Fernando Vidal (70), el periodista boliviano que fue quemado por cuatro sicarios en el locutorio de su radio, en Yacuiba, llegó ayer a la guardia del hospital San Bernardo, donde sería internado para recibir tratamiento por las graves heridas que sufre en brazos y manos.
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Fernando Vidal (70), el periodista boliviano que fue quemado por cuatro sicarios en el locutorio de su radio, en Yacuiba, llegó ayer a la guardia del hospital San Bernardo, donde sería internado para recibir tratamiento por las graves heridas que sufre en brazos y manos.
El ataque ocurrió el 29 de octubre pasado y los causantes fueron detenidos por la policía del vecino país, aunque la investigación no avanza y no encuentran a los verdaderos responsables.
Pero, después de 15 horas de viaje desde Santa Cruz de la Sierra, donde se hallaba internado, a 1.000 kilómetros al nordeste de Salta, en la guardia del hospital San Bernardo le dijeron que no lo podían recibir por falta de camas y que, por lo tanto, lo iban a derivar al hospital San Vicente de Paúl, de Orán, 300 kilómetros al norte de Salta.
Su esposa, Juana Ysac le contó a El Tribuno que Vidal estuvo internado desde que sufrió el ataque y que lleva ya cinco operaciones. “Fue atacado en la radio Popular cuando, junto a Karen Delgado, le estaban haciendo una nota a dos ciudadanas que denunciaban actos de corrupción, contrabando y narcotráfico. Fue en ese momento que ingresaron los sujetos, con barbijos, los rociaron con combustible y les prendieron fuego”, dijo. “Estas personas -continuó-, que están detenidas, tienen un pacto de silencio y no declaran nada, pero ellos son sicarios, los verdaderos autores son otros. Esto tiene que ver con las denuncias que hace mi marido sobre la corrupción que hay en la zona de Chaco”, agregó Juana. “Pero, a pesar de todo, la investigación no avanza. Mi familia sigue con la radio, estamos trabajando con unos equipos viejos que teníamos guardados pero nos sirven para seguir en el aire”, agregó.
La familia de Vidal lleva gastados 25.000 dólares en su tratamiento. “Hemos podido hacerlo porque la gente de Yacuiba y de Santa Cruz nos ayudó, tenemos dos cajas de ahorro donde la gente puede colaborar. Recibimos también ayuda del extranjero, poquita, pero ayuda”.
“Argentina nos ofreció ayuda”
Don Fernando Vidal es un hombre que empezó en la radio desde muy joven y es una persona querida y respetada en Yacuiba, ya que también ha sido alcalde y dirigente cívico.
Sus denuncias sobre la corrupción, el narcotráfico y el contrabando son conocidas por todos. “Fernando siempre les ha dado espacio a la gente del campo para que se expresen, y eso les molesta a muchos porque no quieren que se sepa lo que hacen. Yacuiba es una zona roja donde está mezclado el narcotráfico, la corrupción y la política. Si estos changos (los detenidos) hablaran, se podría saber algo pero no van a hablar porque están bien cuidados, bien alimentados y bien pagados, en celdas separadas. Ellos no quieren hablar. La causa está detenida”, afirmó.
Largo tratamiento
“A nosotros se nos acabó el dinero, ya no podemos pagar nada, cada operación sale 5.000 dólares y los gastos de remedios van por aparte. Las autoridades del consulado argentino se ofrecieron a ayudarnos en el tratamiento, por eso lo hemos trasladado aquí”. Juana con su marido partieron a las dos de ayer desde Santa Cruz de Bolivia hasta Salvador Mazza, desde donde fueron trasladados en una ambulancia de mediana complejidad.
Idas y vueltas
Después de una espera de dos horas en un pasillo del hospital, Vidal estaba muy dolorido y agobiado. Hacía más de cinco horas que estaba sin suero y sin calmantes por lo que su situación era realmente delicada. “Vas a tener que llevarlo a Orán y traerlo el lunes”, le dijo en presencia de El Tribuno un agente de salud al chofer de la ambulancia, “Chino” Aguirre. Sin embargo, después de una media hora volvió a salir de la guardia la misma persona y le comunicó que el viejo Hospital Del Milagro lo recibiría hasta el lunes, a la espera de una cama en el sector de quemados del San Bernardo. En el momento de subirlo a la ambulancia, de mediana complejidad, muy chica, sin ventilación y con muy poco espacio para el acompañante, Vidal alcanzó a decirle a El Tribuno que se sentía muy dolorido y cansado, pero aún así sacó ánimo para decir esperanzado: “El lunes me van a recibir para curarme los brazos”.