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19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Putin, Putin...pon en bolsa tu violín...

El horror y el pillaje del nuevo zar no solo causa un daño absurdo a Ucrania, no le sirve de nada y provocará cuantiosas pérdidas para él y su país, más las que podría reclamarle Europa.
Viernes, 08 de julio de 2022 01:37

Como decíamos ayer... Se dice que fray Luis de León, clérigo, poeta y astrónomo español del Siglo XVI, autor de la famosa "Oda a la Vida Retirada", al retomar su clase en la Universidad de Salamanca luego de haber sido encarcelado la inició con estas palabras: "Como decíamos ayer...".

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Como decíamos ayer... Se dice que fray Luis de León, clérigo, poeta y astrónomo español del Siglo XVI, autor de la famosa "Oda a la Vida Retirada", al retomar su clase en la Universidad de Salamanca luego de haber sido encarcelado la inició con estas palabras: "Como decíamos ayer...".

Parafraseando al monje agustino, el autor de estas líneas podría decir también: "Como habíamos dicho en otras líneas ya publicadas, la farsa trágica de Putin con su brutalidad asesina sin límites no va a resultar más que en el fracaso más estrepitoso de todas sus aventuras perversas que Occidente, al no haberse visto afectado en forma directa hasta la invasión a Ucrania, "toleró" justamente hasta esta nueva aventura demencial del pretendido nuevo "zar de todas las Rusias" (todas las que el déspota considere tales)".

En esas líneas publicadas se sostenía que Rusia, aun disponiendo de una fuerza militar convencional imponente, amén de su arsenal nuclear (posiblemente el más grande de entre las potencias que cuentan con estas armas) era paradójicamente una economía con "pies de barro", como lo fue también la Rusia soviética y, como tal, carente de "espaldas" para acometer una guerra prolongada, más allá de que, con su clara cortedad de miras, nunca la imaginó tal ni de la envergadura que presenta.

Sin embargo, la anterior Rusia soviética, tal vez por tener muy en cuenta las limitaciones de su economía, o bien por mantenerse fiel a su consigna de socialismo "real", de "apoyar la paz" (sobre todo en relación a los enemigos que podían superarla) se cuidaba muy bien de emprender aventuras suicidas contra Occidente, sin perjuicio de horadar todo lo posible a su principal rival, Estados Unidos, con su "cabecera de playa" en América Latina, Cuba, procurando expandir la revolución socialista soviética, al mismo tiempo que rivalizaba con China por ejercer su influencia sobre nuevos territorios, como fue el caso de Angola, que finalmente quedó bajo su órbita.

Sin duda la anterior conducta soviética no es la que lleva adelante el nuevo "zar", Putin, quien, pese a verse a sí mismo como el nuevo "restaurador" de la ex Unión Soviética, carece del tacto y el sentido de la diplomacia de sus excamaradas (aunque no de la brutalidad) y, muy especialmente, no cuenta con sentido de la realidad al no advertir como sí lo hacían sus nostálgicos antiguos camaradas, que en política y en el accionar militar, para triunfar se pueden hacer muchas cosas, excepto cometer generosamente estupideces, especialmente cuando se reiteran e insiste en ellas pese a la contundente y abrumadora evidencia que le demuestra que está categóricamente y catastróficamente equivocado.

Opiniones de Henry Kissinger

Junto a otros especialistas en temas exteriores, Henry Kissinger, el famoso colaborador de Richard Nixon y voz autorizada en materia de política exterior, sostiene, más o menos explícitamente, que Rusia "tiene derecho" a ocupar Ucrania y otros países a su alrededor (para Putín sería, "a su disposición"), basándose en antiguas y discutidas, sin duda, fronteras anteriores y sostenes históricos no menos opinables.

Sin intentar incursionar en estos enfoques, que llevarían a considerar que la Argentina "tuvo derecho" a ocupar Malvinas (destacando que, en líneas generales, los militares responsables fueron respetuosos de los intereses y bienes de los malvinenses, lo que no es el caso de los crímenes aberrantes que perpetran los rusos en Ucrania), derecho que podría extenderse al que tendrían los antiguos vikingos y actuales países nórdicos a ocupar América, lo que el autor de estas y anteriores líneas intenta señalar es que no hay ningún motivo histórico o de algún otro tipo que justifique, en nombre de la "Gran Rusia", una invasión ni mucho menos producir una carnicería que tiene como primer objetivo la masacre de la población civil de otro país, concretamente en el caso que nos ocupa, Ucrania.

Por supuesto, otra línea argumentativa, más o menos en sintonía con la de Kissinger, podría ser un enfoque "de equilibrio", según el cual las barbaridades que comete y ha cometido Rusia y antes la ex-URSS, se equiparan con las que llevó a cabo Estados Unidos en Vietnam y, rastreando el tiempo, otras tantas que practicaron en su momento británicos, españoles, franceses, holandeses, portugueses, etc.

Obviamente, todas las atrocidades son condenables, pero en el caso de los ejemplos "occidentales", al menos hay una explicación, cual es el tipo de organización económica en el caso de los países europeos, y la lucha contra el comunismo, en el de Estados Unidos, lo que explica también su política exterior "de garrote" con América Latina posterior a la Revolución de Cuba, explicaciones que no equivalen, claro está, a justificaciones de estos procederes.

"Per contra", en el caso de la Rusia de Putin su bestialidad no solo carece de justificaciones, sino que tampoco tiene explicaciones que resistan el mínimo análisis: ¿La invasión asegura sus fronteras?

¿La OTAN es un elefante blanco de utilería que "demostró" su inutilidad, gracias al atropello a Ucrania? ¿Rusia está ahora más segura que antes?

¿En el caso que logre derrotar y ocupar la totalidad del territorio de Ucrania, esto le dará más seguridad? ¿Cuánto le costará, en el tiempo, mantener un ejército de ocupación que será blanco de represalias y matanzas a sus soldados por la población, “feliz” de que les hayan sacado de encima a los “fascistas” y, en cambio, estén ahora sometidos y pisoteados por los “liberales-progresistas rusos”?

Alimentando al enemigo 

Los países de la OTAN no pueden estar más satisfechos del mamarracho militar de Putín, con sus torpezas sin calificativos en lo político. Por una parte, países que no veían a Rusia como una amenaza, como Alemania, Finlandia y Suecia, se han convencido de que hay que armarse hasta los dientes frente a un bruto irracional que se maneja con mentalidad de la época de los zares, derrocados por sus excamaradas comunistas a quienes, sin embargo, admira.

Peor aún para Putin, Estados Unidos y en menor medida el Reino Unido y otras economías europeas disponen de un escenario inmejorable para fortalecer sus industrias bélicas, que, a diferencia de la Rusia del “genio militar y estratégico” Putin, sí cuentan con la tecnología necesaria, amén de la que irán desarrollando para ampliar cuantitativa y cualitativamente sus arsenales. Adicionalmente, este rearme les viene como anillo al dedo para dar más empleo y potenciar su PBI, en momentos en que, la propia guerra y el escenario mundial, muestran un horizonte de recesión. Sin duda, un escenario simétrico al que tiene frente suyo Putin, privado de la tecnología occidental y complicado en su economía por las restricciones que Occidente le ha impuesto, y que no se verán reducidas en el tiempo, sino todo lo contrario.

En resumen, la carnicería, el horror y el pillaje de Putin, más allá del daño absurdo que le inflige a Ucrania, no le sirve de nada: no ha asegurado sus fronteras; no ha debilitado a la OTAN; se ha ganado más enemigos; se ha transformado en un paria internacional; ha alejado a sus atletas, artistas y deportistas del mundo y enfrentará casi con seguridad juicios por crímenes de guerra. ¿Cuál es la “ganancia”, en definitiva, que ha logrado Putin? Sin duda, ninguna, pero sí cuantiosas pérdidas para sí y su país, más las que podría reclamarle Europa.

Debería entonces aceptar este consejo: Putin, Putin; pon en bolsa tu violín...

 

 

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