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Ema Castro de Siner, una maestra que hizo de la solidaridad su vida entera

Este año, la "seño Ema" quedó ciega de un ojo por la diabetes. Igual, todos los días recorre los barrios más humildes de Rosario de la Frontera para asistir a familias y a los ancianos vulnerables.
Sabado, 30 de diciembre de 2023 21:12

Ema Castro de Siner, más conocida como la "seño Ema", tiene 69 años de edad y hace más de 40 que se dedica a la labor social y comunitaria por amor al prójimo y a Dios. 

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Ema Castro de Siner, más conocida como la "seño Ema", tiene 69 años de edad y hace más de 40 que se dedica a la labor social y comunitaria por amor al prójimo y a Dios. 

Es tan grande su entrega y admirable su visión de la vida, que a pesar de que este año se quedó ciega de un ojo a consecuencia de la diabetes, por lo que además es insulina dependiente, todos los días se las ingenia para recorrer los barrios más vulnerables de la Ciudad Termal y llevar asistencia a quienes más lo necesitan. 

Es así que la docente jubilada provee de ropa, calzados y algunos artículos del hogar a los pobres. Son vecinos los que generosamente acercan hasta su domicilio donaciones que con toda la paciencia, ella lava, desinfecta y reacondiciona para después repartir en comedores, merenderos y a todos aquellos que acuden por su ayuda. 

Vale destacar que la seño Ema tiene una jubilación muy magra y sin embargo compra lo que le alcanza de mercadería para compartir, ya que las necesidades de la gente cada día son mayores. 

De igual manera, en sus visitas a los ancianos, que son hoy en día quienes peor la pasan, les deja ropa, calzados, acolchados para que los abuelos puedan canjear en el almacén de su barrio, a cambio de mercadería, carne y verdura. 

Lo mismo pasa, cuando no les alcanza para comprar sus medicinas. La exdocente acude a sus contactos, en su mayoría también maestras y directoras jubiladas, para socorrerlos haciendo una "vaquita". 

"Ya hace más de cuarenta años que me dedico a esta labor solidaria. Inicié con esta tarea cuando era maestra y lo sigo haciendo con mucho placer", contó la "seño Ema". 

En lo que respecta a su actividad solidaria, recordó: "Muchas veces me encuentro con casos extremos y gente con muchas necesidades que lamentablemente nadie asiste y en medio de esta turbulencia, veo que en todo el país avanza permanente la pobreza. Sería muy bueno que el Gobierno se aboque a asistir a esos casos extremos donde hay hambre, donde la gente guarda silencio con un dolor profundo. Creo que es ahí en donde tienen que estar presentes y en todos los rincones de nuestra patria". 

"Soy una persona de fe" 

Además de la situación difícil de salud que atraviesa, la mujer cuida a su marido quien está ciego, postrado, también es insulino dependiente y con un estado avanzado de Alzheimer. Aseguró que la fe le da fuerzas para seguir adelante. "Soy una persona de fe y estoy convencida de que no hay que abandonar ninguna batalla, ninguna lucha, porque cuando uno tiene fe, triunfa aunque tenga a su lado un puñado de soldados. No es necesario un ejército gigante para vencer, sino que se vence con la fe".

"También creo que Dios siempre está presente, que asiste y que por más que hoy estemos en una situación tan difícil, donde se vive con muchas necesidades, hay que seguir apostando de la manera más transparente posible, con los pensamientos positivos. Es la única manera de reconstruir nuestro país", expresó con emoción. 

De igual manera, aseguró que para poder ayudar a los demás, "todo es cuestión de organización". "A pesar de los problemitas que tengo con la salud de mi esposo, todo es cuestión de organización. Yo me levanto muy temprano, casi al alba y al despertar tengo siempre presente que Dios nos manda una misión y cada persona, la desarrolla bien o mal. En mi caso, sé que Dios y la Virgen me dan fuerzas y me dan la sabiduría para estar en esta situación y aun así, seguir asistiendo a todos los hermanos que están en situación de vulnerabilidad". 

"Valorar la tercera edad"

A modo de reflexión, declaró: "Y como dije, estás personas están en silencio y a veces el silencio no es bueno, hay que expresar la inquietud, más cuando hablamos del hambre que pasan los niños, que es lo que más duele. Lo mismo con los ancianos, que somos poco valorados y muchas veces, la gente joven no sabe que los ancianos somos como una caja de pandora, que tenemos nuestra experiencia de vida, y que tenemos sabiduría para dar un consejo. Es por ello que creo que hay que valorar la tercera edad y eso es algo que también me conmueve y a la vez, me da fuerzas para continuar con mi labor solidaria". 

"Soy consciente que no tengo la juventud ni la fuerza de antes, pero también estoy segura que somos como nuestros antepasados que dejamos nuestra historia, nuestra huella y en mi caso, al menos yo, en mi querido Rosario de la Frontera, quiero dejar esta huella para que la gente, siga con esta hermosa tarea, porque es una tarea noble y positiva. La fe y la esperanza, no hay que perderla jamás", concluyó.

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