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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Por qué aumenta la tasa de inflación

Miércoles, 20 de abril de 2022 00:00

En numerosas notas este columnista ha planteado el tema de la inflación y sus posibles causas. La inflación, o, si prefiere, la suba continua de los precios, obedece a que hay una oferta de bienes y servicios que no aumenta en el tiempo (el famoso "estancamiento" del PBI), en tanto el gobierno, que gasta más de lo que recauda, cubre ese déficit fiscal con dinero que, o bien lo imprime directamente, o bien lo pide prestado, generando deuda.

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En numerosas notas este columnista ha planteado el tema de la inflación y sus posibles causas. La inflación, o, si prefiere, la suba continua de los precios, obedece a que hay una oferta de bienes y servicios que no aumenta en el tiempo (el famoso "estancamiento" del PBI), en tanto el gobierno, que gasta más de lo que recauda, cubre ese déficit fiscal con dinero que, o bien lo imprime directamente, o bien lo pide prestado, generando deuda.

Evidentemente, si cada mes se le añaden $100.000.000, digamos, a la cantidad de dinero, esta va creciendo también mes a mes, incrementando la demanda, pero los bienes y servicios que se compran son los mismos, con lo que se "subastan" a precios cada vez mayores.

Por otra parte, al ser la economía argentina muy cerrada, lo que implica que los electrodomésticos hay que comprarlos en Ushuaia, pagando 10.000 km de flete (5.000 para que los traigan a Salta, con flete "muerto" de regreso) en lugar de adquirirlos en Bolivia o Chile, que están más cerca, al no haber competencia internacional, con lo que los "fabricantes" pueden elevar sus precios sin complicaciones si deben pagar más caro sueldos, o combustibles, energía, insumos importados, etc. ¿En ausencia de competencia, qué se los impediría?

¿Qué "no es" inflación?

Es evidente que la inflación es la suba de los precios a lo largo del tiempo. Sin embargo, muchos "expertos" proponen otras definiciones y/o causas para la inflación. Por ejemplo, una sostiene que la inflación es la creación de dinero "sin respaldo". Seguramente, esta "definición-explicación" se remonta a la etapa del patrón oro, cuando la emisión de billetes era proporcional a la cantidad de oro o plata (o ambas) que disponían las economías, escenario que la Argentina vivió entre fines del Siglo XIX y comienzos del XX, con altibajos, y durante la Convertibilidad (el "1 a 1"), si bien el "respaldo" no era el oro sino el dólar.

Otra explicación sostiene que la inflación es "la desvalorización de la moneda", desvalorización que, conforme los defensores de esta explicación, sería, en un caso, la de la moneda doméstica respecto al dólar, y, en otro caso, la que se reflejaría en el menor poder de compra del dinero respecto de los bienes y servicios.

Claramente, ninguna de estas explicaciones-definiciones es correcta.

La inflación es simplemente el incremento de los precios en el tiempo en forma sistemática y generalizada, y con o sin "respaldo", si los precios aumentan, hay inflación, como ocurría en España en la etapa colonial, cuando esta rebosaba de metales preciosos provenientes de América: los precios aumentaban "respaldados" por el colosal flujo constante de esos metales preciosos, ya que se verificaba el escenario de oferta fija de bienes y servicios, junto a un incremento descomunal y constante en los medios de pago. Similarmente, no hay inflación "porque" el dinero (o los metales preciosos, si se emplean directamente como dinero) pierda valor; es al revés: el dinero pierde valor "porque" suben los precios (elemental Frederik...), y si no, ¿cómo se explica que "el mismo" oro que Francia, Inglaterra u Holanda "retenían" de los barcos que España traía con el metal de América, adquiría en esos países los productos con precios constantes, en tanto en la propia España sus habitantes podían comprar cada vez menos porque los precios aumentaban? Si se prefiere, ¿por qué en los días de Abril de 2022, con "los mismos" pesos se pueden comprar más dólares, aunque menos bienes? ¿El mismo dinero se valoriza o desvaloriza según qué compramos?

 

La inflación y el aumento en la tasa

Si la inflación es simplemente la suba de los precios en el tiempo, cabe preguntarse por qué el ritmo o velocidad a la cual aumentan se hace cada vez mayor. Expresado de otra forma, ¿por qué la tasa de inflación fue del 30% anual en 2020 en la Argentina (en medio de la pandemia, con un PBI que cayó un 10%), del 50% aproximadamente en 2021 y podría ser del 60% o más en 2022?

La explicación es que, junto con el traslado de costos (salarios, tarifas, etc.), los empresarios, en una economía cerrada, necesitan "recomponer" sus ganancias, que son la diferencia entre las ventas y los costos, y al estar relacionados los sectores de la economía entre sí, si los precios de los insumos (costos) aumentan, los beneficios disminuyen, por lo que para mantenerlos las empresas necesitan elevar los precios.

Ahora bien, si los empresarios perciben que el escenario hacia futuro es confuso o incierto, al momento de incrementar sus precios los elevan "algo más por las dudas", con lo que, si cargaban un 20%, verosímil y entendiblemente elegirían ahora un 25%, por ejemplo, "para cubrirse" de futuros aumentos que se presentarán antes que puedan "realizar" sus ganancias; pero como los proveedores de insumos que emplean también esos precios harán lo propio, la "recuperación" de ganancias nunca se alcanzará, como el perro que intenta y no logra morderse su cola, generándose un nuevo ciclo con aumentos mayores.

¿Se puede reducir la tasa de inflación?

No hay duda de que la inflación puede disminuir, lo que remite a aceptar sus causas y procurar corregir lo que la provoca.

Evidentemente, una fuente es el déficit fiscal, el que debe reducirse por vía del gasto porque los aumentos de impuestos impiden que el PBI crezca.

Un segundo “frente de lucha” es indudablemente la apertura de la economía, porque es claramente ingenuo no advertir que “los precios aumentan porque alguien los eleva” y ese “alguien” puede hacerlo al no haber alternativas de “comprarle a otro”. Dicho sea de paso, proponer que hay muchos quioscos o verdulerías y carnicerías, lo que desmentiría la existencia de oligopolios, esconde que, efectivamente, un local no puede aumentar los precios “hasta que” le llegan las nuevas listas, que también alcanzan a los competidores, nuevas listas que han sido corregidas por quienes “pueden” modificar los precios (los formadores iniciales de precios).

¿Quién le pone los cascabeles al gato?

Obviamente, una cosa es tener presente que no basta con reducir el déficit para que descienda la inflación. Justamente, en el período 2015-2019 ocurrió exactamente esto: bajó el déficit, pero no la inflación. Análogamente, tampoco es muy eficaz emplear “anclas”, por ejemplo, el tipo de cambio, para tratar de que los precios no se disparen, ya que en los primeros meses de 2022 la Argentina muestra un dólar en descenso, pero los precios lo mismo aumentan y a mayor ritmo. Como también se ha destacado en estas columnas, “todos” los planes antiinflacionarios en la Argentina han fracasado, lo que indica que la estabilidad de precios no es simpática para los sectores que tienen el suficiente poder para destruir esos planes antiinflacionarios. 

Conforme esto, es evidente que un diagnóstico correcto y un plan antiinflacionario consistente no bastan para abatir la inflación. Se requiere, además, el poder político suficiente para “aguantar la embestida”, requisito del cual deberá dar su opinión algún especialista en cuestiones políticas a quien amablemente se le “arroja el guante”, debiendo cumplirse dos requisitos igualmente imprescindibles: lograr reducir la inflación y, no menos importante, conseguir que “los afectados” carezcan del formidable poder que hasta aquí mantienen, poder que les ha permitido abortar “todos” los planes antiinflacionarios.
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