El último lunes los más de 150 chicos que almuerzan habitualmente en el comedor comunitario del barrio Juan Calchaqui se encontraron con las puertas cerradas. Mercedes Cornejo, Cecilia Peralta, Elizabeth Cabana, Micaela Soriano y Noelia Tapia se movieron rápidamente para conseguir donaciones y preparar sopa, plato principal y postre en la casa de Elizabeth.
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El último lunes los más de 150 chicos que almuerzan habitualmente en el comedor comunitario del barrio Juan Calchaqui se encontraron con las puertas cerradas. Mercedes Cornejo, Cecilia Peralta, Elizabeth Cabana, Micaela Soriano y Noelia Tapia se movieron rápidamente para conseguir donaciones y preparar sopa, plato principal y postre en la casa de Elizabeth.
Estas señoras aseguran que hace tres meses se empezaron a detectar irregularidades en el uso y rendición del dinero que le había asignado al comedor la Cooperadora Asistencial. “La primera encargada, Silvana Guerra, hizo un mal manejo de los fondos. Debe al verdulero, al carnicero... La segunda encargada le puso una denuncia por falsificación de firma porque hace tres meses que ella no firmaba stock ni boletas, pero Silvana igual las presentó.
Esta señora dice que ya no tiene más plata, pero con lo que le dio la Cooperadora, le quedaría para cocinar esta semana y la próxima”, denunció Mercedes Cornejo. Después se dirigió a la Cooperadora Asistencial para investigar qué ocurría. “El menú que ella presentaba no tenía nada que ver con el que dio. Jamás dio pata muslo con papas doradas o asado -como decía-, sino guiso o estofado de hígado. Puchero no les daba; solo sopa aguachenta. Con $7.500 alcanza para cuatro semanas y cocinando bien”, expresó Mercedes.
El coordinador de Programas Sociales de la Cooperadora Asistencial, Alvaro Anaquín, contó a El Tribuno que el comedor de Juan Calchaqui está abierto desde 1994 y que ya había pasado por un proceso de normalización hace dos años. La Cooperadora Asistencial destina $2,40 por día y por chico a cada comedor, lo que hace un total de 6.500 a 7.500 pesos por mes, presupuesto que varía según la cantidad de niños.
Elegirán nuevas encargadas
Anaquín afirmó que los fondos son manejados por las tres encargadas nombradas en asamblea por comisiones que para tal fin se forman cada año en los barrios y “lo único que hace la Cooperadora es actuar como un tercero para verificar que todos los actos se realicen con normalidad”. En el caso del comedor de Juan Calchaqui, Anaquín dijo que las rendiciones de cuentas están bien efectuadas y que el próximo 10 de este mes se llamará a asamblea para elegir nuevas encargadas.
Agregó que hace dos años, cuando se realizó la reapertura del comedor, la Cooperadora donó chapas y tablones. Además, se revisaron las instalaciones de gas y se acondicionaron los baños, las ventanas y las paredes.
Por su parte, Mercedes Cornejo se lamentó por el estado en que se encuentran los implementos de cocina. “El freezer no sirve más y no tiene arreglo, el horno pizzero está hecho pedazos”, enumeró.