Treinta familias del barrio Lamadrid tuvieron que modificar conductas cotidianas y de acción automática para adaptarse a la falta de agua. Ducharse, preparar la comida, lavar la ropa, platos y pisos son actividades que deben planificarse muy bien porque la mayoría de las veces al abrir la canilla solo se encuentran con el ronquido del caño que indica la ausencia de líquido. Cuentan que a veces pasan hasta cuatro días sin agua. Por eso la almacenan en tachos, bidones o piletas de lona. Sin embargo, el panorama empeoró estos dos últimos meses y luego de efectuar diversos reclamos a Aguas del Norte y el Ente Regulador el problema sigue afectándolos.
inicia sesión o regístrate.
Treinta familias del barrio Lamadrid tuvieron que modificar conductas cotidianas y de acción automática para adaptarse a la falta de agua. Ducharse, preparar la comida, lavar la ropa, platos y pisos son actividades que deben planificarse muy bien porque la mayoría de las veces al abrir la canilla solo se encuentran con el ronquido del caño que indica la ausencia de líquido. Cuentan que a veces pasan hasta cuatro días sin agua. Por eso la almacenan en tachos, bidones o piletas de lona. Sin embargo, el panorama empeoró estos dos últimos meses y luego de efectuar diversos reclamos a Aguas del Norte y el Ente Regulador el problema sigue afectándolos.
Marta Schulz vive sobre la avenida Bolivia y cuenta que pasó hasta ocho días sin agua. “Fuimos a todos lados, pero no le importamos a nadie para nada. Siempre vienen a verificar, pero nunca solucionan nada. Cuando uno los llama dicen: "Hay baja presión'; pero directamente no tenemos agua”. Ella compró cuatro tanques para tener un reservorio de líquido porque no cuenta con el servicio de agua corriente. Agrava su situación que vive sobre uno de los cuatro pasajes del barrio que están sin asfaltar, por lo que cuando llueve el camión cisterna que los abastece no consigue llegar a los domicilios. “Hay una manguera y soy la última. A mí, si hay un poquito de agua, no me llega. Sobre la Dorrego tienen la conexión porque les cambiaron los caños, pero tienen baja presión. Pero no me explico cómo en un pasaje que está atrás sí tienen agua. ¿Es un acomodo entonces?”, se lamenta.
Walter Ignes, presidente del centro vecinal de Lamadrid, encabeza las reuniones que se llevan a cabo entre los vecinos afectados para definir que medidas tomarán. “Es lamentable porque el intendente y sus funcionarios saben sobre esto, pero no dan una solución. Hace tres meses iban a empezar las obras de pavimentación. Son cuatro cuadras, una de la Mitre y tres de la avenida Bolivia.
Pero lo más importante es el agua. En la avenida Bolivia entre Díaz Vélez y Dorrego, no cuentan con el servicio. Ellos hicieron una conexión con manera común que se alimenta en la boca de la Dorrego y Díaz Vélez”, explica. Lo que más indignación causa a los vecinos es el monto de los impuestos que deben pagar por habitar una zona residencial y que las cuatro cuadras figuren como pavimentadas cuando en realidad no lo están. “No podemos seguir así. Acá todos trabajan y pagan sus impuestos. Hemos decidido empezar con los reclamos, levantar firmas; pero vamos a cortar la avenida Bolivia, algo que es muy indignante para nosotros, si no nos escuchan”, concluye Marta Schulz.