galanteos y requiebros de manera lenta y elegante. Y se sonríe siempre, aunque no haya ganas. No amable lector: ni se confundió de columna, ni este periodista enloqueció. Sólo trataba de encontrar una clara similitud entre los líderes mundiales, la dirigencia política, y los pasos de un baile que se tributan entre requiebros y lisonjas, y la realidad que mira expectante y temerosa de que comiencen las detonaciones. Así bailan su minué Biden y Putin sobre el tenso espacio de Ucrania. Joe, aterrado, afirma que la invasión rusa ya llega y Vladimir, impertérrito, asegura que los suyos son apenas ejercicios. Y cuando el mundo advierte lo que puede pasar, tiembla rogando que el "juego" se termine.

En Argentina, esta semana, irá al Congreso el proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario, tras otra danza tardía, frenética, de técnicos y funcionarios que ya resolvieron que se pondrán de acuerdo sobre un documento que les conviene a todos, y que el país desconoce aunque influirá de manera decisiva en la vida de todos.

Hay otro minué que se baila en los despachos impenetrables del poder: en el Senado, los pasos fallidos del baile (senadores oficialistas exigieron conocer la letra chica antes de recibirlo) motivaron que la vicepresidenta Cristina Elisabet Fernández de Kirchner haya resuelto que el proyecto ingrese por la Cámara baja.

En otro minué, el de la política internacional, la inminencia del cierre de los prolegómenos del acuerdo, determinó que el presidente Alberto Ángel Fernández considere que los galanteos y reverencias que hace apenas unos días tributó a rusos y chinos, esta vez debían dedicarse, tras un giro de 180 grados, a los Estados Unidos, y ordenó que Argentina acompañe el duro documento que se aprobó en el Consejo Permanente de la OEA, condenando los gravísimos abusos a los derechos humanos del régimen dictatorial nicaragüense del matrimonio de Daniel y Rosario Ortega.

Ojalá ayude el gesto, porque con el Banco Central sin reservas y a 30 días exactos del fuerte vencimiento de 3.800 millones de dólares con el FMI, se torna imprescindible el okey del directorio del organismo y la aprobación del arreglo en el Congreso. Nadie quiere, o nadie se anima, en ninguno de los casos, a salirse de armoniosos movimientos del minué, porque un paso en falso, o cualquier acorde disonante, provocaría una deflagración.

La dirigencia baila las mismas cuidadosas –y fingidas- coreografías, aunque algunos se animan a atizar el fuego. El exministro Agustín Rossi dio instrucciones a la oposición: "Los dirigentes de JxC tendrían que bajar el tono y votar el acuerdo" les dijo.

Pero evitó aconsejar a los propios, quizás porque ellos ya tienen quienes se salen de la vaina: el K converso Leopoldo Moreau: "el acuerdo está lleno de riesgos"; la economista y política, Fernanda Vallejos: "es entregar el país"; el abogado de CEFK Gregorio Dalbón: "no se la van a llevar de arriba, la deuda es ilegítima"; el sindicalista Omar Plaini (canillitas): "generará tensiones, lo analizaremos en la CGT".

Y la referente tupaquera Milagro Amalia Ángela Sala de Noro y Juan Grabois rechazaron el acuerdo. Sólo un puñado de ejemplos de los que descreen del apacible modo del minué, como estrategia diplomática y política.

Si todo sale bien, y ojalá que así sea, para potenciar el acuerdo, ¿el Gobierno actuará con sobriedad y en nombre de todos, o iniciará en nombre propio un nuevo relato épico y colosal como cuando salió el primer avión a traer vacunas en Rusia? ¿En ese momento, se romperá la débil tregua a que obliga el acuerdo? A partir de allí, ¿cuánto más durará el ministro Martín Guzmán en su cargo, siempre en la mira de Máximo y CEFK y distanciado del titular del Bcra y de muchos ministros y funcionarios cristinistas? ¿Se cumplirán las amenazas de cambios en el gabinete con el regreso de Juan Manzur al Gobierno tucumano y el desembarco de figuras como Vilma Ibarra, Cecilia Todesca o Gabriela Cerruti en su lugar? ¿AAF desguazará el Ministerio de Agricultura para instalar a Emilio Pérsico en una nueva cartera de Economía Social y Popular? ¿Agustín Rossi volverá al gabinete o a la AFI, hoy intervenida?

En la oposición, la coqueta y refinada danza del minué tiene cultores. Patricia Bulrrich, titular del PRO, amplió su área de "seducción presidencial": ya lo hizo con GMP (Gerardo Morales Precandidato) y ahora tentó a Ricardo López Murphy y a Luis Juez. En tanto GMP coincidió con Lilita Carrió en dar al Gobierno el acuerdo con el FMI. En tanto galanteaba a Lilita les dijo a los duros del PRO "halcones sin garras, sólo de la boca para afuera".

Mientras un ejército de tuiteros atacaban sin piedad sus pasos de minué, el GMP reunió a los principales radicales en Santa Fe, y logró crear la sensación de un principio de unidad. Se acercó entre mutuas reverencias a Martín Lousteau, pero no consiguió formar pareja entre Mario Negri y Rodrigo de Loredo para unificar la conducción del bloque de diputados nacionales. Horas después, el GMP fue recibido en alfombra roja y protocolos casi presidenciales (banda y guardia de honor militar) por su par cordobés, el poderoso peronista no kirchnerista Juan Schiaretti. Subrayaron sus pasos de minué compartiendo reclamos a la Nación por un federalismo equilibrado y prometieron fortalecer la relación biprovincial. Otras coincidencias que pactaron reservadamente se irán conociendo con el correr de los días.

En Jujuy, el GMG (Gerardo Morales Gobernador) comprobó que el pez por la boca muere: alabando su gestión ante la prensa porteña, afirmó que no necesita nada del Gobierno nacional, porque Jujuy está en equilibrio fiscal y con superávit. Estallaron los gremios en plenas paritarias. Le recordaron que la coparticipación, casi el 90% de los ingresos, se diluye en una masa salarial de 90 mil empleados que significan el 60% del gasto del Estado.

Pero, si hay superávit, dijeron, es tiempo de redistribuirlo en mejores sueldos. En tanto crece el caos en los gremios, donde las bases reprochan a sus dirigencias blandura o complacencia con las magras ofertas oficiales. La fuerte erosión de los caciques sindicales, especialmente docentes de Adep y Cedems, no ayuda ni al Gobierno ni a los trabajadores.

La invitación a los gremialistas a seguir hablando en los coquetos despachos de la ministra Marita Bovi, con los ministros Sadir y Álvarez García, no tiene buen clima. En ocho días, deben comenzar las clases pero los refinados modos del minué hoy no parecen ideales para encontrar soluciones.

El GMG deberá atender otros temas locales: ubicar a los funcionarios que casi concretan la gravísima afrenta de encorsetar al carnaval jujeño, fiesta ancestral y popular si las hay, con amenazas y reglamentaciones absurdas. Y dedicarle tiempo al escándalo desatado en el Concejo Deliberante de Libertador, donde insólitas renuncias y "no renuncias" de ediles mantienen al cuerpo en ridículo. Bailar el minué es sencillo… si se siguen las simples instrucciones del comienzo…

 

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