Cientos de chicos de Santa Victoria Oeste y de Los Toldos recibieron donaciones recolectadas en Buenos Aires por dos corazones solidarios: Anita y Mirna Cesario. Son madre e hija. Su vocación de servicio hace milagros cada año, desde aquella ocasión en la que visitaron por primera vez una escuela albergue de Salta. Y nunca dejaron de volver.
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Cientos de chicos de Santa Victoria Oeste y de Los Toldos recibieron donaciones recolectadas en Buenos Aires por dos corazones solidarios: Anita y Mirna Cesario. Son madre e hija. Su vocación de servicio hace milagros cada año, desde aquella ocasión en la que visitaron por primera vez una escuela albergue de Salta. Y nunca dejaron de volver.
En su último viaje recorrieron 8 escuelas, incluidas 5 de Cusi Cusi y Santa Catalina, Jujuy. Dos camiones trasladaron desde Buenos Aires las donaciones recolectadas en el año.
La mirada de los alumnos de las escuelas Santa María de Luján, Frontera Argentina y El Ceibal se transformaron al ver los cientos de juguetes, calzado, ropa y útiles. Además, sus escuelas fueron equipadas con cocinas, escritorios, computadoras, TV, videograbadoras, grupo electrógeno, calesita y hamacas nuevas.
TV por primera vez
La colocación de paneles solares en Santa María de Luján hizo posible el asombro, ya que cientos de chicos pudieron ver TV por primera vez.
Los papás ya están construyendo baños con los materiales que llevaron para erradicar las letrinas en esta escuela y en Frontera Argentina.
Para que los alumnos aprendan a tejer y sus mamás puedan coser ropa para los chicos, entregaron máquinas de coser y tejer, lana y telas. “Además, conseguimos cuatro padrinos para que alumnos de la escuela Santa María que quieren seguir el secundario puedan hacerlo”, dijo Ana.
En medio de la nada
La instalación de equipos de radio conectados con Salud Pública de la Provincia trajo un gran alivio para papás y docentes. “A los puestos de salud de la zona les falta de todo. Cientos de personas están abandonadas a su suerte”, dijo Mirna, que entregó medicamentos, sillas de ruedas, andadores, bastones y aparatos varios. Una ayuda que tiene un valor inmenso para esas comunidades.
La travesía comenzó en Iruya
Estas mujeres iniciaron su labor solidaria en Salta. “Comenzamos a venir luego de leer una nota en El Tribuno sobre una escuela de frontera y decidimos ayudar. Nuestro primer viaje fue a Iruya”, contó Mirna.
También destacó la emoción que siente en cada travesía. “Me sigue sorprendiendo la educación de los chicos y las lágrimas de maestras y madres, que no pueden creer que les llevamos lo prometido el año anterior”.
Ana y Mirna ya ayudaron a 72 escuelas albergue y a más de 9.780 niños de Jujuy, Salta, Formosa y Misiones. En cada visita los docentes les encomiendan lo que más necesitan los chicos. Ana lo agenda para poder ayudar en su próximo viaje.
Necesitaron dos camiones para trasladar desde Buenos Aires todas las donaciones que recolectaron en el año. El escuadrón 21 de Gendarmería Nacional de La Quiaca ayudó a descargar toda la mercadería.
“Estamos muy agradecidas con ellos. Su ayuda es muy valiosa, ya que hacemos todo a pulmón”, dijo Mirna.
Desde hace 18 años cuentan con la ayuda de la ONG ADRA (Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales”, en el marco del programa “Sumando solidaridad para las nuevas generaciones.
En un amplio galpón de Florida, un grupo de amigos las ayuda a recolectar y clasificar las donaciones. Enteradas de su labor, varias empresas realizan sus aportes. Para colaborar comunicarse al 011 4710 1723 o al e-mail [email protected]