Las duras declaraciones de Lorenzetti seguramente calaron hondo en el Gobierno, eso es indudable. Sin embargo, ratificaron uno de los puntos más altos de toda la era kirchnerista: la creación de una Corte Suprema de Justicia con prestigio e independencia del poder político.
inicia sesión o regístrate.
Las duras declaraciones de Lorenzetti seguramente calaron hondo en el Gobierno, eso es indudable. Sin embargo, ratificaron uno de los puntos más altos de toda la era kirchnerista: la creación de una Corte Suprema de Justicia con prestigio e independencia del poder político.
Pese a que esa democratización no haya llegado a juzgados más bajos, donde aún quedan muchas vacantes por cubrir y jueces con poca credibilidad, haber dotado a la Corte de magistrados respetables será un rédito que nadie le podrá discutir a la Casa Rosada.
El juez, en su primera declaración pública tras su reelección en la presidencia del Tribunal, buscó que no queden dudas de que no habrá cambios en la relación con el Gobierno.
La aclaración, delante de profesionales de todo el país, no fue para nada inocente: se dio en medio de fuertes presiones para destrabar la aplicación de la ley de medios, una de las batallas principales del oficialismo en los últimos tres años.
De todos modos, cuando Lorenzetti dijo que no aceptarán presiones no se refería únicamente al kirchnerismo, sino también a grupos empresarios con importantes intereses sobre los que la Corte deberá pronunciarse. El mensaje fue para todos, sin excepción.