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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El fenómeno Milei

Jueves, 12 de mayo de 2022 02:48

Los tiempos de crisis son propicios para los chiflados famosos. Esta frase la expresó Joan Robinson, una economista cercana a Keynes, en referencia a los "economistas", que frente a la inexplicable crisis de 1929 y años posteriores, proponían "soluciones" pintorescas y extravagantes, al no existir por parte de la ortodoxia económica de entonces un esquema de análisis que la explicara, y, mucho menos, un "manual de instrucciones" para resolverla. Tal marco de análisis y "manual" lo propuso justamente Keynes, y dicho manual, pensado para economías desarrolladas, se siguió empleando hasta la actualidad, si bien, ante situaciones de inflación, se apela al "otro manual", el que propuso Friedman, consistente en la poco simpática receta monetarista: cortar el suministro de dinero al gobierno, o bien, cerrar (o incendiar) el Banco Central y tirar la llave al Río de la Plata (podría ser el Cabra Corral también), como propone el nuevo gurú estrella de la Argentina, Javier Milei.

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Los tiempos de crisis son propicios para los chiflados famosos. Esta frase la expresó Joan Robinson, una economista cercana a Keynes, en referencia a los "economistas", que frente a la inexplicable crisis de 1929 y años posteriores, proponían "soluciones" pintorescas y extravagantes, al no existir por parte de la ortodoxia económica de entonces un esquema de análisis que la explicara, y, mucho menos, un "manual de instrucciones" para resolverla. Tal marco de análisis y "manual" lo propuso justamente Keynes, y dicho manual, pensado para economías desarrolladas, se siguió empleando hasta la actualidad, si bien, ante situaciones de inflación, se apela al "otro manual", el que propuso Friedman, consistente en la poco simpática receta monetarista: cortar el suministro de dinero al gobierno, o bien, cerrar (o incendiar) el Banco Central y tirar la llave al Río de la Plata (podría ser el Cabra Corral también), como propone el nuevo gurú estrella de la Argentina, Javier Milei.

El último alarido

Soluciones "pintorescas y extravagantes" para la Argentina. Javier Milei se viene posicionando en la Argentina merced a una exitosa combinación de audacia y propuestas del tipo de "mojar la oreja", propuestas que están cautivando a muchos jóvenes y siendo escuchadas por muchos sectores del empresariado. Sin duda, puede ser interesante y útil, recopilar las que, conforme el autor de esta nota, serían las principales ideas de Milei en Economía, efectuando también un comentario sobre su pertinencia, siempre según el punto de vista propio. Las que podrían ser las principales ideas de Milei, quien se autodefine como "economista austríaco", por la Escuela Austríaca de Economía, serían las siguientes.

* En primer lugar, él considera que el estado no cumple ninguna función esencial en la economía y por lo tanto su mejor papel (el del gobierno) sería desaparecer.

* En segundo lugar, sostiene que los precios son determinados en exclusiva por el lado de la demanda, a la vez que propone (en sintonía con la Escuela de Chicago en Economía) que la inflación es exclusivamente un fenómeno monetario.

* Al mismo tiempo, defiende la idea de que la inflación ­no es! la suba de los precios (sistemática y generalizada en el tiempo), sino la pérdida de poder adquisitivo del dinero debida a su sobreabundancia.

* Tal vez la idea más "pintoresca" sea la de incendiar el Banco Central, "monstruo" responsable -en la Argentina según MIlei- de la inflación.

* Por último, también en línea con su pintoresquismo, figura su odio visceral a Keynes, a quien tilda de "ignorante", en función de vaya a saber qué cursos de Economía que este economista (Keynes) no habría seguido y/o aprobado, en línea con la idea de que todo lo que no sintonice con "el último alarido" en alguna disciplina, debe ser rechazado, lo que, clara y desafortunadamente, nos privaría no sólo de Keynes, sino también de Galileo y Newton, por lo menos, a la vez que dejaría tristemente desairados a los que se olvidaran de alinearse con el próximo "último" alarido....

­Un poco de sensatez ....!

Posibles respuestas a las ideas de Milei. Comenzando con el papel del estado en la economía, este debate tiene un gigantesco y extendido contrapunto en el tiempo, y tal vez lo que resuma la función del estado en la economía la haya definido, hace más de 100 años, el "ignorante" Keynes en una conferencia: "el Estado no está para hacer lo que hace el mercado, sino lo que nadie hace..."

Con relación a que los precios "sólo" son determinados por la demanda, la cuestión ya fue resuelta por Marshall con su metáfora de las tijeras: los precios, como la tela, son "cortados" tanto por la oferta (una hoja de la tijera), como por la demanda (la otra hoja), ya que una sola, claramente, no lo consigue. Sin duda, en los remates el precio lo establecen los que pugnan por los productos ofrecidos, pero en la generalidad de los casos, son "las dos hojas" las que lo logran, al no ser los remates la forma más habitual de funcionamiento de los mercados.

Las teorías de la inflación, como el debate del Estado y otros, son también "refritos" en Economía. Si se acepta que la oferta y la demanda son válidos a escala micro, ¿por qué no a la escala macro? ¿No se aprende en los manuales de Economía que la determinación del nivel de precios y el PBI surge de la oferta y la demanda agregadas, en línea con lo que sostienen los orientales de que "como es abajo es arriba"? Adicionalmente, si en un esquema de oferta y demanda agregada se añade la ecuación cuantitativa, esta última cumple la función de aportar una llave adicional (una ecuación extra) a dos puertas con sus respectivas cerraduras (las dos ecuaciones del modelo), con lo que esta "llave" se hace innecesaria. Esto último no supone "defender" un supuesto derecho del estado de elegir cualquier nivel de déficit fiscal y financiarlo "empapelando" la economía, pero sí significa no caer en la ingenuidad de que una economía con un cierre hermético y aranceles prohibitivos (a la medida de los "cazadores en el zoológico") es inocua respecto de la inflación, poniendo en un mismo plano a economías competitivas, como son la gran mayoría, con la economía argentina que se aísla y no exporta por el fuego cruzado de las prohibiciones del gobierno y los diferenciales de precios internos (más elevados) respecto a los internacionales.

Inflación, según Milei 

La propuesta de que la inflación no es la suba sistemática y generalizada en el tiempo de los precios sino la pérdida del poder adquisitivo del dinero es, cuanto menos, fantástica: ¿no es el avión quien se eleva del suelo sino la Tierra la que se empequeñece a los ojos de los pasajeros? ¿Si el dinero con que ayer se compraban ciertos productos no permite hacerlo hoy, supuestamente porque se ha hecho más abundante, pero, muchas veces, el dólar que ayer resultaba más caro hoy tiene un menor precio, este dinero “mágica” y simultáneamente pierde valor respecto de los bienes, pero lo gana en relación al dólar? ¡Extraordinario!...
    Quedan el incendio del Banco Central y la quema de la foto de Keynes (¿se le añadirían también algunos alfileres..?). No hace falta decir que la inflación “arranca” con la estatización del Banco Central cuando el General así lo dispuso, en 1946, y no debido a su creación en 1935, y que la recomendación que siempre se propone es la de “no tirar el bebé junto con el agua sucia”, lo que valdría también para el propio Milei, muchas de cuyas ideas son sin duda valiosas.
En cuanto a la foto de Keynes y los correspondientes alfileres, ¿habría que guardar algunos también para Hayek, quien despreciaba las Matemáticas pero se apoyaba en ellas apelando a una “muy difícil” demostración que no ofreció, para explicar -ante una pregunta aclaratoria durante una conferencia en Cambridge- por qué la compra de un sobretodo agudizaría el paro? ¿Y otro tanto a Friedman por su colaboración con el dictador Pinochet? 
Por cierto, este columnista no adhiere al eclecticismo, pero sí a tomar en consideración sin complejos las buenas ideas que muchos economistas, a lo largo de otros tantos años, han propuesto, advirtiendo que no todas son válidas en cualquier circunstancia y lugar. También, a que la ciencia no se lleva bien con las posiciones energúmenas, y mucho menos con quienes se autodefinen “sabios”, al mismo tiempo que consideran a los demás “ignorantes”, ya que esto induce a pensar que lo “correcto” podría ser tal vez exactamente lo contrario.

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