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Thomas Griesa, el juez que se cansó de la Argentina

Sabado, 24 de noviembre de 2012 22:20

Se llama Thomas Poole Griesa, tiene 82 años y un fuerte aspecto de abuelito cascarrabias. Pero pese a esa apariencia inocua, el jueves le complicó la vida de manera impensada al Gobierno nacional. Es que este “abuelito” es el juez federal del Distrito Sur de Nueva York, en los Estados Unidos, y tiene a su cargo los juicios que varios fondos buitre emprendieron contra la Argentina por los títulos de la deuda que cayeron en default en 2001 y que no ingresaron a los canjes realizados en 2005 y 2010 por el gobierno nacional. El jueves pasado, en un fallo que sorprendió porque se dio a conocer fuera del horario laboral en Estados Unidos y en víspera de los feriados por el Día de Acción de Gracias (una celebración típica norteamericana), condenó a la Argentina a pagarle a uno de esos fondos buitre un total de 1.330 millones de dólares antes del 15 de diciembre. La cifra incluye el capital y los intereses impagos desde que los bonos en poder de ese fondo entraron en cesación de pagos.

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Se llama Thomas Poole Griesa, tiene 82 años y un fuerte aspecto de abuelito cascarrabias. Pero pese a esa apariencia inocua, el jueves le complicó la vida de manera impensada al Gobierno nacional. Es que este “abuelito” es el juez federal del Distrito Sur de Nueva York, en los Estados Unidos, y tiene a su cargo los juicios que varios fondos buitre emprendieron contra la Argentina por los títulos de la deuda que cayeron en default en 2001 y que no ingresaron a los canjes realizados en 2005 y 2010 por el gobierno nacional. El jueves pasado, en un fallo que sorprendió porque se dio a conocer fuera del horario laboral en Estados Unidos y en víspera de los feriados por el Día de Acción de Gracias (una celebración típica norteamericana), condenó a la Argentina a pagarle a uno de esos fondos buitre un total de 1.330 millones de dólares antes del 15 de diciembre. La cifra incluye el capital y los intereses impagos desde que los bonos en poder de ese fondo entraron en cesación de pagos.

El fallo de Griesa sorprendió, más que por la decisión, por la dureza de sus términos. En el escrito, el magistrado no solo ordenó a la Argentina cumplir sus obligaciones algo previsible y obvio viniendo de un juez-, sino que además se refiere en duros términos al manejo que del tema hizo el Gobierno; advierte de los intentos a los que podría recurrir la Argentina por no cumplir y fija un esquema de sanciones en caso de que ello ocurra; y hasta amenaza a los intermediarios del mercado financiero norteamericano para que no ayuden a la Argentina a incumplir con su sentencia. Desgranando el fallo, Griesa es particularmente duro con las expresiones públicas de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y del ministro de Economía Hernán Lorenzino, que varias veces afirmaron públicamente que el país no les iba a pagar a los fondos buitre. “No se puede pasar por alto el desafío a no pagar” reflexiona el magistrado norteamericano, quien interpreta esas palabras como un desafío a la Justicia y, en particular, a su actuación.

Es aspecto mas grave para la Argentina del fallo de Griesa son las sanciones que previó ante un eventual incumplimiento argentino. En pocas palabras, lo que dice la sentencia es que si Argentina no le paga al fondo buitre, ningún otro bonista podrá cobrar sus acreencias. El mes próximo Argentina debe realizar pagos superiores a los 3.200 millones de dólares a los tenedores de los bonos Global 2017 y el cupón atado al PBI. Si hasta entonces no acordó una forma de pago con el fondo buitre beneficiado por Griesa, Argentina quedará al borde de lo que se conoce como “default técnico”, ya que la Justicia norteamericana incautará los fondos destinados a esos acreedores y se los entregará al fondo buitre, y los acreedores se quedarán sin cobrar. Esta situación fue la que provocó el derrumbe de todos los títulos y acciones del pasado jueves.

El Gobierno reaccionó indignado al fallo de Griesa y anunció que mañana mismo (en Estados Unidos es un día hábil), se presentará ante la cámara de apelaciones de Nueva York para cuestionar la sentencia y pedir su revisión. Sin embargo, el juez con aspecto de abuelito logró algo que sin duda buscó con su escrito: una mayor moderación del Gobierno nacional. En la conferencia de prensa, el ministro Hernán Lorenzino omitió, por primera vez, decir que la Argentina no le iba a pagar a los fondos buitres. Antes esa postura era inflexible, al punto que ya se había rechazado pagar una fianza de 20 millones de dólares a la justicia de Ghana para recuperar la fragata Libertad. No es mucha la información personal que se conoce de Griesa. Nació en la ciudad de Kansas en 1930; se graduó en Harvard en 1952 y en la escuela de Leyes de Stanford, en 1958. Esa formación en dos universidades de enorme prestigio le permitió acceder, en 1972, al cargo de juez. Fue designado por el entonces presidente Richard Nixon y confirmado por el senado norteamericano 13 días más tarde. En Estados Unidos, como en Argentina, los jueces duran en su cargo mientras dure su buena conducta, factor que le permitió seguir siendo magistrado por los últimos 40 años. En ese período se ganó el rótulo de hombre “duro” y poco flexible. De hecho, las decisiones anteriores del juez, que dilataron mucho tiempo la resolución de diferentes pedidos de los fondos buitre, eran recibidos con curiosidad, dada su benevolencia para con la Argentina. Pero al parecer, la soberbia de los funcionarios argentinos desgastó esa “bondad”. Ahora parece-, no quedan muchas más opciones que pagar.

 

 

 

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