En lugar de enojarse, Urtubey debería ocuparse de gobernar bien. Gestionar es para él construir un relato. Es decir, hablar de un incremento de la actividad industrial de Salta cuando lo que se incrementó es el número de empresas que se trasladan a parques industriales. Quizá uno de los equívocos más notables sea el de identificar una “solución habitacional”, es decir, un baño o unas cuantas chapas, con una “vivienda”. Gestión, para Urtubey, es marketing. Quizá el caso más asombroso sea el anuncio del tren urbano, en junio de 2009, que uniría Cerrillos con la Universidad Católica y revolucionaría el transporte salteño. Hasta ahora, el millonario Fondo de Reparación Histórica manejado por su hermano Rodolfo tiene más de relato - plazos fijos dudosos incluidos- que de realidad. Ese es el dogma populista: “Ahora quienes dirigen al pueblo son los que saben hablar”, sostiene el investigador Enrique Krauze. Urtubey dice que El Tribuno es opositor pero sabe que no es cierto. El diario tiene agenda propia y una mirada diferente de lo que significa “gestión”. No hace falta ser opositor para sostener la necesidad de infraestructura, inversión privada y desarrollo agroganadero. En un régimen democrático, las diferencias son signo de pluralismo. En uno populista - conservador, las diferencias de opinión son inadmisibles.
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En lugar de enojarse, Urtubey debería ocuparse de gobernar bien. Gestionar es para él construir un relato. Es decir, hablar de un incremento de la actividad industrial de Salta cuando lo que se incrementó es el número de empresas que se trasladan a parques industriales. Quizá uno de los equívocos más notables sea el de identificar una “solución habitacional”, es decir, un baño o unas cuantas chapas, con una “vivienda”. Gestión, para Urtubey, es marketing. Quizá el caso más asombroso sea el anuncio del tren urbano, en junio de 2009, que uniría Cerrillos con la Universidad Católica y revolucionaría el transporte salteño. Hasta ahora, el millonario Fondo de Reparación Histórica manejado por su hermano Rodolfo tiene más de relato - plazos fijos dudosos incluidos- que de realidad. Ese es el dogma populista: “Ahora quienes dirigen al pueblo son los que saben hablar”, sostiene el investigador Enrique Krauze. Urtubey dice que El Tribuno es opositor pero sabe que no es cierto. El diario tiene agenda propia y una mirada diferente de lo que significa “gestión”. No hace falta ser opositor para sostener la necesidad de infraestructura, inversión privada y desarrollo agroganadero. En un régimen democrático, las diferencias son signo de pluralismo. En uno populista - conservador, las diferencias de opinión son inadmisibles.