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19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Lijo, a cargo de un caso contra Moreno

Viernes, 05 de octubre de 2012 20:44
Oyarbide decidió desligarse de la investigación por “violencia moral”, y el caso pasó a Rafecas, que intervino en la causa Ciccone.

Se terminó el misterio. El juez federal Ariel Lijo recibió ayer por sorteo la denuncia de la despachante de Aduana Paula de Conto contra el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, por supuestas amenazas.

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Oyarbide decidió desligarse de la investigación por “violencia moral”, y el caso pasó a Rafecas, que intervino en la causa Ciccone.

Se terminó el misterio. El juez federal Ariel Lijo recibió ayer por sorteo la denuncia de la despachante de Aduana Paula de Conto contra el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, por supuestas amenazas.

La Cámara Federal porteña procedió a un nuevo sorteo a raíz de que el juez Norberto Oyarbide se excusó de intervenir tras recibir un “cacerolazo” en su casa y alegó “violencia moral” y “garantía de imparcialidad”.

Y aunque el tribunal de alzada no aceptó sus argumentos consideró que el propio magistrado con sus dichos sembró “dudas sobre su imparcialidad”. El martes último el juez federal Daniel Rafecas, que había recibido la denuncia luego del apartamiento personal de Oyarbide, rechazó la inhibición de su colega y advirtió que la excusa de una protesta en su contra para dejar el caso podría derivar en manipulación de magistrados.

Oyarbide había sido sorteado la semana pasada para estar al frente de la denuncia que radicó la despachante De Conto contra Moreno por “amenazas, coacciones, malos tratos, abuso de poder, violencia de género y exigencias indebidas”.

Sin embargo, hubo un “cacerolazo” en la puerta del edificio donde vive el juez. En ese marco Oyarbide decidió desligarse de la investigación por “violencia moral”, y el caso pasó a Rafecas, el mismo juez que intervino en la causa Ciccone inicialmente y que fue apartado por las denuncias públicas del vicepresidente Boudou.

Pero Rafecas rechazó hacerse cargo de ese expediente por entender que eran “inadmisibles” las excusas de Oyarbide, y señaló que aceptarlas implicaría avalar el apartamiento de un juez por “cualquier protesta de relativa magnitudque reciba un magistrado”.

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