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Sufrió años de violencia de género y una prescripción le negaría un juicio

Sus denuncias se elevaron a juicio, éste llamativamente nunca se realizó . La causa se cae, su agresor ya no tendrá tobillera ni restricción. Teme por su futuro. 
Miércoles, 08 de mayo de 2024 02:06
María Celeste, sufriendo el drama de esperar los tiempos de la justicia.

Angustia, rabia e impotencia se conjugan en un solo sentir de una mujer de 45 años, pronta a dar a luz a su cuarto hijo, y que vio frustrada su intención de cerrar un capítulo oscuro y cruel que atravesó su vida desde el 2017. Se enteró que la defensa del acusado, su expareja, interpuso un pedido de prescripción de la causa que lo tiene con una perimetral de 800 metros y una tobillera electrónica. La decisión la debe tomar la Sala III del Tribunal de Impugnación.

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Angustia, rabia e impotencia se conjugan en un solo sentir de una mujer de 45 años, pronta a dar a luz a su cuarto hijo, y que vio frustrada su intención de cerrar un capítulo oscuro y cruel que atravesó su vida desde el 2017. Se enteró que la defensa del acusado, su expareja, interpuso un pedido de prescripción de la causa que lo tiene con una perimetral de 800 metros y una tobillera electrónica. La decisión la debe tomar la Sala III del Tribunal de Impugnación.

María Celeste Vila, una empresaria de San Lorenzo, describió su caso como algo que nunca más debiera suceder en nuestra provincia. La joven mujer, embarazada de 27 semanas y media, relató su amargura al enterarse días pasados que el juicio en contra de su expareja, que durante años había esperado se realizarse, estaría a un tris de la prescripción, tal como solicitó la defensa de su denunciada expareja.

Si éste fuera el panorama, la mujer que está a días de dar a luz, no ve con buenos ojos tal decisión ya que la misma de ser aceptada por el Tribunal la pondría en riesgo inminente.

"No lo digo yo, no lo afirma la denunciante, lo atestigua el voluminoso expediente que la justicia y el abogado de parte lograron confeccionar, con elementos probatorios concretos y las pericias psicológicas y psiquiátricas que me dan la razón", dijo la mamá desasosegada.

María Celeste se presentó ayer ante El Tribuno con un voluminoso expediente bajo el brazo que contiene una sagaz investigación realizada por peritos oficiales y otros, que está plagado de testimonios y denuncias que ella realizó durante años por diversas formas de violencia de género que sufrió. La mamá, aseguró que todo está -ahora- en aguas de borrajas, en manos de la sabiduría de la Justicia que "no debe solo ajustarse a derecho, sino contemplar que evitar más dolor ya es justicia", afirmó.

Para esta mujer y madre lo que representaría la prescripción de su lucha es mucho más de lo que aparenta, pues sostiene que la misma le llevó enorme tiempo, sinsabores, rupturas familiares y gastos incalculables en dinero, tiempo y salud.

María Celeste, quien asegura que no quiere recordar los sufrimientos, ni dar detalles de los mismos porque ya pertenecen al pasado, sí pone énfasis que los delitos denunciados oportunamente fueron y son suficientes como para que la persona que los cometió y que actualmente se encuentra con una restricción de 800 metros y con tobillera electrónica sea enjuiciado como corresponde, en los tiempos que dicta la ley. Dijo "que sea el tribunal de juicio" el que se expida finalmente. "Ese es mi derecho como mujer, como madre y como víctima y no que me digan que el tiempo expiró y que mañana este señor quedará totalmente sobreseído, sin restricciones y sin tobillera mientras yo, que tengo una nueva relación y un hijo en camino, comience a desandar los senderos del miedo y el terror, que alguna vez creía superados por la ayuda de la justicia", afirmó.

"Estoy aterrada, estoy desamparada. Y les aclaro a quien lea esto que yo no soy una persona necesitada o indigente, porque si lo fuera jamás habría llegado a estas instancias, y saben por qué, porque dos veces suspendieron la audiencia de juicio y antes que llegue la tercera me están por dictar la prescripción de la causa, de mis denuncias, de mi sufrir y de mi derecho a obtener justicia, que es el derecho de todos y todas", expresó la mujer.

Luego, violentamente angustiada, aclaró: "Si esto les pareciera a alguien poco, voy a relatar que yo denuncie violencia, amenazas, acoso y mucho más. Todo está documentado y elevado a juicio. Pero en ese ínterin mi expareja me denunció por acercarme al alambrado de mi propiedad en un barrio privado, "La Montaña", en San Lorenzo y de sacarle fotos a él. Cuando fue él quien compró o alquiló una propiedad a menos de 300 metros de mi domicilio solo para espiarme, acosarme y amenazarme y eso está documentado, violando la restricción impuesta en su momento. Ahora bien, prescribirá mi sufrimiento pero su denuncia, que fue desestimada dos veces por jueces de Garantías y apelada la misma cantidad de veces por la fiscalía, está vigente. Es decir antes que nazca mi hijo, capaz que resuelven llevarme a juicio a mí. No, eso es demasiado. Sobreseen por prescripción al denunciado y llevan a juicio a la denunciante, a la madre de tres de sus hijos, a la mujer que luchó contra viento y marea para que se haga justicia y pueda volver a ser una persona normal, que no tenga que esconderme, que no tenga que cerrar mi dormitorio con llave, que deje ya de vivir angustiada", dijo con lágrimas".

María Celeste tiene otros horizontes y desea vivir junto a su nueva pareja y a todos sus hijos.

Y luego, mas calmada, reflexionó: que quede claro: "No vine a solicitar ninguna condena, vine a pedir que se realice el juicio y que salga lo que tenga que salir. De esa manera podré dar vuelta la página y seguir escribiendo, con libertad, otras tantas más gratificantes, eso no es mucho, pero para mí lo es todo", remató.

Hay otras historias, no solo es la mía

Aunque el pedido de prescripción aún está a disposición de un tribunal, el solo hecho de que la sombra de este artilugio ronde su causa pone alarma a la mujer, ya que entiende que se debe evitar una situación más grave.

María Celeste, bajo la patrocinio letrado de Pablo Suárez Nelson, advirtió que va a seguir su lucha para llegar hasta que se celebre el debate, suspendido dos veces y casi prescripto.

"Invertí mucha vida. Nadie tiene una idea de lo que se sufre yendo y viniendo. Años buscando poner fin humana y adecuadamente a una historia sórdida. Hoy no voy a acusar ni a nombrar a nadie, porque esto no es personal sino colectivo.

Yo me imagino a quienes no tienen los medios, la fuerza ni el tiempo para litigar y obtener justicia y me pongo a llorar", finalizó.

 

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