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Neoliberalismo, neodecencia y otras novedades

Jueves, 23 de julio de 2015 17:49

Neoliberalismo, neodecencia y otras novedades

Un ingeniero con quien compartía espacios de trabajo, sostenía que la inflación es consecuencia de la entropía, que es el desorden al cual tienden los sistemas y que sería irreversible: los vasos se caen al suelo y se rompen, pero el fenómeno inverso -que los trozos de un vaso roto se levanten del suelo y se depositen armados sobre la mesa- parece imposible o muy poco probable.
Por aquel tiempo me parecía que el ingeniero estaba equivocado, pero ahora considero que, efectivamente, la inflación, al menos en parte, tiene que ver con la inevitabilidad de los costos crecientes -otra parte tiene que ver con la torpeza de los gobiernos, por supuesto- lo que se conecta con principios de la Termodinámica, como sostenía nuestro ingeniero, con lo que, para evitar la inflación o cuanto menos, mantenerla en niveles mínimos, se debe mantener una política de mucho cuidado para evitar desbordes del gasto público o privado que no puedan ser debidamente satisfechos por la producción, lo que supone aportar trabajo al sistema en términos de diseño y ejecución de adecuadas políticas públicas.
La entropía también está presente en los hechos cotidianos.Por ejemplo, las estrategias de las empresas van modificándose en el tiempo porque pierden eficacia y entonces "hay que aportarle trabajo al sistema" para que las empresas se mantengan al tope y no pierdan mercados.
En el mundo de las ideas ocurre algo parecido. Los partidos deben "aggionarse" para no perder votantes, lo que obliga a sus dirigentes a repensar la realidad y descubrir e incluso anticiparse a la nueva problemática -nuevamente, "aportar trabajo al sistema"- y en definitiva, hay que levantarse todos los días para ir a trabajar, "aportando trabajo al sistema" para mantener el nivel de vida.
Estos "aggiornamentos" se estilizan en los "neos": nuevos diseños, nueva moda, e incluso "neo-clasicismo", como corriente literaria, artística e incluso, económica.
¿Neo liberalismo y neo decencia también?
En la vida cotidiana, así como hay cambios y variaciones, también hay constantes. Es cierto que algunas cosas que antes parecían normales o bien escandalosas, según los casos, ahora ya no lo son; sin embargo, la violencia gratuita, el engaño, la hipocresía, lo mismo que el amor, la confianza, la lealtad, son constantes universales, como lo prueba el hecho de que se aprecien en obras clásicas y modernas: "soy hombre, y nada de lo humano me es ajeno", es una frase que tiene perfecto sentido hoy, aunque fue escrita por Publio Terencio Africano en 165 AC.
Por lo tanto, no hay tal cosa como la "neo decencia" porque se es decente o no.
¿Y el "neoliberalismo"?
Por supuesto, es un "neologismo" y no significa mucho. En efecto, ser liberal, como ser cristiano o judío, no requiere reciclados: el liberal defiende la libertad, antes y ahora. Los conservadores que pretenden libertades absolutas que implican que otros no puedan ejercerlas, no son liberales, como tampoco lo son los socialistas que, en nombre de las libertades que algunos no podrían ejercer, conculcan las de otros. En el fondo, ambos son "neo perversos", o simplemente perversos, aunque tengan las mejores intenciones. Ser liberal, no es una elección, sino un deber y cuando el estado, que debe amparar a los más frágiles, pero también contener y respetar a los menos frágiles, no protege las libertades y derechos de todos sus ciudadanos, la sociedad vive una tiranía, y es irrelevante si esa tiranía es de derecha, de izquierda, o de "neo derechas" o "neo izquierdas".
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Neoliberalismo, neodecencia y otras novedades

Un ingeniero con quien compartía espacios de trabajo, sostenía que la inflación es consecuencia de la entropía, que es el desorden al cual tienden los sistemas y que sería irreversible: los vasos se caen al suelo y se rompen, pero el fenómeno inverso -que los trozos de un vaso roto se levanten del suelo y se depositen armados sobre la mesa- parece imposible o muy poco probable.
Por aquel tiempo me parecía que el ingeniero estaba equivocado, pero ahora considero que, efectivamente, la inflación, al menos en parte, tiene que ver con la inevitabilidad de los costos crecientes -otra parte tiene que ver con la torpeza de los gobiernos, por supuesto- lo que se conecta con principios de la Termodinámica, como sostenía nuestro ingeniero, con lo que, para evitar la inflación o cuanto menos, mantenerla en niveles mínimos, se debe mantener una política de mucho cuidado para evitar desbordes del gasto público o privado que no puedan ser debidamente satisfechos por la producción, lo que supone aportar trabajo al sistema en términos de diseño y ejecución de adecuadas políticas públicas.
La entropía también está presente en los hechos cotidianos.Por ejemplo, las estrategias de las empresas van modificándose en el tiempo porque pierden eficacia y entonces "hay que aportarle trabajo al sistema" para que las empresas se mantengan al tope y no pierdan mercados.
En el mundo de las ideas ocurre algo parecido. Los partidos deben "aggionarse" para no perder votantes, lo que obliga a sus dirigentes a repensar la realidad y descubrir e incluso anticiparse a la nueva problemática -nuevamente, "aportar trabajo al sistema"- y en definitiva, hay que levantarse todos los días para ir a trabajar, "aportando trabajo al sistema" para mantener el nivel de vida.
Estos "aggiornamentos" se estilizan en los "neos": nuevos diseños, nueva moda, e incluso "neo-clasicismo", como corriente literaria, artística e incluso, económica.
¿Neo liberalismo y neo decencia también?
En la vida cotidiana, así como hay cambios y variaciones, también hay constantes. Es cierto que algunas cosas que antes parecían normales o bien escandalosas, según los casos, ahora ya no lo son; sin embargo, la violencia gratuita, el engaño, la hipocresía, lo mismo que el amor, la confianza, la lealtad, son constantes universales, como lo prueba el hecho de que se aprecien en obras clásicas y modernas: "soy hombre, y nada de lo humano me es ajeno", es una frase que tiene perfecto sentido hoy, aunque fue escrita por Publio Terencio Africano en 165 AC.
Por lo tanto, no hay tal cosa como la "neo decencia" porque se es decente o no.
¿Y el "neoliberalismo"?
Por supuesto, es un "neologismo" y no significa mucho. En efecto, ser liberal, como ser cristiano o judío, no requiere reciclados: el liberal defiende la libertad, antes y ahora. Los conservadores que pretenden libertades absolutas que implican que otros no puedan ejercerlas, no son liberales, como tampoco lo son los socialistas que, en nombre de las libertades que algunos no podrían ejercer, conculcan las de otros. En el fondo, ambos son "neo perversos", o simplemente perversos, aunque tengan las mejores intenciones. Ser liberal, no es una elección, sino un deber y cuando el estado, que debe amparar a los más frágiles, pero también contener y respetar a los menos frágiles, no protege las libertades y derechos de todos sus ciudadanos, la sociedad vive una tiranía, y es irrelevante si esa tiranía es de derecha, de izquierda, o de "neo derechas" o "neo izquierdas".
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