La prohibición de fumar marihuana en las calles del barrio rojo de Ámsterdam entró en vigor este jueves y forma parte de un impulso de la primera alcaldesa de la ciudad para limpiar el área.
Se colocaron letreros en el vecindario bordeado de canales conocido por sus burdeles, clubes de sexo y cafés de marihuana, que atraen a millones de turistas al año, pero son una molestia para los residentes.
Las personas sorprendidas violando la prohibición ahora corren el riesgo de recibir una multa de 100 euros (110 dólares).
La alcaldesa de la ciudad, Femke Halsema, prometió mejorar las condiciones de las trabajadoras sexuales y reducir la delincuencia y el uso excesivo de drogas y alcohol.
Se están llevando a cabo discusiones para sacar el turismo sexual y de drogas fuera del centro de la ciudad, pero hay oposición de los residentes en los lugares que se han propuesto como alternativas.
La gente todavía podrá fumar dentro y en las terrazas de las cafeterías que venden marihuana y hachís en el distrito y otras partes de la ciudad.
Las autoridades holandesas toleran el uso personal de pequeñas cantidades de marihuana.
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La prohibición de fumar marihuana en las calles del barrio rojo de Ámsterdam entró en vigor este jueves y forma parte de un impulso de la primera alcaldesa de la ciudad para limpiar el área.
Se colocaron letreros en el vecindario bordeado de canales conocido por sus burdeles, clubes de sexo y cafés de marihuana, que atraen a millones de turistas al año, pero son una molestia para los residentes.
Las personas sorprendidas violando la prohibición ahora corren el riesgo de recibir una multa de 100 euros (110 dólares).
La alcaldesa de la ciudad, Femke Halsema, prometió mejorar las condiciones de las trabajadoras sexuales y reducir la delincuencia y el uso excesivo de drogas y alcohol.
Se están llevando a cabo discusiones para sacar el turismo sexual y de drogas fuera del centro de la ciudad, pero hay oposición de los residentes en los lugares que se han propuesto como alternativas.
La gente todavía podrá fumar dentro y en las terrazas de las cafeterías que venden marihuana y hachís en el distrito y otras partes de la ciudad.
Las autoridades holandesas toleran el uso personal de pequeñas cantidades de marihuana.