María Virginia Viollaz tiene 16 años y el 2023 fue muy especial para ella. Diseñó un robot que pudo esquivar obstáculos y rescatar personas por lo que en 2024 va a representar a Argentina en el Mundial RoboCup en Países Bajos. Es la primera mujer en ir a la competencia internacional. Su pasión por la robótica y su enorme creatividad inspiran a construir futuros innovadores, inclusivos y resilientes.
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María Virginia Viollaz tiene 16 años y el 2023 fue muy especial para ella. Diseñó un robot que pudo esquivar obstáculos y rescatar personas por lo que en 2024 va a representar a Argentina en el Mundial RoboCup en Países Bajos. Es la primera mujer en ir a la competencia internacional. Su pasión por la robótica y su enorme creatividad inspiran a construir futuros innovadores, inclusivos y resilientes.
En diálogo con El Tribuno, María Virginia contó que está terminando de cursar la secundaria. Pasó a cuarto año y lo hace con orientación en economía en el Uzzi College, aunque su aprendizaje sobre robótica se inició en el Instituto de Innovación y Tecnología Aplicada (IITA).
Contó que desde que era niña tuvo interés en la tecnología. "En mi familia había mucho interés tecnológico, sobre todo por parte de mi papá. El fue quien me contagió esto", expresó la joven.
Cuando se abrió el instituto, sus padres, quienes enseñan en la institución, la animaron a hacer los cursos de robótica. "Los hice por un par de años, después los deje, pero nunca al 100 por ciento. Cuando salía algún curso nuevo interesante, por ejemplo, los de verano, iba y lo hacia pero no era algo constante en mi vida", manifestó.
Sin embargo, María Virginia decidió volver a intentarlo. "El año pasado fui a una competencia. Salí segunda y este año dije bueno, vamos a probar esta vez y logré ganarlo", relató.
La joven siempre recuerda cuando su madre le enseñaba robótica. "Me parecía algo muy interesante porque intentaba poder programar algo y que se mueva, o sea, es algo mágico, un sentimiento extraño, y mas para un niño poder idear, tratar de darle vida, de alguna forma, al robot".
Y añadió: "cuando le decís al robot que se mueva, capaz que lo hace bien pero capaz que no. Esto consiste en prueba y error".
Recordó que cuando era más chica hizo un laberinto y programó un robot para que lo atravesara. "Cuando logró pasarlo después de un montón de intentos que no salían, sentí tal satisfacción, de primero haber logrado eso y segundo, de poder darle vida a algo y que funcione. Es algo extraordinario. Es una sensación que todo el mundo la debería sentir", sostuvo.
María Virginia contó que el armado del robot con el que ganó la última competencia fue un proceso que requirió tiempo. No hubo un diseño predeterminado desde el principio. "Fueron surgiendo modificaciones. Primero me inspiré en un diseño viejo que había pero me di cuenta que ese no servía tanto porque las ruedas estaban ubicadas lejos, entonces lo cambié y le agregué una jaulita para agarrar las pelotitas y demás", precisó.
Y añadió: "cuando lo probaba y veía que algo no funcionaba lo cambiaba, ya sea la construcción, el tamaño, el paso. La imaginación para encontrar soluciones es clave, al igual que la inspiración que viene y se va fácilmente".
Contó que cuando tiene un problema con la construcción, o las ruedas del robot, por ejemplo, se pone a pensar en una solución y en ese momento viene la inspiración. "Lo armo y se me va, después vuelve. La inspiración es algo de a momentos", dijo.
El nuevo robot que prepara consiste en un seguidor de líneas zigzag, curvas o rectas y debe atravesar diferentes obstáculos como lomos de burro o indicadores dispuestos en un escenario.
También rescatará "víctimas", es decir pelotitas de dos colores: negras y plateadas, dispuestas en una sala con doble piso y las llevará a un espacio en forma de triángulo.
"Tiene que recorrer la sala y buscar todas las víctimas posibles. Se puede agarrarlas como uno quiera, ya sea empujarlas, arrastrarlas y llegar al triángulo para que cuenten como puntos válidos. Es una forma de simular un escenario de catástrofe como un edificio incendiado", explicó.
Sobre el diseño del robot, refirió que ya lo tiene porque será en base a uno con el que compitió en Buenos Aires.
"Será un proceso constante que el robot quede listo porque de la noche a la mañana no nos va a salir. Lo mas probable es que estemos hasta ultimo momento programando", recalcó.
Aconsejó a los jóvenes interesados en la tecnología y las computadoras que "sigan haciendo lo que les gusta, que se interesen y aprendan más".
Y añadió: "para quienes no aprendan ahora será muy complicado hacerlo en el futuro, aunque igualmente pueden hacerlo, irán a un ritmo más lento".
María Virginia sostiene que la tecnología es fundamental en la vida cotidiana y que en el futuro será mil veces más desarrollada. "A quienes le interese por curiosidad o hobbie, les diría que sigan interiorizandose porque les servirá muchísimo. Será esencial saber usar la computadora. De hecho, hoy, para alguien que no sabe prender una computadora es complicado que pueda trabajar bien. En la mayoría de los trabajos te piden que sepas usarla y manejar los programas básicos", finalizó.
A principios de diciembre de 2023, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destacó a través de una publicación en su cuenta de Instagram: @oportunidadesunicasar a María Virginia Viollaz por ser la salteña que se convirtió en la primera mujer de la provincia que participará del mundial de robótica.
"Hay tres habilidades importantes para el futuro: el trabajo en equipo, saber aplicar la tecnología en nuestras necesidades diarias y tener persistencia sobre nuestros logros", concluyó la joven.