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"No advertí en Herrera culpas por lo que hizo"

El psiquiatra Salaberry dijo que “Chirete” Herrera es un psicópata.Descartó que haya asesinado a su pareja en estado de emoción violenta.
Miércoles, 04 de abril de 2018 00:00

El juicio al doble femicida de las cárceles de Salta se reanudó ayer con varios testimonios, entre los que se destacó el del psiquiatra Walter Rodolfo Salaberry, quien examinó a Gabriel "Chirete" Herrera horas después de haber asesinado salvajemente de Andrea Edith Neri en una celda del penal de Villa Las Rosas. "No advertí en el interno Herrera ningún sentimiento de culpa por lo que hizo", aseguró el profesional. También descartó que el individuo haya cometido el crimen en estado de emoción violenta, con lo cual se confirma con más fuerza que actuó con premeditación y alevosía.

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El juicio al doble femicida de las cárceles de Salta se reanudó ayer con varios testimonios, entre los que se destacó el del psiquiatra Walter Rodolfo Salaberry, quien examinó a Gabriel "Chirete" Herrera horas después de haber asesinado salvajemente de Andrea Edith Neri en una celda del penal de Villa Las Rosas. "No advertí en el interno Herrera ningún sentimiento de culpa por lo que hizo", aseguró el profesional. También descartó que el individuo haya cometido el crimen en estado de emoción violenta, con lo cual se confirma con más fuerza que actuó con premeditación y alevosía.

Salaberry contó que aquel 5 de enero de 2017, cuando el femicida fue trasladado desde la cárcel hasta la Alcaidía de Tribunales, adoptó la conducta típica del psicópata: La manipulación. Lo explicó en estos términos: "Lloraba y amenazaba con quitarse la vida, y por eso se lo intervino desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico. En lo que compete a mi actuación, dispuse que se lo aislara, no porque el interno tuviera ideas fijas de quitarse la vida, sino por la amenaza de manipulación para obtener un beneficio secundario". A su juicio, el llanto del sujeto no fue por un sentimiento de culpa de lo que hizo, sino porque quizá recién tomó en cuenta la condena que le esperaba.

Chirete Herrera

"¿Lo suyo se podría interpretar con una actitud coaccionante?", preguntó el fiscal Pablo Rivero. "Efectivamente, era eso", respondió en forma terminante el psiquiatra. "No tenía ninguna conducta psicótica, como tampoco síntomas de delirios ni alucinaciones", afirmó Salaberry en respuesta a una pregunta de Marcela Robles, la defensora oficial que asiste a Chirete. Y su conclusión fue que no advirtió en Herrera sentimientos de culpa luego de haber atacado a su pareja en la celda 372 del pabellón "E" del penal de Villa Las Rosas. Andrea estaba con su hijo de dos meses cuando ese día, a las 14.37, el femicida la atacó con una gubia (herramienta de carpintería) y le provocó 26 heridas puzo-cortantes. En este caso Herrera repitió la historia de 2006, cuando, también por celos, estranguló a su primera pareja en la cárcel de Metán, por lo que fue condenado a perpetua.

El homicida justificó su accionar con el argumento de que en horas de la mañana su compañero de celda, Lucas Balcarce, le mostró una foto en la página de Facebook donde Andrea aparecía abrazada con un muchacho, y que eso lo puso loco de celos. La defensora Robles trató de justificar su proceder diciendo que actuó en estado de emoción violenta. "En este caso no se daría esa figura, porque se trató de un acto calculado", subrayó Salaberry. Y agregó: "La emoción violenta es una acto instantáneo provocado por una persona por algo que lo afecta de manera violenta y que no le permite pensar". Puso como ejemplo el caso de un hombre que llega a su casa y encuentra a su esposa acostada con otro hombre y mata. "Científicamente está probado que en circunstancias como estas una persona, que no necesariamente es un psicópata, pierde el control", explicó.

Con este análisis, el testigo descartó que lo de Herrera se pueda considerar como un acto de emoción violenta, debido a que habían pasado varias horas desde el momento en que, según sus dichos, Balcarce le mostró la foto de Facebook. "En este caso sería una actitud calculada para cometer el hecho", sentenció el psiquiatra. "¿Cómo puede determinar a un psicópata?", preguntó la defensora Robles. "Estas personas, por lo general, utilizan el recurso de la manipulación para obtener un beneficio secundario. Uno de los síntomas fundamentales del psicópata es que no siente culpa", describió el profesional.

También se lo consultó si Herrera podría tener una personalidad psicótica. "El psicótico es alguien que está enfermo, que delira y tiene alucinaciones. El psicópata, en cambio, es una persona que tiene un juicio normal, que no tiene ninguna patología y que comete hechos violentos, como homicidios o violaciones", dijo.

En ese sentido el psiquitra Salaberry fue categórico en sus expresiones al señalar que Chirete no es una persona enferma, y que tuvo plena concien cia de lo que hizo.

Herrera cuestiona al juez

 

 

Debate por las visitas íntimas

Con el testimonio de inspector general Vicente Marcelo Burgos se puso sobre el tapete las negligencia que le atribuyen al Servicio Penitenciario sobre este aberrante hecho. La discusión entre el fiscal y la defensa de los 5 guardiacárceles imputados, junto a Herrera, se planteó en torno a las visitas de Andrea Neri a “Chirete” Herrera. A pedido de un primo de la joven, que estaba preso, en octubre de 2015 se prohibió el ingresó de Andrea. Por esta situación el femicida inició una huelga y fue así que el 31 de diciembre de ese año se dejó sin efecto esa restricción. La medida fue dispuesta por el jefe de pabellón, Héctor Augusto Franco, y el subjefe del departamento de seguridad y vigilancia, Fernando Daniel Velázquez Fernández. Ambos están imputados por incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Lo que al fiscal Pablo Rivero le llamó la atención fue que el 6 de enero de 2016 a Neri se la haya autorizado tener visitas íntimas con Herrera. “Hubo una violación al reglamento interno porque en el lapso de seis meses al imputado se le permitió gozar de ese beneficio”, expresó Rivero. Sin embargo la defensora Ana Cortés refirió que el 15 y 16 de diciembre de 2015 Andrea había solicitado visitas privadas con “Chirete”. La letrada señaló que “esos pedidos los realizó cuando aún estaba vigente la restricción de acceso al penal y con este antecedente se le hizo lugar a lo solicitado después de que se levantó esa medida”. Cortés subrayó que “la chica no era una desconocida para Herrera, ya que antes de la restricción lo visitaba como amigo”.

El testigo Burgos explicó que hasta antes el 5 de enero de 2017 cualquier interno podía tener acceso a visitas íntimas, sin tomar en cuenta su conducta. “Siempre se tomó en cuenta que las visitas sirven de contención de los presos”, argumentó.

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