Para tomar conciencia y atreverse a ayudar. Hoy, desde las 19, en plaza 9 de Julio se vivirá una fiesta. ¿Los invitados? Todos. El objetivo de la movida convocada por Fundación Revivir es el de difundir las tareas que allí se realizan en pos de ayudar a personas adictas. La idea, también, es crear conciencia sobre la importancia de involucrarse cuando se es testigo de que una persona necesita contención.
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Para tomar conciencia y atreverse a ayudar. Hoy, desde las 19, en plaza 9 de Julio se vivirá una fiesta. ¿Los invitados? Todos. El objetivo de la movida convocada por Fundación Revivir es el de difundir las tareas que allí se realizan en pos de ayudar a personas adictas. La idea, también, es crear conciencia sobre la importancia de involucrarse cuando se es testigo de que una persona necesita contención.
“Esperamos que todos se sumen y vayan a la plaza esta noche. Es muy importante porque apunta a solidarizarnos con todas las personas que tienen este problema”, invitó la presidenta de Fundación Revivir, Clara Farfán.
El invitado de honor para esta noche es el Mago Raley. Antes del espectáculo que ofrecerá el 22 de diciembre en la Casa de la Cultura, participará de esta jornada. Y, para eso, realizará una asombrosa hazaña: se quitará un chaleco de fuerza en representación de los miedos, los prejuicios y las trabas a los que deben enfrentarse aquellos que luchan por salir de las drogas y recrear así el lema “No a las drogas, sí a la vida”. El mensaje, también, tiene que ver con dos cosas fundamentales: liberarse y pedir ayuda.
Muchas familias llegan diariamente a la Fundación, desesperadas. “Por eso es tan importante difundir nuestro trabajo. Para que más gente sepa que cuenta con este espacio en Pellegrini 56, donde las puertas están abiertas de lunes a lunes y de manera gratuita”, resaltó Farfán.
La recuperación en primera persona
“Me gustaría decirles a los chicos de la calle que no tengan miedo. Yo tuve miedo antes de entrar acá. Con los días se me fue porque si uno lo piensa bien, son miedos tontos. Lo fundamental es tener fuerza de voluntad y muchas ganas de salir adelante”, dijo José, uno de los jóvenes que está en recuperación hace más de dos meses. “Siento que me ha cambiado el carácter, la forma de ser. Me volví más compañero y solidario. Antes me levantaba para drogarme y no vivía la vida. Ahora, que estoy acá, me levanto para vivir y pensar en un futuro”.
Matías es colaborador de la Fundación y dice que su misión es animar a los jóvenes que están en la calle a dar ese "sí' que les puede cambiar la vida. “Es tratar de ayudarlos a tomar las herramientas para, como dijo el Mago Raley, escapar de los miedos”, expresó.
Actualmente, alrededor de 25 o 30 chicos asisten en al hospital de día y cerca de 200 chicos son pacientes ambulatorios.
Ese es un espacio de enormes desafíos. Porque el trabajo también tiene alcance sobre la familia y el contexto más cercano de la persona adicta. El entorno de la persona es determinante y muchas veces los familiares y amigos más próximos no saben cómo actuar. Por eso todos los jueves se realizan talleres con los padres, para pensar en nuevas estrategias y formas de acción. “Realmente de esto no se puede salir solos”, destaca Clara Farfán contundente.