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Cristina Exeni: Cuando el dolor se transforma en servicio y solidaridad

La fundadora de VIACE (Vivir y Amar con Esperanzas) protege, contiene y forma a bebés, niños, adolescentes y adultos con capacidades especiales. Todo partió de una mala praxis que sufrió su hijo.
Sabado, 30 de diciembre de 2023 21:02

A Cristina no le sucede lo que a tantas mamás que han sufrido por sus hijos por la razón que fuera, y que tienen comprensiblemente su dolor en la piel, que aflora ante el mínimo estímulo. Es como si ese episodio que la marcó de por vida hace ya 28 años, hubiera pasado a un segundo plano desde que su tristeza se transformó en servicio.

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A Cristina no le sucede lo que a tantas mamás que han sufrido por sus hijos por la razón que fuera, y que tienen comprensiblemente su dolor en la piel, que aflora ante el mínimo estímulo. Es como si ese episodio que la marcó de por vida hace ya 28 años, hubiera pasado a un segundo plano desde que su tristeza se transformó en servicio.

Su tarea la tiene tan ocupada que a estas alturas del año, apenas tiene tiempo para ella porque está cerrando, con todo lo que eso implica, el año lectivo y terapéutico de VIACE, la institución que formó tiempo después que su único hijo fuera diagnosticado con una ceguera permanente a causa de una mala praxis. Pero Cristina Exeni a ese recuerdo nunca lo trae al presente; estos días de tanto ajetreo no solo termina sus actividades casi junto con todas las entidades educativas, sino que a diferencia del resto, a mediados de enero abrirá la colonia de vacaciones a la que asistirán 42 chicos con diferentes discapacidades tanto motoras como psicológicas. Junto a sus colaboradoras debe atenderlos a todos, desde las 15 hasta las 20 horas, de lunes a viernes indefectiblemente hasta que reinicien sus actividades terapéuticas y escolares con el resto de los chicos de Viace. 

Un ejemplo de entrega 

No hay otra forma de describir el trabajo que lleva adelante la institución intermedia VIACE ( vivir y a amar con esperanzas) que no sea "ejemplar" por la protección, contención, formación y educación de bebés, niños, adolescentes y adultos con capacidades especiales. Cristina Exeni es docente jubilada y 22 años atrás, sentada junto a un par -no más- de amigas en un patio del antiguo hospital de Salvador Mazza que había quedado abandonado cuando se construyó el nuevo, soñaba en grande, en cómo levantar paredes, techos, sanitarios, salas de estimulación temprana, oficinas, juegos y un sector para desarrollar algún emprendimiento en el que iban a trabajar los más grandes para que, a pesar de sus limitaciones, pudieran valerse por sí mismos.

Aunque parezca increíble eso es hoy VIACE; pero una mujer que sin aportes estatales de la provincia ni del municipio, que con la colaboración de gente sensible de su pueblo y uno que otro de un pueblo vecino como Aguaray - de allí recibe todos los días el pan de la panadería Salas - , obtuvo semejante logro, no piensa ni remotamente en dejar de trabajar, de gestionar para hacer de la institución algo mucho más grande. 

 

 "Tenemos personas de todas las edades, carentes de recursos en lista de espera para recibir asistencia de VIACE" 

Hoy el desvelo de Cristina pasa por cómo conseguir los recursos para ampliar la matrícula "porque tenemos muchos pedidos de familias de escasos recursos como son en su inmensa mayoría, para que atendamos a sus bebés, a sus niños, a sus hijos adolescentes o muchos que ya son adultos y todos están en lista de espera. Lo paradógico es que contamos con el espacio físico y las instalaciones pero lo que recaudamos no nos alcanza para pagarle al personal conformado por docentes de educación especial,  psicóloga, fisioterapeuta o asistente social. La que tenemos se conforma con lo que podemos pagarle pero necesitamos más profesionales y pagarles mejor".

A través de más de 20 años de trabajo ininterrumpido VIACE consiguió ser prestadora de Incluír Salud -el sistema nacional de atención a los discapacitados- "y si bien podríamos tener una mayor facturación con otras obras sociales, los papás de los chicos que asisten no tienen obra social porque son desocupados o changarines. Estamos gestionando para que se vea la posibilidad que algunas empresas locales puedan aportarnos mediante la desgravación de impuestos pero toda gestión lleva tiempo, es engorrosa pero no dejamos de insistir. De la provincia hace algunos años estaba la posibilidad que nos hicieran algún aporte pero al final nunca se concretó; ahora esperamos que el intendente Gustavo Subelza que es un chico de acá, que conoce nuestro trabajo nos pueda colaborar pero todo tiene que salir del corazón de la gente".

Emprendimiento 

Hacen algunos años Viace puso en funcionamiento la envasadora de agua y tiempo después la fábrica de picolé -palitos helados- en la que trabajan los chicos más grandes de la institución. Ese emprendimiento que les llevó años para hacerse de todo el equipamiento necesario hasta de un vehículo para repartir el agua es uno de los principales sustentos económicos de la institución. En este lapso la institución también consiguió la donación de un predio en la zona oeste de Salvador Mazza donde tienen caballos y gallinas. "Los chicos disfrutan de ese lugar un montón y ahí tenemos un cuidador. Por el calor solo lo usamos entre los meses de marzo y agosto porque no tenemos una infraestructura adecuada y tampoco pudimos cerrar el predio" expresa Cristina.

Estas próximas semanas cuando comience la colonia de vacaciones que los chicos tanto esperan "vamos a ir de paseo a Tartagal, los vamos a llevar al cine, a la plaza, a tomar helados así que ya están pleneando lo lindo que lo van a pasar. Acá en la zona no tenemos muchos lugares pero nos prestan algunos balnearios privados acá en Salvador Mazza donde llevarlos pero el solo hecho de decirles nos vamos a Tartagal los pone tan felices que no vemos la hora de que llegue ese momento" explicó ilusionada. 

Cuando se le pregunta por Alejandro, su hijo (28 años músico y cantante y un colaborador permanenete de VIACE) Cristina suspira y expresa : "Mi hijo ya es un hombre y él es mi luz, él es mi fuerza" y en esa sencilla expresión Cristina Exeni lo dice todo. 

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