Caótica, desordenada, sin objetivos ni planificación. Así fue la administración del Hotel Termas de Rosario de la Frontera durante 2008 y 2009, según un informe de la Auditoría General de Provincia dado a conocer recientemente. El estado de abandono y la desinversión del histórico edificio, como consecuencia de la mala administración, fueron publicados meses atrás por El Tribuno.
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Caótica, desordenada, sin objetivos ni planificación. Así fue la administración del Hotel Termas de Rosario de la Frontera durante 2008 y 2009, según un informe de la Auditoría General de Provincia dado a conocer recientemente. El estado de abandono y la desinversión del histórico edificio, como consecuencia de la mala administración, fueron publicados meses atrás por El Tribuno.
En el informe disponible en la página web del organismo los auditores señalan que en esos dos años en el Hotel Termas no hubo organización alguna en la gestión de compras ni en la registración financiera, incumpliendo de esta forma los principios presupuestarios y contables a la hora de asentar los gastos.
Sin embargo, también indica que la asignación de responsabilidades al exadministrador Martín Rivero no está claramente detallada ni formalizada.
El cuestionado Rivero justificó egresos mediante recibos particulares y no del hotel, como exige el régimen de facturación y registración (de la Administración Federal de Ingresos Públicos). Tampoco llevó una contabilidad prolija del presupuesto para identificar cada uno de los créditos, el monto gastado y su modificaciones.
En los servicios no personales -con excepción de los servicios básicos, entre otros-, confeccionó órdenes de pago internas para cancelar las obligaciones.
En la auditoría también se detectó que los responsables del Hotel Termas habían utilizado un método de registración que no reflejaba las afectaciones de las autorizaciones a gastar, según prevé el sistema.
En 2008, en el establecimiento hotelero rosarino se hicieron contrataciones informales de trabajadores en reemplazo de personal de planta permanente que se encontraba de licencia. En 2009 se contrató a dos compañías prestadoras del servicio de personal eventual, sin respetar tampoco la ley de 6.838 de contrataciones de la provincia.
En cuanto a planes y programas en el tiempo en cuestión, el hotel no tuvo un direccionamiento estratégico. “Se realizan acciones y se ejecutan presupuestos sin contar con planes de desarrollo”, indica la investigación.
En otra parte, el informe expresa la falta de coherencia que hubo en la política del Ministerio de Turismo y Cultura que, se supone, debería haber coincidido con la del Hotel Termas. Sobre esto último, los auditores señalaron que “se sigue sin entender qué es el presupuesto, cómo se elabora y cómo se ejecuta”.
El exadministrador no se tomó el trabajo de detallar los créditos necesarios posibles para atender erogaciones futuras. Tampoco advirtió sobre posibles riesgos que podrían afectar a la firma, señala la audotiría.
Martín Rivero y su secretario administrativo, según el informe, emitieron órdenes de pago aunque ambos no tenían competencia para ordenar y efectuar estos pagos.
Para la Provincia, la información asentada en los registros contables presentados por el hotel “no son fiables”. Es más, éstos no son realizaron de forma cronológica.
La Unidad de Sindicatura Interna del Ministerio de Turismo y Cultura no evaluó la gestión de esos años, deber que le corresponde. Las contrataciones efectuadas por la institución fueron registradas después de que se concretaron los gastos y no se confeccionó el legajo de las contrataciones auditadas.
No hubo uniformidad en las operaciones y registros, una misma transacción económica fue reconocida de diferentes maneras. Por ejemplo: erogaciones por transporte de personal se registraron en cuentas servicios comerciales y financieros, fletes terrestres, servicios técnicos y profesionales, pasajes y viáticos y otros no especificados.