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Memoria de un hecho heroico

Jueves, 14 de junio de 2012 05:05

El coronel Carlos Daniel Esteban llegó a Malvinas el primer día de la guerra y volvió como prisionero un día antes de la rendición.
En el estrecho de San Carlos, el 10 de mayo una fragata inglesa hundió un barco argentino y desnudó la fragilidad de las defensas nacionales en esa entrada marítima. Su compañía, la C del regimiento de infantería 25 (C RI 25), reforzada con el denominado “equipo de combate Güemes”, fue mandada a la zona para establecer la defensa. El 21 a la mañana asomó la tropa imperial con buques de guerra, fragatas, lanchas de desembarco y helicópteros. La relación de combate era insólita: 62 argentinos contra 6.000 ingleses.
El entonces teniente primero solicitó de inmediato apoyo aéreo, entregó las coordenadas del desembarco al comando argentino y les informó que procedían a defender el territorio. Unas medidas de velo y engaño que habían simulado los argentinos en el pueblito de isleños de la zona confundieron a los ingleses, que pensaron que no había resistencia. “El comandante inglés tendría que haber mandado de noche una operación de comandos especiales para dejarnos fuera de combate antes del desembarco. Pero empezó a desembarcar con helicópteros y de día”, explicó Esteban a El Tribuno.
 

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El coronel Carlos Daniel Esteban llegó a Malvinas el primer día de la guerra y volvió como prisionero un día antes de la rendición.
En el estrecho de San Carlos, el 10 de mayo una fragata inglesa hundió un barco argentino y desnudó la fragilidad de las defensas nacionales en esa entrada marítima. Su compañía, la C del regimiento de infantería 25 (C RI 25), reforzada con el denominado “equipo de combate Güemes”, fue mandada a la zona para establecer la defensa. El 21 a la mañana asomó la tropa imperial con buques de guerra, fragatas, lanchas de desembarco y helicópteros. La relación de combate era insólita: 62 argentinos contra 6.000 ingleses.
El entonces teniente primero solicitó de inmediato apoyo aéreo, entregó las coordenadas del desembarco al comando argentino y les informó que procedían a defender el territorio. Unas medidas de velo y engaño que habían simulado los argentinos en el pueblito de isleños de la zona confundieron a los ingleses, que pensaron que no había resistencia. “El comandante inglés tendría que haber mandado de noche una operación de comandos especiales para dejarnos fuera de combate antes del desembarco. Pero empezó a desembarcar con helicópteros y de día”, explicó Esteban a El Tribuno.
 

Unos 42 tiradores argentinos concentraron el fuego de sus ametralladoras y fusiles FAL (siglas de Fusil Automático Ligero) contra los helicópteros ingleses, derribando a tres de ellos y dejando inutilizado a otro. Esa maniobra le dio tiempo a la Fuerza Area Argentina para atacar la cabeza de playa que intentaban instalar los colonialistas. Gracias al temprano aviso, los aviones argentinos aterrorizaron durante tres días a las tropas británicas produciendo una gran cantidad de bajas y una demora de cinco días en el desembarco. Después de eso Esteban y sus hombres se replegaron para entrar nuevamente en combate en Puerto Santiago. El 30 de mayo sus comandantes rindieron su guarnición ante los ingleses y los soldados argentinos quedaron detenidos. “La rendición la veía venir desde el primer día. No existe comandante militar en la historia del mundo que haya podido ganar la batalla en una isla cuando el dominio marino lo tiene el enemigo. La táctica no puede solucionar los errores de la estrategia. El mar era inglés y no existía posibilidad de éxito. Era cuestión de tiempo”, analizó.
“Si hubiéramos tenido 100 misiles exocet, en vez de los seis que teníamos, otra era la historia. De seis tiramos cinco y hundimos cinco barcos”, agregó el héroe de guerra.
 

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