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20 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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"Las actividades de las organizaciones criminales se diversificaron por vaivenes económicos del país"

Miércoles, 27 de septiembre de 2023 02:04

"Fronteras" es el libro y también documental que realizó la periodista Lucía Salinas (Buenos Aires). Fue un intenso trabajo en el que no solo describe los delitos que ocurren en las zonas limítrofes, sino también las configuraciones sociales. Salinas presentará el libro el 6 de octubre a las 17.30 en Mitre 220, en la capital salteña.

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"Fronteras" es el libro y también documental que realizó la periodista Lucía Salinas (Buenos Aires). Fue un intenso trabajo en el que no solo describe los delitos que ocurren en las zonas limítrofes, sino también las configuraciones sociales. Salinas presentará el libro el 6 de octubre a las 17.30 en Mitre 220, en la capital salteña.

En tu libro, ¿cómo describís el trabajo de las organizaciones criminales en la frontera norte?

Las organizaciones criminales son eficientes, porque están 24 horas, 7 días a la semana pensando en cómo hacer funcionar su negocio, que nada lo impida y nada atente contra la ganancia que esto les genera. Con lo cual, lo único que uno puede recoger de lo que admiten las autoridades judiciales como integrantes de las fuerzas federales es que el crimen organizado solo ha crecido durante los últimos años, en parte por la complejidad que esta frontera extensa representa. En algunos tramos de ella solo lo separan de los países vecinos como el río Paraná, porque en otros casos es tan solo un alambrado o una quebrada. Entonces hay un factor geográfico que es determinante, que es muy conocido y muy bien aprovechado por las organizaciones criminales. Y después me parece que hay otro factor que tiene que ver con, posiblemente, las carencias estatales para muchos ciudadanos y ciudadanas argentinas en esta zona del país. Admiten que la actividad de la cual vienen es ilegal, sobre todo el contrabando, pero también sostienen que no hay en estos lugares otras fuentes laborales. Entonces todo eso se convierte en una suerte de combo perfecto para que las organizaciones criminales continúen desarrollando su negocio, porque finalmente son los que hacen la diferencia económica al final del día, sin lugar a dudas. Son los que perduran en el tiempo y los que continúan creciendo y encontrando la forma de cómo evadir los controles, cómo introducirse en nuestra frontera y llegar a nuestro territorio con toda esa mercadería ilegal, ya sea tráfico de drogas como otro tipo de productos.

El contrabando en general está al orden del día...

Hay una situación que lo explicaba muy bien un juez, un fiscal también, algo que podrán encontrar en el libro y en el documental. Ellos decían que antes las organizaciones criminales se dedicaban exclusivamente a una sola actividad. Ahora, en los últimos años, y también producido en los vaivenes económicos de la Argentina, han diversificado o han adquirido cierta elasticidad en el sentido de actividad. Si hoy conviene, por la cuestión económica, contrabandear cubiertas, contrabandean cubiertas. Si conviene que sea aceite, será aceite. Si conviene que sea combustible, es combustible. Es aquello que les deje la mayor ganancia posible.

En el norte, por ejemplo, tenemos los bagayeros que incluso trabajan prácticamente con normalidad, pese a que hay un puesto de Gendarmería a pocos metros.

Cuando conocí Aguas Blancas me impactó el movimiento por esos casos clandestinos, circulan más de 5.000 personas por día, eso ya te da cuenta de la cantidad de mercadería que se mueve. También nos explicaba el fiscal de Orán que hay casos donde hay hasta tres generaciones dentro de una misma familia que se dedica a esta actividad, que se identifican como bagayeros. Entonces también hay un factor de idiosincrasia, hay un factor cultural arraigado en las actividades que eligen muchas personas como único sustento de vida. Hablé con unos jóvenes y uno de ellos me decía "yo esto lo aprendí a hacer de mi mamá", "vi a mi mamá hacer esto toda la vida" ... Es un problema a la hora de afrontar lo que ocurre en esta frontera, porque la Justicia lo que sostiene es "nosotros tenemos que hacer cumplir la ley", y esto a la luz del Código Penal es un delito, a la luz del Código Aduanero es una infracción, pero también entienden que no pueden solo mirar al bagayero o al pasero, según la provincia, sino que lo que hay que mirar son las grandes organizaciones criminales que están de un lado y del otro lado de la frontera y que se aprovechan de la vulnerabilidad de estas personas.

¿Cómo pueden hacer los Estados para entender esto y trabajar en crímenes transnacionales?

Tiene que ver con crímenes transnacionales, porque no ocurre solo en el límite de la frontera cuando es en territorio argentino, es un crimen que se perpetra de un lado y del otro de la frontera. Me parece que el Ministerio Público Fiscal le ha encontrado un poco más la vuelta y hace un tiempo que realiza investigaciones de forma más conjunta con los fiscales de Paraguay, Brasil, poco menos con los fiscales de Bolivia, en donde hay muchas menos investigaciones, que eso también hay que decirlo. Pero se ha armado como un circuito de intercambio de información y operativos conjuntos, en el caso de Brasil, como también con Paraguay. Me parece que la lógica es esa, entender que así como el delito no distingue la frontera respecto a dónde empieza y dónde termina un territorio, la estrategia para combatir esos delitos también tiene que trascender la idea de lo netamente territorial y pensar acuerdos con los países vecinos.

Hay mucha crueldad en estos delitos. ¿Constataste casos de trata de personas?

No nos metimos en el caso de trata de personas, porque era un universo superamplio y complejo en sí mismo, pero sí lo manifestaron muchas autoridades, desde la directora de Migraciones hasta el ministro de Gobierno de La Quiaca, como también fiscales y jueces, que así como pasa mercadería sin ningún tipo de control, por el monte, por una barcaza no habilitada cruzando el río Paraná, cruzando tan solo el río La Quiaca a pie... Si con esa facilidad se cruzan mercaderías, también hay que pensar que con esa facilidad se cruzan personas en contra de su voluntad. Entonces, me parece que ahí también radican el problema y la responsabilidad institucional de mirar con mayor atención esa frontera norte, porque en algún punto se ha convertido en una suerte de tierra de nadie y pasa de todo. Y esto también hay que observarlo, y darle visibilidad a eso también es el objetivo de fronteras, como darle visibilidad a esa vida cotidiana de tantos ciudadanos y ciudadanas que se animaron a contar sus historias. Y también otro lado poco visto, o visibilizado más bien, que tiene que ver con cómo se enriquecen unos a otros estas comunidades de fronteras, estas ciudades que no distinguen la línea divisoria entre la ciudad boliviana y la argentina, sino que viven diariamente de una forma mucho más mancomunada, comparten cultura, fiestas patronales, idioma, un montón de actividades diarias.

Argentina necesita políticas mucho más específicas para este tema.

Sí, posiblemente, porque quizás la dificultad radica en que muchas veces se legisla o se determina desde la distancia, y la sensación es que transcurre otra Argentina allí, y de momentos hasta con sus propias leyes, y eso es lo que hay que observar, donde la idea de lo que es un derecho y lo que no, a veces también se torna difuso. Pero también esta cosa de la frontera como algo más simbólico, porque la vida cotidiana hace que ellos no se detengan a pensar de qué lado del territorio están, es también proporcionar una riqueza cultural que es parte de esa frontera.

Lucía, ¿hay algo que te haya llamado la atención de Salta, particularmente?

En Salvador Mazza me impactó el movimiento de mercadería permanentemente, me llamó mucho la atención, también estos pasos que se hacen a través de los patios de las casas, que desembocan el territorio boliviano, esos pasos inhabitados. Cómo esta ciudad convive con 78 pasos clandestinos, eso me impactó, me impactó también el movimiento de gente en Aguas Blancas, cruzando el río, algunos incluso cruzándolo a pie, no solo en las chalanas, sino en esas barcazas improvisadas, en las que muchas veces lo que se pone en riesgo son las vidas de las personas. Ese movimiento permanente de ir de un lado al otro, de un territorio al otro, me llamó la atención, porque ahí también hay una vida cotidiana, y eso me impactó. Por supuesto, la belleza geográfica es parte de todo esto.

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