Carece de alambrado, el suelo está mal perfilado y tiene en el centro un pozo repleto de escombros. Las características de un terreno de seis hectáreas que se encuentra en la zona sur de la ciudad, en la entrada del barrio Santa Ana I y que colinda con Los Alamos, lo vuelven un sitio propicio para arrojar basura. Y a su vez estos desperdicios crean un ambiente favorable para la proliferación de alimañas que transmiten enfermedades.
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Carece de alambrado, el suelo está mal perfilado y tiene en el centro un pozo repleto de escombros. Las características de un terreno de seis hectáreas que se encuentra en la zona sur de la ciudad, en la entrada del barrio Santa Ana I y que colinda con Los Alamos, lo vuelven un sitio propicio para arrojar basura. Y a su vez estos desperdicios crean un ambiente favorable para la proliferación de alimañas que transmiten enfermedades.
Los vecinos de Santa Ana I, intrigados por la falta de identificación visible del terreno, al que la presencia de un sereno les hizo presumir privado, comenzaron a observar quién entraba y salía del lugar. Así pudieron establecer como único dato de referencia las idas y venidas de camiones que dejan escombros y que pertenecen a la empresa Contenor.
“Hay un trabajador a la entrada que hace pasar los camiones. Estos descargan ahí todo tipo de basura y ya se ha convertido en un San Javier”, se lamenta Diego Torres, residente del lugar. Agrega que quienes viven a cien metros de los límites de ese predio deben mantener cerradas todas las aberturas para que no entren las moscas y mosquitos que allí se crían, población que recrudece durante la estación de lluvias.
Por eso un grupo de vecinos hará una presentación conjunta ante la Municipalidad para que conmine a los propietarios a limpiar el terreno y mantenerlo en buenas condiciones.
Al ver al equipo de El Tribuno sacando fotos por el lugar, se acercó a conversar un sereno que hace veinte años vive en el predio con su familia.
“Ese es el pocito que queda y lo estamos haciendo rellenar”, simplificó. Luego relató que “hace veinte años que estamos rellenando el pozo porque habían sacado material de aquí para el aeropuerto. Primero era de Caminos, luego Caminos se lo vendió a Gas Service y este hace tres años a Moncho, que lo hizo limpiar”, explicó el sereno.
Consultado acerca de por qué el suelo está mal perfilado explicó que, según los maquinistas que estaban trabajando en esa labor, “la orden era dejarlo así no más para que la gente no vea algo limpio y lo ocupe” ilegalmente. Además aseguró que los trabajos de relleno culminarán la semana que viene y luego está proyectado alambrar el predio para dejarlo unos dos o tres años hasta que se asiente bien y quede en condiciones de ser urbanizado.
Los cuidadores del predio y algunos vecinos coincidieron en apuntar contra mucha gente que aprovecha la protección de la noche para, en horas de la madrugada, arrojar cajas, desperdicios e incluso animales muertos en el lugar o que directamente tienen el hábito de dejar allí la basura que generan en sus casas. “Es cuestión de crear conciencia y que haya controles de los organismos responsables”, reflexionaron.