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Más de 30 años al servicio de los más necesitados

María Irene Correjidor dedicó gran parte de su vida a la tarea social a través de Cáritas, dejando un importante legado.
Martes, 10 de enero de 2023 01:02

Una incansable labor social llevó adelante María Irene Corregidor de Isasmendi, una mujer que dedicó más de 30 años de su vida a trabajar por los que menos tienen, brindándoles no solo un plato de comida caliente, sino además la contención, el cariño y afecto que toda persona necesita. Hoy, a menos de dos meses de haber dado por concluida su tarea comunitaria, en su cumpleaños número 75, decidió celebrar con los abuelos del comedor que durante tantos años sostuvo con mucho amor y compromiso, en el mismo salón parroquial de la localidad de Santa Clara que ya es como su segundo hogar.

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Una incansable labor social llevó adelante María Irene Corregidor de Isasmendi, una mujer que dedicó más de 30 años de su vida a trabajar por los que menos tienen, brindándoles no solo un plato de comida caliente, sino además la contención, el cariño y afecto que toda persona necesita. Hoy, a menos de dos meses de haber dado por concluida su tarea comunitaria, en su cumpleaños número 75, decidió celebrar con los abuelos del comedor que durante tantos años sostuvo con mucho amor y compromiso, en el mismo salón parroquial de la localidad de Santa Clara que ya es como su segundo hogar.

Hija de María Liboria y Felipe, María Irene nació el 10 de enero de 1948 en Arroyo Colorado; formó su familia en la localidad de Santa Clara, y allí ejerció la docencia y se jubiló en la Escuela 356 "José Hernández", donde también desarrolló una gran actividad social y de ayuda a la comunidad.

CON VOCACIÓN DE SERVICIO | MARÍA IRENE ATENDÍA A CADA ABUELO

En la década del 90 comenzó su tarea social. Trabajó durante mucho tiempo en la parroquia ayudando a los abuelos; en ese entonces solo había una capilla y con la ayuda de algunos comercios y demás donativos que gestionó se pudo finalmente construir un salón. Paralelamente trabajó en el comedor de niños del paraje Puente Lavallen, donde asistían unos 100 chicos todos los días. Recibían la ayuda de Cáritas del Obispado, hasta que pasó a depender del estado provincial.

En esa labor, advirtió que había muchos abuelos de la zona que no tenían recursos para alimentarse correctamente, que se encontraban en estado de vulnerabilidad, por lo que María Irene decidió sumar un comedor para los abuelos, los fines de semana. Para eso ocuparon el salón que habían construido; allí se aceraban unos 30 abuelos a recibir un plato de comida, pero además a ser escuchados, a compartir una mesa y sobre todo disfrutar del vínculo afectuoso que les ofrecía María Irene y todo el grupo de cocineras que acompañaban el proyecto voluntariamente.

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Cada fin de año no faltaba el almuerzo Navideño donde además se les obsequiaba a los abuelos mercadería, calzado nuevo, sumando luego las cajas que otorgaba Cáritas con padrinazgo para la Nochebuena.

Fue un arduo trabajo a pulmón el que realizaba María Irene. Con los pocos recursos con los que contaban siempre hacían que alcance, tratando de servir una porción generosa de comida, de calidad, nutritiva.

Una importante huella

Con la satisfacción de la tarea cumplida y el corazón pleno, en el mes de noviembre pasado María Irene decidió culminar con su labor. Por razones de salud, su edad y el esfuerzo que demandaba el comedor, dejó el proyecto en manos de sus compañeras, para que ellas continúen con el servicio.

Pero lejos de desprenderse de su gente, hoy celebrará sus 75 años de vida con un hermoso reencuentro con los abuelos, sus amigos, con quienes cerrará un ciclo, guardando en su ser los bellos momentos compartidos.