En lo que muchos consideran un caso de criminalización de la pobreza, María Ovando, una misionera de 37 años y madre de doce hijos, comenzará a ser juzgada hoy por la muerte de su nena de tres años, bajo los cargos de “abandono de persona, seguido de muerte y agravado por el vínculo”.
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En lo que muchos consideran un caso de criminalización de la pobreza, María Ovando, una misionera de 37 años y madre de doce hijos, comenzará a ser juzgada hoy por la muerte de su nena de tres años, bajo los cargos de “abandono de persona, seguido de muerte y agravado por el vínculo”.
El caso tuvo una amplia repercusión por sus aristas sociales, por lo que varias organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos de la mujer anunciaron que marcharán hacia los tribunales de la ciudad de Eldorado en repudio al proceso judicial.
En el marco de esa polémica, el ministro de Derechos Humanos de Misiones, Edmundo Soria Vieta, dijo que “ser pobre no significa que no puedas o debas cuidar a tus hijos. Pero nadie parece preocuparse por los derechos de los chicos, que son superiores a los de los adultos o sus padres”, señaló.
Organizaciones de derechos humanos y dirigentes políticos en los últimos días lograron reunir 20.000 firmas con las que solicitaron la absolución de María Ovando, al reclamar que “se considere el contexto cultural de la mujer, las desigualdades sociales y de género”, y pidieron su liberación.
El fiscal de la causa, Federico Rodríguez, dijo que hay elementos que “comprometen seriamente” a la acusada, al remarcar que “es culpable de abandono de persona seguido de muerte, agravado por el vínculo”.
De acuerdo con el expediente, Ovando habría protagonizado una compleja historia en marzo de 2011.
La víctima se llamaba Carolina, tenía tres años y era una de los doce hijos de Ovando y su cuerpo fue hallado al costado de un camino, en la localidad de Puerto Mado, norte de Misiones. El caso comenzó a ser investigado por las autoridades a partir de una denuncia del cuñado de Ovando, quien había advertido un notorio deterioro en la salud de la nena, razón por la que sugirió su traslado a un centro asistencial y para lo cual proveyó de dinero a la madre. La mujer salió de su casa y regresó horas después sin la niña. Se habría justificado diciendo que la abuela la había llevado al Paraguay, lo que despertó sospechas. En esas circunstancias, la preocupación por la supuesta desaparición de la nena se tradujo en una exposición ante la Policía, cuyos efectivos iniciaron una búsqueda que se extendió por varios días hasta que el cadáver fue hallado enterrado en el camino que habría seguido la mujer de regreso del hospital.
Al ser indagada Ovando admitió que su hija falleció de regreso del centro asistencial, la envolvió el miedo y decidió sepultarla en el lugar, sin decir nada al resto de su familia.