En la superficie terrestre podemos reconocer, por ejemplo, ríos, serranías, montañas, valles, llanura, quebradas profundas denominadas "cañones". Estos paisajes no resultan extraños porque existe bastante información, por geólogos y otros naturalistas, además podemos registrar terremotos, volcanes, inundaciones, flujos de barro o escombros. También logramos ver la acción erosiva del paisaje como consecuencia del viento, hielo y agua.
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En la superficie terrestre podemos reconocer, por ejemplo, ríos, serranías, montañas, valles, llanura, quebradas profundas denominadas "cañones". Estos paisajes no resultan extraños porque existe bastante información, por geólogos y otros naturalistas, además podemos registrar terremotos, volcanes, inundaciones, flujos de barro o escombros. También logramos ver la acción erosiva del paisaje como consecuencia del viento, hielo y agua.
Muy pocas personas vieron la geología o fisiografía del fondo oceánico, eso complica nuestra imaginación para tener idea del paisaje. Lo primero es suponer aproximadamente una superficie plana del fondo oceánico, similar al fondo de un lago seco. Sin embargo, los estudios demuestran que la topografía es variada y que también ocurren fenómenos geológicos.
A partir de 1872 se iniciaron trabajos en el fondo oceánico, posteriormente con el desarrollo de nuevas herramientas marinas se fue ampliando la información, especialmente a partir de la segunda guerra mundial, cuando por cuestiones de estrategia militar comenzaron a tener mayor y más rápido conocimiento del fondo oceánico. Estos estudios han sido la base para continuar las investigaciones y saber de la variada topografía del fondo oceánico.
Actualmente se reconocen diferentes regiones. Podemos mencionar las "márgenes continentales". Algunas tienen superficies muy inclinadas y están relacionadas a volcanes y terremotos como es el caso de las márgenes del océano Pacífico. En otras márgenes, como en el Atlántico e Índico, están sumergidas, con superficies de escasa inclinación, no tienen relación con volcanes y sismos. Las "dorsales oceánicas" constituyen verdaderas cordilleras submarinas, representan los bordes mediante los cuales se separan las placas tectónicas. Normalmente se sitúan en una posición media de los océanos y pueden tener más de 60.000 kilómetros de extensión y ancho de 2 kilómetros. Estas se encuentran, por ejemplo, en los océanos Atlántico y Pacífico. Estos bordes de placas también tienen relación con vulcanismo y terremotos leves. Las "cuencas oceánicas profundas" están relacionadas a otro borde de placas tectónicas, a diferencia de las dorsales, existe una destrucción de la placa porque una de ellas desciende y se destruye por debajo de otra placa. En este sector de convergencia de las placas, se originan depresiones profundas en el fondo oceánico, por ejemplo, en el Pacífico muchas superan los 10.000 metros de profundidad. Estas cuencas por estar en áreas de convergencia están relacionadas a terremotos y vulcanismo catastróficos, están vinculadas a lo que conocemos como "cinturón de fuego del Pacífico".
La región activa de las "márgenes continentales", regiones de "dorsales oceánicas" y "cuencas profundas" tienen actividad constante, considerando que las placas tectónicas se mueven de manera continua.
También es posible reconocer grandes extensiones de planicies denominadas "llanuras abisales" sobre las cuales surgen cerros aislados, aguas termales, volcanes en actividad que muchas veces no salen a la superficie de las aguas oceánicas porque no son de grandes magnitudes, por lo tanto, la gran masa de agua oceánica no permite la erupción por encima del nivel del océano. En otros casos son erupciones potentes que llegan a la superficie del mar, incluso pueden formar islas como el caso de Hawái en Estados Unidos. Estos volcanes no tienen relación con las cuencas oceánicas ni dorsales submarinas.
También es posible reconocer otros fenómenos geológicos, por ejemplo, grandes movimientos de flujos de barro o escombros similares a los que ocurren en la superficie de la tierra. En algunas márgenes, se han reconocido profundos "cañones" originados por erosiones submarinas.