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El hallazgo de Lucas desató la furia en Once

Sabado, 25 de febrero de 2012 09:41

La bronca le ganó ayer al dolor en la estación de Once. En horas de la tarde se supo que el cuerpo de Lucas Menghini Rey -desaparecido hacía 57 horas- estaba atrapado en el fuelle, el pasillo, que unía el tercer y cuarto vagón de la formación que chocó contra el andén de la estación. Mientras su familia realizaba una cadena de oración en el interior de la estación ubicada frente a la plaza Miserere, un grupo de manifestantes le dio rienda suelta a la violencia y desató un incendio en el hall. La manifestación terminó provocando incidentes con la Policía.

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La bronca le ganó ayer al dolor en la estación de Once. En horas de la tarde se supo que el cuerpo de Lucas Menghini Rey -desaparecido hacía 57 horas- estaba atrapado en el fuelle, el pasillo, que unía el tercer y cuarto vagón de la formación que chocó contra el andén de la estación. Mientras su familia realizaba una cadena de oración en el interior de la estación ubicada frente a la plaza Miserere, un grupo de manifestantes le dio rienda suelta a la violencia y desató un incendio en el hall. La manifestación terminó provocando incidentes con la Policía.

Anoche, las fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes tanto dentro de la estación como en las calles aledañas, en un operativo que incluyó gases lacrimógenos y que dejó una cifra indeterminada de heridos entre los policías y los manifestantes.

Durante las últimas 57 horas, María Luján, mamá de Lucas, se resistió a pensar que su hijo había tenido este trágico final. Incluso por la tarde siguió recorriendo los hospitales. Luego, la dura realidad terminaría con las últimas esperanzas.

Durante la mañana y ante la falta de pistas y datos ciertos del paradero de Lucas, su padre revisó junto a efectivos de la Federal los videos de la estación en la que había subido el joven. Allí se veía que Lucas había entrado al cuarto vagón. Sin más pistas, efectivos de la Policía Federal regresaron ayer por la tarde a la estación de Once. Pasajeros, familiares y amigos del joven los vieron pasar, cargados con todos los instrumentos necesarios para volver a abrirse paso por entre los hierros retorcidos. Desde el miércoles, y sin posibilidad de ser vistos, los restos de Lucas estaban ahí. Fueron los perros adiestrados los que los encontraron.

Al silencio que provocó el dolor le siguieron la bronca y el reclamo. “­Qué se vayan todos!”, gritaban. “­Asesinos!”, se escuchó decir al unísono a los pasajeros.

El calor que produce la bronca y la impotencia fue subiendo con el paso de las horas. Anoche todo terminó con el incendio del hall de la estación.

El fatal accidente de tren ocurrido el miércoles pasado en la estación de Once dejó, por ahora, un saldo de 51 muertos y 703 heridos.

Las otras dos personas, que sumadas a Lucas estaban desaparecidas, fueron localizadas también ayer.

Javier Almaraz, de 41 años, se retiró por sus propios medios de la estación, sin heridas. Sin teléfono, no pudo dar cuenta de su paradero hasta ayer. Fernando Sánchez, de 32 años, pidió asistencia en una clínica privada, donde se encontraba internado.

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