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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Cataluña se planta firme frente al Estado español

Lunes, 01 de octubre de 2012 22:59

En medio de la crisis de deuda económica en que se encuentra el país ibérico, los catalanes se muestran unidos para conseguir la independencia del Estado español.

Aunque uno se lo proponga -para los de afuera de España y quizá también para los de adentro- es difícil entender la “cuestión catalana”. No son pocas las veces que se escucha entre turistas extranjeros lo siguiente: “¿Cuál de todas las comunidades autónomas que conforman España es Cataluña?”, “Ah, sí, si su capital es Barcelona, de nombre la conozco”, “¿Y que significa que sea una Comunidad Autónoma?”, “No, no sabía que tenían su propio idioma”.

Para ser más específicos, Cataluña es la segunda comunidad autónoma de más población en España, detrás de Andalucía, con siete millones y medio de habitantes, es decir, el 16 por ciento del total. Allí se habla el catalán, su industria es muy fuerte y su economía representa al menos el 18 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de España, si bien en la actualidad es también la más endeudada de las comunidades autónomas.

¿Y por qué vale la pena recordar todo esto? Porque por primera vez en al menos setenta años, un presidente de Cataluña, en este caso Artur Mas- apoya abiertamente la independencia de la comunidad del Estado español, incluso con el consentimiento de su Parlamento. Y no sólo eso, para llevar adelante un proyecto de “autodeterminación” ha adelantado las elecciones regionales para proponer un programa independentista este 25 de noviembre. Es decir, un programa que convoque a un referéndum en el que los catalanes podrían decidir si quieren separarse del resto de España y cómo querrían hacerlo.

Esto se lleva a cabo en un momento de alta tensión política a nivel España, ya que esta se encuentra hundida en una crisis económica sin precedentes, con cerca de la mitad de la población desempleada y con un Gobierno que va perdiendo fuerzas al privilegiar la toma de medidas para afrontar la deuda financiera, antes que para resolver los problemas internos derivados de la crisis.

Un debate de larga data

Sin embargo, el debate secesionista no es nuevo, sólo que esta vez las circunstancias políticas y económicas lo avivaron y así quedó demostrado el pasado 11 de septiembre (día nacionalista catalán) cuando salieron a la calle cerca de un millón y medio de catalanes. Luego, este reclamo quedó aplacado cuando el presidente de España Mariano Rajoy rechazó la propuesta de “pacto fiscal” con el que Cataluña pretendía la creación de una Hacienda propia y tras lo cual, el presidente catalán Artur Mas dijo: “Cataluña no será silenciada ni dominada”.

De todas maneras, el debate no está centrado tanto en el independentismo, sino en el cómo sería la transición, en cómo quedarían las relaciones con España y con la Unión Europea (UE): “El independentismo ya se ha superado. Hasta ahora era el deseo de ser independientes, pero nunca pensando en el cómo”. Así lo manifiesta el periodista catalán Eduard Martín-Borregón, quién añade que eso es lo que se sopesaría en el plebiscito del próximo 25 de noviembre.

Y no sólo se lo pregunta él: “Es un tema de café. El ambiente está muy politizado y se volvió conversación de bar, incluso para gente no históricamente politizada”. Además de ello, según el periodista, hay un “síntoma de desconexión” que se percibió sobre todo al sentir tan lejanos los incidentes que hubo en Madrid los pasados 25 y 29 de septiembre, cuando las protestas frente al Parlamento español terminaron con enfrentamientos con la Policía y con decenas de heridos y detenidos.

Con él coincide también Carles Oriach, concejal del ayuntamiento de Terrasa y presidente local del partido de Mas, Convergencia, que tras la marcha del 11 de septiembre ve gran unión entre los catalanes: “Tensas son las relaciones con España porque en Cataluña hay un gran nivel de cohesión”, le manifestó a El Tribuno.
Aún así, los ánimos están caldeados en los sectores que podrían verse afectados pues comienzan a medirse las consecuencias de una posible división.

Por una parte, el Gobierno Central no tardó en fijar su posición de confrontación, pues ha manifestado que se amparará en la Constitución para anular cualquier convocatoria de referéndum que no se adapte a la misma. Según ha expuesto la vicepresidenta española Soraya Sáenz de Santamaría: “Esa convocatoria afectaría al conjunto de los españoles, porque son ellos los que deciden sobre la organización territorial del Estado. Hay instrumentos jurídicos para detener ese intento y un Gobierno dispuesto a utilizarlos”.
Sin embargo, la opinión que más pesa es que la Constitución no será suficiente si hay una verdadera mayoría a favor de la separación.

A nivel empresarial también hay quienes han manifestado que se irían de Cataluña. Como el grupo editorial Planeta, cuyo presidente José Manuel Lara ha dicho que “no hay ningún negocio editorial que tenga su sede en un país extranjero que hable otro idioma. Es absurdo. La sede se tendría que ir a Zaragoza, Madrid o Cuenca”. Como él, son numerosos los empresarios que tendría que plantearse si quedarse o irse y bajo qué condiciones.

“Habrá muchas tensiones, pero no entrarán los tanques”, afirma Martín-Borregón, quien cree que la Unión Europea intervendría, si bien no sería necesario salir del euro: “(Artur) Mas no va a sacar a Cataluña de la Unión Europea. Imagina el trauma de salir del euro”. Asimismo, el concejal Oriach también cree que alcanzar el Estado propio no va a ser nada fácil pero reconoce que hay optimismo: “Vamos a hacer algo grande y sabemos que lo pasaremos mal, pero el premio final será mucho mayor que los sufrimientos que nos podría generar la transición”, sentenció. Otro temor, si bien más banal, ha sido considerar lo que perdería la liga española sin el Barcelona entre sus clubes. Aunque no se cree que esto vaya a suceder: “La liga española no puede prescindir del Barça”, opinó Martín-Borregón.

En el marco de la crisis que afecta a España, todos los escenarios son posibles, los problemas tienden a juntarse y las soluciones a dividirse. Porque nadie descarta que otras comunidades autónomas con estatus de “nacionalidad histórica” como el País Vasco o Galicia, no quieran seguir el ejemplo. Pero en estos casos, son las mayorías quienes deciden y así lo ha dejado claro Artur Mas quien señaló: “Estas consultas no se pueden convocar si no hay mayorías indiscutibles”.

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En medio de la crisis de deuda económica en que se encuentra el país ibérico, los catalanes se muestran unidos para conseguir la independencia del Estado español.

Aunque uno se lo proponga -para los de afuera de España y quizá también para los de adentro- es difícil entender la “cuestión catalana”. No son pocas las veces que se escucha entre turistas extranjeros lo siguiente: “¿Cuál de todas las comunidades autónomas que conforman España es Cataluña?”, “Ah, sí, si su capital es Barcelona, de nombre la conozco”, “¿Y que significa que sea una Comunidad Autónoma?”, “No, no sabía que tenían su propio idioma”.

Para ser más específicos, Cataluña es la segunda comunidad autónoma de más población en España, detrás de Andalucía, con siete millones y medio de habitantes, es decir, el 16 por ciento del total. Allí se habla el catalán, su industria es muy fuerte y su economía representa al menos el 18 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de España, si bien en la actualidad es también la más endeudada de las comunidades autónomas.

¿Y por qué vale la pena recordar todo esto? Porque por primera vez en al menos setenta años, un presidente de Cataluña, en este caso Artur Mas- apoya abiertamente la independencia de la comunidad del Estado español, incluso con el consentimiento de su Parlamento. Y no sólo eso, para llevar adelante un proyecto de “autodeterminación” ha adelantado las elecciones regionales para proponer un programa independentista este 25 de noviembre. Es decir, un programa que convoque a un referéndum en el que los catalanes podrían decidir si quieren separarse del resto de España y cómo querrían hacerlo.

Esto se lleva a cabo en un momento de alta tensión política a nivel España, ya que esta se encuentra hundida en una crisis económica sin precedentes, con cerca de la mitad de la población desempleada y con un Gobierno que va perdiendo fuerzas al privilegiar la toma de medidas para afrontar la deuda financiera, antes que para resolver los problemas internos derivados de la crisis.

Un debate de larga data

Sin embargo, el debate secesionista no es nuevo, sólo que esta vez las circunstancias políticas y económicas lo avivaron y así quedó demostrado el pasado 11 de septiembre (día nacionalista catalán) cuando salieron a la calle cerca de un millón y medio de catalanes. Luego, este reclamo quedó aplacado cuando el presidente de España Mariano Rajoy rechazó la propuesta de “pacto fiscal” con el que Cataluña pretendía la creación de una Hacienda propia y tras lo cual, el presidente catalán Artur Mas dijo: “Cataluña no será silenciada ni dominada”.

De todas maneras, el debate no está centrado tanto en el independentismo, sino en el cómo sería la transición, en cómo quedarían las relaciones con España y con la Unión Europea (UE): “El independentismo ya se ha superado. Hasta ahora era el deseo de ser independientes, pero nunca pensando en el cómo”. Así lo manifiesta el periodista catalán Eduard Martín-Borregón, quién añade que eso es lo que se sopesaría en el plebiscito del próximo 25 de noviembre.

Y no sólo se lo pregunta él: “Es un tema de café. El ambiente está muy politizado y se volvió conversación de bar, incluso para gente no históricamente politizada”. Además de ello, según el periodista, hay un “síntoma de desconexión” que se percibió sobre todo al sentir tan lejanos los incidentes que hubo en Madrid los pasados 25 y 29 de septiembre, cuando las protestas frente al Parlamento español terminaron con enfrentamientos con la Policía y con decenas de heridos y detenidos.

Con él coincide también Carles Oriach, concejal del ayuntamiento de Terrasa y presidente local del partido de Mas, Convergencia, que tras la marcha del 11 de septiembre ve gran unión entre los catalanes: “Tensas son las relaciones con España porque en Cataluña hay un gran nivel de cohesión”, le manifestó a El Tribuno.
Aún así, los ánimos están caldeados en los sectores que podrían verse afectados pues comienzan a medirse las consecuencias de una posible división.

Por una parte, el Gobierno Central no tardó en fijar su posición de confrontación, pues ha manifestado que se amparará en la Constitución para anular cualquier convocatoria de referéndum que no se adapte a la misma. Según ha expuesto la vicepresidenta española Soraya Sáenz de Santamaría: “Esa convocatoria afectaría al conjunto de los españoles, porque son ellos los que deciden sobre la organización territorial del Estado. Hay instrumentos jurídicos para detener ese intento y un Gobierno dispuesto a utilizarlos”.
Sin embargo, la opinión que más pesa es que la Constitución no será suficiente si hay una verdadera mayoría a favor de la separación.

A nivel empresarial también hay quienes han manifestado que se irían de Cataluña. Como el grupo editorial Planeta, cuyo presidente José Manuel Lara ha dicho que “no hay ningún negocio editorial que tenga su sede en un país extranjero que hable otro idioma. Es absurdo. La sede se tendría que ir a Zaragoza, Madrid o Cuenca”. Como él, son numerosos los empresarios que tendría que plantearse si quedarse o irse y bajo qué condiciones.

“Habrá muchas tensiones, pero no entrarán los tanques”, afirma Martín-Borregón, quien cree que la Unión Europea intervendría, si bien no sería necesario salir del euro: “(Artur) Mas no va a sacar a Cataluña de la Unión Europea. Imagina el trauma de salir del euro”. Asimismo, el concejal Oriach también cree que alcanzar el Estado propio no va a ser nada fácil pero reconoce que hay optimismo: “Vamos a hacer algo grande y sabemos que lo pasaremos mal, pero el premio final será mucho mayor que los sufrimientos que nos podría generar la transición”, sentenció. Otro temor, si bien más banal, ha sido considerar lo que perdería la liga española sin el Barcelona entre sus clubes. Aunque no se cree que esto vaya a suceder: “La liga española no puede prescindir del Barça”, opinó Martín-Borregón.

En el marco de la crisis que afecta a España, todos los escenarios son posibles, los problemas tienden a juntarse y las soluciones a dividirse. Porque nadie descarta que otras comunidades autónomas con estatus de “nacionalidad histórica” como el País Vasco o Galicia, no quieran seguir el ejemplo. Pero en estos casos, son las mayorías quienes deciden y así lo ha dejado claro Artur Mas quien señaló: “Estas consultas no se pueden convocar si no hay mayorías indiscutibles”.

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