Fue un día movido con reuniones claves. El flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich inició ayer una ronda de conversaciones con los sindicalistas afines al Gobierno y también con empresarios.
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Fue un día movido con reuniones claves. El flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich inició ayer una ronda de conversaciones con los sindicalistas afines al Gobierno y también con empresarios.
El primer encuentro fue con los sindicalistas “k”, a quienes les marcó una agenda productiva hasta fines de 2015, que incluye metas como la creación de no menos de 300 mil empleos y la reducción de la informalidad laboral.
Pero lo cierto es que como acostumbró en los últimos tiempos la administración kirchnerista, los gremios opositores no fueron parte de la cita, a pesar de que el propio ministro de Trabajo, Carlos Tomada, haya asegurado que “fueron invitados”.
De todos modos, la reunión, que duró aproximadamente una hora y media y se llevó a cabo en la Casa Rosada, fue presidida por Capitanich, Axel Kicillof (Economía), Carlos Tomada (Trabajo), Florencio Randazzo (Transporte) y Débora Georgi (Industria).
No faltó el líder la CGT oficialista, Antonio Caló, ni su par de la CTA “k”, Hugo Yasky, además de Gerardo Martínez (Uocra), Ricardo Pignanelli (Smata) y Víctor Santa María (Suterh).
Freno a la especulación
Por la tarde, y para completar el encuentro tripartito en la Rosada, el jefe de ministros recibió al sector empresarial, al que transmitió que desde el Ejecutivo nacional se busca un acuerdo de precios y salarios para frenar cualquier expectativa alcista.
De esta manera, insistió en generar las condiciones de un acuerdo que permita que “la producción de bienes y servicios tenga razonabilidad”.
En ese sentido hubo un “tirón de orejas” al resaltar que desde el Gobierno “observamos claramente la distorsión en la cadena de valor que perjudica a los extremos de labor productivo”.
“Este es un ámbito adecuado para garantizar consenso a los fines de garantizar metas y cumplirlas”, destacó el exgobernador chaqueño, quien se muestra firme en sus proyectos.
Y si bien hubo beneplácito de los sectores sindicales y empresariales por la reapertura del diálogo, la cautela fue la vedette de las reuniones.
Los subsidios, en la mira
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dejó ayer abierta la posibilidad de modificar la actual política de subsidios del Estado nacional al poner de manifiesto las desigualdades de las tarifas de servicios públicos, tanto por nivel de ingresos de los usuarios, como de las regiones en que se los aplica.
“Un chaqueño paga la luz eléctrica mucho más cara que un habitante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, ejemplificó en referencia a lo que denominó “un factor de inequidad”, ya que la diferencia de tarifas entre los dos casos obedece a que los subsidios se aplican en el área metropolitana.
Asimismo, Capitanich hizo hincapié en la incidencia de las tarifas en familias de diferentes niveles de ingresos dentro de una misma región, ya que “obviamente una tarifa de servicio de agua, de luz, de gas puede afectar de manera distinta”.
“Para alguien que gana muy buenos ingresos, pagar una tarifa que es absolutamente baja, no le afecta de ninguna manera. Pero una persona que tiene un salario mínimo, vital y móvil, por supuesto que paga una tarifa y le afecta”, indicó.