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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Es hora de los consensos

Sabado, 24 de octubre de 2015 23:00

Es hora de los consensos

En la campaña de 1983, Raúl Alfonsín decía que había que ponerle una bisagra a nuestra historia de golpes de estado y sucesión alternativa de gobiernos civiles y militares, en una espiral descendente y decadente que venía degradando a la Argentina desde largas décadas atrás. Claramente, esa bisagra quedó firme en la Argentina, porque "nunca más" tuvieron lugar golpes de estado en nuestra patria. Sin embargo, ahora ha aparecido un nuevo problema, que en realidad es un redivivo de problemas anteriores: la nunca superada decadencia y el enfrentamiento entre argentinos. Es cierto que no se puede decirle "tenés razón" a todos, como aquel personaje de Miguel del Sel. Sin embargo, tampoco se puede actuar como en la guerra, exigiendo la rendición incondicional del oponente o del que piensa distinto. Es hora de los consensos allí donde es posible e imprescindible hacerlo: la educación de excelencia, la lucha sin miramientos contra el narcotráfico, la inseguridad, la pobreza extrema, el desempleo estructural, junto a la defensa incondicional de nuestras instituciones, y por supuesto, ante estos desafíos, no caben las negociaciones: no se puede conciliar que muchos argentinos no puedan llevar el pan a sus hogares y que otros tengan sus fuentes de ingresos provenientes del delito. Sin embargo, debe existir tolerancia infinita. Es hora de practicar más el amor a la patria y menos el amor propio y el narcisismo. Es hora de hacer algo distinto a lo que nos ha llevado a donde estamos y este domingo tenemos la oportunidad de hacerlo porque: "Si hacemos siempre lo mismo, obtendremos siempre los mismos resultados", como, según se dice, nos enseñaba Einstein.
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En la campaña de 1983, Raúl Alfonsín decía que había que ponerle una bisagra a nuestra historia de golpes de estado y sucesión alternativa de gobiernos civiles y militares, en una espiral descendente y decadente que venía degradando a la Argentina desde largas décadas atrás. Claramente, esa bisagra quedó firme en la Argentina, porque "nunca más" tuvieron lugar golpes de estado en nuestra patria. Sin embargo, ahora ha aparecido un nuevo problema, que en realidad es un redivivo de problemas anteriores: la nunca superada decadencia y el enfrentamiento entre argentinos. Es cierto que no se puede decirle "tenés razón" a todos, como aquel personaje de Miguel del Sel. Sin embargo, tampoco se puede actuar como en la guerra, exigiendo la rendición incondicional del oponente o del que piensa distinto. Es hora de los consensos allí donde es posible e imprescindible hacerlo: la educación de excelencia, la lucha sin miramientos contra el narcotráfico, la inseguridad, la pobreza extrema, el desempleo estructural, junto a la defensa incondicional de nuestras instituciones, y por supuesto, ante estos desafíos, no caben las negociaciones: no se puede conciliar que muchos argentinos no puedan llevar el pan a sus hogares y que otros tengan sus fuentes de ingresos provenientes del delito. Sin embargo, debe existir tolerancia infinita. Es hora de practicar más el amor a la patria y menos el amor propio y el narcisismo. Es hora de hacer algo distinto a lo que nos ha llevado a donde estamos y este domingo tenemos la oportunidad de hacerlo porque: "Si hacemos siempre lo mismo, obtendremos siempre los mismos resultados", como, según se dice, nos enseñaba Einstein.
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