Envuelto en llamas terminó Juventud anoche en el Martearena. Perdió en la cancha por 2 a 0 ante San Martín de Tucumán, cedió una ubicación en la tabla y en la lucha por clasificar -aunque todavía sigue adentro-, sus hinchas protestaron, su técnico volvió a quedar cuestionado y todo se cerró con un violento enfrentamiento entre los hinchas y la policía.
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Envuelto en llamas terminó Juventud anoche en el Martearena. Perdió en la cancha por 2 a 0 ante San Martín de Tucumán, cedió una ubicación en la tabla y en la lucha por clasificar -aunque todavía sigue adentro-, sus hinchas protestaron, su técnico volvió a quedar cuestionado y todo se cerró con un violento enfrentamiento entre los hinchas y la policía.
En lo que respecta a lo estrictamente futbolístico, desde el amanecer del encuentro Juventud fue el que tomó la iniciativa, el que trató en todo momento de manejar el balón y las principales acciones de peligro. Sin embargo, se encontró de movida con un San Martín que se le plantó bien en cancha, que ajustó de manera prolija y solvente dos líneas de cuatro e intentó cerrarle todos los circuitos. Para colmo, un grupo de inadaptados hinchas antonianos hicieron suspender el partido por unos minutos, en supuesto reclamo por las entradas de favor que no recibieron por parte de los dirigentes. El santo se fue luego al descanso sin poder aprovechar tres situaciones clarísimas.
El complemento mostró una tendencia totalmente diferente, porque San Martín cambió su cara y complicó en serio al equipo de Cuadrado. Los tucumanos tomaron el protagonismo y un par de contraataques letales le bastaron para desesperar aún más al ansioso y errático equipo salteño. Así logró la apertura del marcador, a través de Barreña, en contra. Luego Juventud tuvo la chance de igualarlo con un penal, expulsión mediante del arquero Hoyos; pero Víctor Beraldi, el exvolante albo, se convirtió en arquero improvisado y atajó el penal de Giménez. Y después Diego Núñez estiró la cuenta a dos.